Lejos del cliché del estudio de tatuaje, Sabina y su novio Nahuel concibieron Iris, un espacio elegante pensado para hacer la experiencia agradable de principio a fin
Nahuel se ocupa de atender a los clientes y recomendarles al tatuador del equipo que mejor se adapte a su personalidad y requerimientos. Sabina es diseñadora, y da soporte gráfico en el diseño de los tatuajes. Ella se ocupó de la decoración del estudio. Mesa amurada con borde de pino tea, sillas Eames ‘DSW’ blancas y azules ($1.881, Fauna). Cuadro con hojas bordó ($560, Nippon Deco).
"Proyectamos un diseño mío en la pared y le pedimos a una artista que lo plasmara. Fue un trabajo inmenso de enmascarado, para que también se viera bien de cerca", cuenta Sabina
"El mural es tan femenino que tenía que compensar un poco, por eso en el living agregué toques industriales y colores neutros"
"Mi amigo Federico Kiesiel me dio una mano para mandar a hacer los muebles que yo quería", cuenta Sabina sobre el sofá de 4 metros en dos partes y la mesa ratona con tapa de madera y patas de hierro. La silla vino de la fábrica de un abuelo de Nahuel. Al igual que el sofá, los dos sillones antiguos se retapizaron con géneros de De Levie. Almohadones (Kom). Lámpara colgante en negro brillante (Sodimac). Un espejo amplía el espacio y refleja el mural. Junto a la ventana, Ficus pandurata en maceta de cemento. Sobre la mesa, muñecos Playmobil tamaño XL ($650 c/u, Los Amigos de Lusi). Junto a las acuarelas, un "capricho": dícese de los dibujos que los artistas querrían tatuar y dejan exhibidos "para ver si alguien se tienta".
"El departamento es interno y un tanto oscuro, por eso instalamos tiras de luces orientadas a los espacios de trabajo"
El piso de madera es el original del departamento y se plastificó. Mesa hexagonal con base de hierro blanco ($3.630). En la estantería, cabeza de caballo laqueada color negro (todo de Tienda Palacio).
Texto: Bárbara Orlando.