Cómo es la mansión “maldita” por Tutankamón, donde famosos murieron extrañamente
Las personas que habitaron la casona tuvieron accidentes extraños; está ubicada en Villa Altachiara, Italia
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El antiguo Egipto trajo consigo mitos y leyendas que aún siguen siendo estudiados por diferentes historiadores, que se encuentran a la espera de respuestas. Momias, tumbas, faraones y maldiciones, son algunas de ellas, tal como es el caso de Tutankamón, un faraón del Antiguo Egipto y el último monarca de su familia real en el final de la dinastía del siglo XVIII a. C.
Tutanjacón, como fue conocido en vida, gobernó entre 1325 y 1334 a. C, pero se convirtió en un arcano para la historia egipcia. Según ABC Ciencia, el 26 de noviembre de 1922 el arqueólogo Howard Carter realizó una expedición sobre la tumba de Tutankamón, la cual fue financiada por el aristócrata Lord Carnarvon.
Junto a la momia, Carter encontró más de cinco mil objetos valiosos con los que fue enterrado Tutankamón, incluyendo un asombroso ataúd de oro, una máscara mortuoria dorada, joyas, vino, comida, entre otros. No obstante, varios de los descubridores de la tumba del faraón egipcio comenzaron a morir de maneras extrañas, por lo que muchos aseguraban que se trataba de la maldición de Tutankamón, así como cuenta su historia.
”Toda persona que se acerque a la tumba de un faraón egipcio estará condenada a morir en breve”, explicó Raúl Rivas en su libro La maldición de Tutankamón y otras historias de la microbiología. El caso que más llamó la atención fue el de Carnarvon, quien murió por una infección causada por una picadura de mosquito en su mejilla. A partir de entonces, la creencia de la maldición de Tutankamón tomó mucha más fuerza hasta el día de hoy.
La maldición de Tutankamón en Villa Altachiara
Villa Altachiara es una mansión ubicada en el continente europeo que llama la atención de muchos famosos por su variedad de lujos, pero también por ser el lugar en el que yace la leyenda sobre la maldición de Tutankamón. Esta enorme residencia fue construida en 1874 por el cuarto conde de Carnarvon, Henry Herbert, como regalo a su hijo, George Edward Herbert, quien no pasaba por un estado de salud estable y necesitaba vivir en un clima favorable para su condición.
George Edward Herbert era un joven apasionado por la arqueología egipcia y uno de sus grandes pasatiempos consistía en financiar diferentes expediciones de tumbas del antiguo Egipto. No obstante, decidió dejar a un lado la parte lucrativa para vivir la experiencia de estar en el lugar donde se encontraban tantos misterios como lo son los sarcófagos, recipiente, tallado en piedra para contener un cadáver.
En 1922 hizo parte de la expedición de la tumba de Tutankamón, la cual, como ya se sabe, fue dirigida por Howard Carter en el Valle de los Reyes. En el sarcófago que George Edward Herbert y Howard Carter encontraron había un contundente mensaje: “Si el Faraón ha sido despertado de su sueño eterno, la maldición caerá sobre aquellos que hayan violado su descanso”.
Pero aun así ambos sujetos decidieron omitir el mensaje para seguir con la exploración. Tal como se dijo al inicio, meses después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, Lord Carnarvon falleció y al poco tiempo su sobrino murió tras una extraña caída por las escaleras de la mansión Villa Altachiara.
Ante las extrañas circunstancias por las que comenzaron a morir los demás miembros de dicha expedición, los condes decidieron vender la mansión, la cual fue adquirida por el multimillonario Corrado Agusta, esposo de la condesa Francesca Vacca Augusta.
Otra muerte inexplicable en la mansión Villa Altachiara
En 2001, la condesa de 59 años de edad, Francesca Vacca Agusta, desapareció misteriosamente después de decirles a sus acompañantes que iría a nadar un rato en el mar mediterráneo, pero no regresó.
Pasaron horas y no se supo más de ella, así que las personas que en ese momento acompañaban a la italiana decidieron llamar a las autoridades para reportar el caso. Fueron horas de intensa búsqueda en las que lograron hallar, como primera medida, el par de chanclas de la mujer en una rama rota con una mancha de sangre.
Sin embargo, su cuerpo seguía sin aparecer. A los tres días de su desaparición, los buzos encontraron las gafas de sol y la bata de baño que tenía puesta ese día la condesa, objetos que fueron hallados a 18 metros de profundidad; sin embargo, lo que llamó la atención de las autoridades fue que la bata tenía una rasgadura en la parte de la espalda.
Pasaron tres semanas y un cuerpo fue encontrado flotando por los alrededores de Cap Benat, un pueblo en el sur de Francia, a 400 kilómetros de Villa Altachiara. No obstante, en ese momento era incierto si se trataba de Francesca Vacca Agusta. Dado que el cuerpo se encontraba en un notable deterioro, era difícil reconocer a simple vista que se trataba de la condesa.
En una de sus manos había dos costosos anillos, los cuales fueron reconocidos por su hermano Domenico Griffagni Vacca, quien aseguró que sí se trataba de ella. Pero, aun así, las pruebas no eran suficientes, así que realizaron un análisis profundo de su cuerpo y sus placas dentales arrojaron que efectivamente se trataba de la condesa.
Después de ello, comenzaron a darse todo tipo de especulaciones, incluso las autoridades indicaron que se había tratado de un suicidio. No obstante, estaban aquellos que aseguraban que su misteriosa muerte se trataba de la maldición de Tutankamón, debido a los antiguos sucesos que ya se habían vivido en dicha mansión.
¿A quién le pertenece actualmente la mansión Villa Altachiara?
La mansión, al parecer, fue adquirida por el oligarca ruso Eduard Yurevich Khudainatov, un empresario del sector energético y cercano al presidente Vladimir Putin, pero jamás llegó a habitar en ella. Villa Altachiara se encontraba en la lista de sanciones de la Unión Europea, por lo que fue confiscada por el cuerpo oficial de las Fuerzas Armadas de Italia.
Ante esto, el alcalde de Portofino, Matteo Viacava, se pronunció a través de un comunicado de prensa: “Villa Altachiara ciertamente no trae buena suerte, algo les sucede a todos los que se apoderan de ella. Estoy empezando a pensar que la maldición de Tutankamón realmente existe”. Actualmente nadie habita allí, es un lugar que se encuentra en manos de La Guardia di Finanza y que, además, es catalogada como el lugar en el que permanece viva la maldición del faraón Tutankamón.
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