“Comerse” momias: la tradición de los reyes europeos que cayó en el olvido
Esta tendencia comenzó en la Edad Media, durante el siglo XII; creían que los cuerpos “machacados” tenían poderes curativos
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Aunque parezca una historia sacada de una película de terror, hubo una época en la que los europeos amaban comer cadáveres de ciudadanos del Antiguo Egipto. Al principio, creían que esta práctica los ayudaba a curar enfermedades, pero después se convirtió en un hábito que fue casi imposible de dejar.
Según relató el profesor Marcus Harmes, de la Universidad de Southern Queensland, en un artículo en la revista The Conversation, esta tendencia comenzó en la Edad Media, a mediados del siglo XII; y se mantuvo durante 500 años. Los boticarios de ese entonces llegaban a las orillas del Río Nilo para buscar las momias egipcias que flotaban en el agua. Después, las molían, las enfrascaban y los ciudadanos las consumían, ya que pensaban que tenían increíbles propiedades medicinales.
Las personas compraban el polvo de cadáveres egipcios en el mercado como si fuese un jarabe para la tos. De hecho, se convirtió en una de las medicinas más vendidas de la época, sin importar la clase social: ricos y pobres tenían la fiel creencia de que podía curar enfermedades mortales. Los doctores solían recetar cráneos, huesos y carne de momias pulverizados como un excelente antídoto para el dolor de cabeza, las inflamaciones e incluso, para sanar la peste.
La demanda llegó a ser tan alta que hubo médicos quienes no creían en la efectividad del producto y comenzaron a falsificarlo utilizando cuerpos de campesinos en Alejandría, en 1564. Por el contrario, había doctores que consideraban que los cadáveres secos y antiguos no eran la mejor medicina, sino que aseguraban que los huesos, carne y sangre frescos de cuerpos tenían mejores propiedades curativas.
”El rey Carlos II de Inglaterra tomó medicamentos elaborados con cráneos humanos después de sufrir una convulsión y, hasta 1909, los médicos solían usar las cabezas para tratar afecciones neurológicas”, explicó Harmes.
Momias pulverizadas como parte de rituales de la alta alcurnia
Poco a poco, estas sustancias fueron tomando una connotación diferente y las personas de la alta sociedad las empezaron a usar en sus cenas y festines como muestra de vanidad. Incluso cuando los sujetos pertenecientes a la realeza necesitaban medicinas, exigían que fueran hechas exclusivamente con cadáveres de faraones egipcios, ya que pensaban que el verdadero antídoto se obtenía de la sangre de alguien perteneciente a una clase social alta: “La realeza se comió a la realeza”.
A mediados del siglo XIX, ya no se usaban momias pulverizadas como medicamentos, sino que eran parte de sus celebraciones. Según Harmes, los victorianos solían hacer “fiestas de desenvolvimiento”, en las cuales las personas de alta alcurnia se reunían para desenvolver cadáveres egipcios que se comían únicamente por entretenimiento.
El gusto por esta tradición se despertó en 1798, después de la expedición del emperador de Francia Napoleón Bonaparte. A partir de ese momento, personas de varias partes del mundo viajaban a Europa para conseguir cuerpos auténticos del Antiguo Egipto y llevarlos a sus casas para hacer rituales en sus fiestas privadas. En este punto de la historia, esta costumbre había perdido por completo la connotación medicinal. Los victorianos disfrutaban quitarle los vendajes a las momias y ver sus huesos descompuestos. Se reunían en masa en casas, e incluso en teatros, para gozar de este famoso ritual.
¿Cuándo se terminó la tendencia?
A inicios del siglo XX, los ciudadanos de todo el mundo empezaron a considerar esta práctica desagradable. Además, las personas tenían una perspectiva diferente de los cadáveres descompuestos: les inspiraba tristeza, creían que era algo insípido y lamentable.
Según Harmes, la última vez que desenvolvieron a un muerto en público, como forma de ritual, fue en 1908. Sin embargo, en el año 2016, el arqueólogo egiptólogo John J. Johnston recreó una fiesta victoriana y, para ello, se reunió con varios con el fin de quitarle las vendas a una momia. El evento quedó registrado en fotos, pero los presentes afirmaron que no le encontraron gusto a la práctica. Les pareció incluso repugnante y macabro.
Hoy en día, los médicos, arqueólogos y científicos recomiendan nunca desenvolver cadáveres, ni mucho menos comerlos. Sin embargo, según argumentó Harmes, hay personas que aún encuentran atractivo en adquirir momias egipcias, por lo que están disponibles en el mercado negro y tienen una demanda relativamente alta.
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