Solo en el 2018, este insecto fue responsable de alrededor de 725.000 muertes en todo el mundo
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Los virus que causan el dengue y el zika -dos enfermedades tropicales y subtropicales con graves consecuencias para la salud- se transmiten a través de los mosquitos.
Y, según reveló un nuevo estudio publicado en la revista Cell, ambos virus tienen la capacidad de modificar el olor corporal de su huésped (humanos o ratones) para volverlo más atractivo para los mosquitos.
Atraídos por el olor, los mosquitos sanos pican al huésped enfermo, se infectan con el virus, y luego lo transmiten a otros huéspedes sanos. Se estima que el dengue infecta anualmente a cerca de 400 millones de personas en las regiones tropicales y subtropicales del planeta (entre las que se incluyen América del Sur y Central, África, el Caribe y partes de Asia) y provoca alrededor de 40.000 muertes.
Aunque el zika -que infecta a cientos de personas al año- produce síntomas leves o puede ser asintomático en adultos, puede dar lugar a nacimientos con malformaciones en madres infectadas.
Más moléculas olorosas
Científicos de varios laboratorios chinos, incluido el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Universidad Tsinghua, en Pekín, encontraron moléculas malolientes en la piel de ratones con dengue o zika que los hacían mucho más susceptibles a las picaduras de mosquitos.
La molécula más atractiva de todas, la acetofenona, que aumenta en las personas y ratones con dengue o zika, fue luego aplicada en las manos de voluntarios y se observó cómo los mosquitos se sentían más atraídos hacia ellos. La bacteria que produce la acetofenona crece normalmente en la piel, pero su cantidad se mantiene a raya por el efecto de una proteína antimicrobiana que segregan las células de la piel.
El estudio reveló que el gen responsable de producir esta proteína es menos activo en ratones con zika o dengue, y por ello la piel de los ratones infectados contenía una cantidad mucho mayor de acetofenonas, que le conferían un olor más poderoso para atraer a los mosquitos.
Los investigadores se están centrando ahora en métodos para suprimir la producción de acetofenona, y reducir así la propagación de la enfermedad. Actualmente, la mejor manera de evitar las picaduras es cubrirse el cuerpo con ropa, usar mosquiteros y repelente de insectos.
Microbios que cambian el olor
No es el único caso en que un microorganismo manipula la fisiología de los mosquitos y de los huéspedes humanos para favorecer su transmisión. Por ejemplo, las personas infectadas por el parásito que causa la malaria, Plasmodium falciparum, resultan más atractivas que los individuos sanos para los mosquitos Anopheles gambiae, vector de la enfermedad.
La razón sigue siendo desconocida, pero puede estar relacionada con que Plasmodium falciparum produce un precursor isoprenoide, llamado (E)-4-hidroxi-3-metil-but2-enil pirofosfato (HMBPP), que afecta a los comportamientos de búsqueda y alimentación de sangre del mosquito, así como a la susceptibilidad a la infección.
En concreto, HMBPP activa los glóbulos rojos humanos para aumentar la liberación de CO₂, aldehídos y monoterpenos, que juntos atraen con más fuerza al mosquito y le invitan a “chuparnos la sangre”. Es más, añadiendo HMBPP a muestras de sangre, aumenta significativamente la atracción que despierta en otras especies de mosquitos, como Anopheles coluzzii, Anopheles arabiensis, Aedes aegypti y especies del complejo Culex pipiens/Culex torrentium.
Comprender cuáles son los factores que intervienen en la preferencia manifestada por los mosquitos para picar a unas u otras personas, ayudará a determinar y a disminuir el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas transmitidas por vectores.
BBC Mundo