No solo es capaz de protagonizar el postre, la frutilla también puede levantar ensaladas, encarnar chutneys, iluminar entradas, snackeos, licuados. Nos aporta vitamina C, manganeso, ácido fólico, potasio y varias vitaminas del grupo B. Es una buena fuente de hidratación y fibra. En esta nota, te contamos cómo cultivarlas en casa y aprovechar la cosecha personal para preparar exquisitas recetas.
¿Cómo la elegimos para comer o cocinar?
La frutilla tiene que estar brillante y sin machucar. Las hojitas verdes del cabito aún frescas, que no estén achicharradas o amarillentas. Y lo más importante: cuanto más colorada sea la superficie completa de la frutilla, más dulce será. Las partes blancas o amarillas indican ausencia de sabor y mayor acidez.
Para conservarlas hay que ser atento y saber qué reglas obedecer: es una fruta delicada y de maduración veloz. Nunca las lavamos para conservarlas, ni les sacamos el cabito, acciones que garantizan un deterioro instantáneo. Tenemos que mantenerlas secas y sin contacto con la humedad. Lo ideal es un bowl amplio forrado con papel absorbente en la base, y sin cubrir con nada. Solo lavaremos las frutillas cuando estemos por consumirlas o prepararlas (por ejemplo, la típica maceración de azúcar y jugo de naranja).
Tentadoras siempre y ricas de mil formas, las frutillas son un cultivo doméstico que sorprende por su sencillez y generosidad.
¿Pueden congelarse? Claro: bien lavadas, secas y sin cabito, duran hasta 6 meses congeladas. Aunque ya no tendrán la misma textura que frescas: después del freezer sirven para helados, licuados, jugos y cocciones como budines o muffins.
Cultivo de frutillas
Aunque la identificamos como una fruta de verano, la fresa o frutilla es más versátil de lo que pensamos. Se puede plantar en primavera, verano y otoño. Cultivar frutillas en casa es bastante sencillo y rendidor, sea en maceta o en tierra, con solo tener en cuenta algunos cuidados.
Las frutillas crecen bien en un sustrato de textura arenosa. El pH de la tierra deberá variar entre 5,8 y 7,2. Para obtener una fruta más sana y una mayor producción es importante una buena cama de plantación: alta, mullida pero firme, aireada, de buen drenaje, que permita el desarrollo adecuado del sistema radicular y la distribución uniforme del riego y los fertilizantes.
Una vez que tenemos el plantín, se debe colocar en la tierra hasta la altura de la corona; plantar haciendo un hueco de 20 centímetros en una maceta rellena de tierra fértil o en la huerta. Es importante evitar que las raíces queden torcidas.
Una curiosidad: lo que vemos como las "semillitas" en su superficie son en realidad, técnicamente, los frutos, mientras que la superficie colorada surge al engrosarse el receptáculo floral, una parte del tallo.
A continuación, debemos apretar la tierra circundante al plantín, formando un pequeño montículo; "aporcar" de esta manera ayuda a proteger la planta. Lo ideal es repetir la acción cada 15 días, agregando un poco de materia orgánica fresca para aumentar el rendimiento en frutos. Podemos colocar varias plantas juntas, respetando una distancia de 10 cm entre ellas, y disponiéndolas a 5 cm de los bordes del contenedor. El objetivo es que, cuando aparezcan las frutillas, caigan en lo posible hacia afuera, colgando o apoyadas en el recipiente, sin reposar nunca en la tierra para evitar el exceso de humedad y las plagas.
Como los frutos crecen rápidamente pero son bastante frágiles, es bueno proteger las frutillas de alguna manera para que no queden al descuido. La planta se beneficia mucho de una capa de paja o mulch que aporta múltiples ventajas: el control de malezas, la conservación de la humedad del suelo, el mantener la fruta limpia ya que no apoya en la tierra (aun si nos distraemos), mejorar la temperatura del suelo y evitar la lixiviación de nutrientes.
Es posible obtener hasta dos tazas de frutillas por cada planta si las cuidamos y tenemos buen clima.
Los riegos deben ser cortos y frecuentes. En maceta, diarios; en tierra, pueden espaciarse más a día por medio o cada tres días, controlando la humedad de la tierra. Otro cuidado para después de la plantación es el control periódico de hormigas, ya que en poco tiempo pueden dañar muchas plantas.
Las frutillas requieren de 6 a 8 horas diarias de sol directo, aunque en caso de una exposición muy fuerte en la temporada de máximo calor puede ser buena idea sumar una media sombra.
Recetas
Ensalada fresca de verano
Ingredientes:
- ½ taza de frutillas lavadas y sin cabito
- 1 taza de rúcula
- 1 burrata (o, en su defecto, bocconcino o mozzarella)
- 4 o 5 nueces o avellanas apenas tostadas
- Para la vinagreta:
- Sal, pimienta, aceite de oliva y aceto balsámico
- Jugo de naranja, c/n
Procedimiento:
- Cortar las frutillas si son muy grandes, o conservarlas enteras si son pequeñas.
- Colocar primero el colchón de rúcula, luego las frutillas y por último la burrata entera o los bocconcinos.
- Mezclar la vinagreta (un método práctico y efectivo es poner los ingredientes en un frasco, taparlo bien y agitar); echar a último momento sobre la ensalada. Completar con las nueces o avellanas y servir.
Helado borracho de frutillas
Ingredientes:
- 1 taza de frutillas lavadas y sin cabito.
- Pueden usarse frutillas previamente congeladas.
- 1 "dedo" de Campari
- 2 cucharadas de jugo de limón
- Una pizca de sal
- Para una versión más ligera: media taza de yogur natural y un tercio de taza de azúcar mascabo (o la que prefieran), más 1 cucharada de aceite de coco.
- Para una versión exprés y más dulcera: media taza de leche condensada.
Procedimiento:
- Procesar, licuar o mixear todos los ingredientes. Llevar al freezer hasta que congele. Servir solo o con algunas hojas de menta.
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