Los revestimientos actuales sorprenden tanto por su simpleza de aplicación como por sus prestaciones; conocé sus diferencias, ventajas y desventajas
Además de proteger la casa de los distintos agentes atmosféricos, los revestimientos exteriores también cumplen la función de decorar y, en ese sentido, afortunadamente existe una enorme variedad de diseños y texturas. Hace algún tiempo, esta cuestión se resolvía con técnicas multicapas muy artesanales y laboriosas, mientras que hoy las alternativas sorprenden tanto por su simpleza de aplicación como por sus excelentes prestaciones.
Los sistemas, en líneas generales, pueden dividirse en dos grupos: por un lado está el monocapa, formado por un mezcla de cemento y/o cal que se aplica directamente sobre la superficie. Este sistema reemplaza al tradicional (revoque más pintura) y conforma una solución duradera y de bajo mantenimiento.
Por otro, el sistema bicapa, compuesto por una capa de base (mezcla de cemento y/o cal) y otra de acabado, que puede ser de tipo mineral o acrílico, como podrían ser, entre otros, los revestimientos cementicios decorativos.
Terminación exterior
* Diferenciar distintos sectores en el exterior puede llegar a ser un reto, pero por fortuna existe para ello un buen número de posibilidades en cuanto a materiales, formatos y colores, desde lo más tradicional hasta lo más vanguardista. En algunos casos, el cerco se convierte en un elemento del paisaje, y en otros una división de piedra puede crear interesantes contrastes con el resto de la edificación. También hay opciones de zócalo bajos e incluso cercos de vidrio templado, que permiten visuales completas desde el interior de la casa.
* Los muebles de obra sacan partido a los metros disponibles y contribuyen al mismo tiempo a disimular pilares. Además, son fáciles de instalar, admiten todo tipo de acabados y, al proyectarse para un espacio determinado, cuentan con la seguridad de adaptarse a la perfección a las necesidades.
Ideas
* En el caso de que una fachada cuente con ventanas de distintas proporciones, pintar sus marcos de blanco no es la mejor alternativa, ya que eso sólo contribuiría a realzar las diferencias entre ellas. La idea, más bien, es buscar el efecto contrario, ya que en el caso de las aberturas lo ideal es siempre unificar. Dado que desde lejos los cristales se ven de color negro o gris, una opción factible es apostar por alguno de esos dos tonos de modo que, por lo menos parcialmente, las diferencias se difuminen.
* Las posibilidades de mejorar la entrada de una casa resultan de lo más variadas: se puede pensar desde un camino de cemento alisado con incrustaciones hasta un solado de pórfido o, sencillamente, un pequeño jardín, dependiendo por supuesto del espacio con el que contemos y del estilo de la casa. Por otro lado, tampoco estará de más buscar cierta coherencia arquitectónica con las viviendas circundantes.
LA NACION