"La gente siempre queda súper impresionada la primera vez que ve el mural del living. Es el punto de impacto. La pared de la selfie. Pero queda claro que ninguno de ellos lo pondría en su casa. A mí no me tira tanto la seguridad; yo me divierto mucho en mi casa. Soy ecléctico desde siempre", nos cuenta el arquitecto Fernando Malenchini, que encuentra la explicación original en las casas de su familia de artistas. "Nuestros conocidos volvían de viaje con chocolates y zapatillas; nosotros, con un perro, una escultura, un biombo, un banco", se ríe. La costumbre del viaje –y de traer objetos cuyo mero trámite alteraría al más pintado– permaneció, y así la decoración de su casa se convirtió en una sumatoria de vidas transcurridas en distintos países.
Mi idea es que haya estrellas en los ambientes y, para eso, el resto se tiene que rendir ante ellas. Acá, con semejante mural, conseguí ese equilibrio ‘apagando’ los muebles con negros y grises
Siguiendo la regla Malenchini, en el comedor, la neutralidad de la mesa ‘Tronador’ (Juan Brie para Linos del Pacífico) y las sillas de madera (Centro de Diseño Italiano) no opacan el protagonismo de la obra "Almacén eléctrico", de Silvia Gurfein. Acompaña al conjunto una lámpara colgante ‘Pirce’ de Artemide.
"La casa se ubica en un lote cuyo fondo mira a una laguna. El punto de partida del proyecto fue lograr casi obsesivamente que todos los ambientes principales tuvieran acceso a esa vista y al verde".
Las rayas grises y blancas en el piso forman una muy resistente alfombra de pintura epoxi. En inusual amarillo, las persianas americanas son su complemento cromático ideal, y transforman la claridad en sol.
El trío de colores formado por el de la pared turquesa del living, el off white de las cortinas y el negro de su barral se repite en la combinación con la que se pintó la "alfombra" de la escalera. "La hice así por una idea que tomé del Instagram de mi amiga Charlotte Lawson Johnston".
"Si tuviera que definir el estilo de la casa, sería una fusión de arquitectura moderna y vernácula, con sensaciones espaciales tomadas de la oriental".
El puente de madera con barandas de acero gris sobre el hall de entrada da paso a un escritorio con estar íntimo y permite ver "Tetrakis", la obra Daniel Santoro, de cerca. Sensación de galería de arte, con luces perfectamente dirigidas.
El respaldo hecho en placa de yeso reúne el placer de un modelo perfectamente adaptado al estilo personal. Algo importante cuando el material de lectura más querido y consultado es tanto que no cabe sobre las mesas de luz.
"Con distintas alturas y tipos de follaje, el objetivo principal del paisajismo fue crear capas que dieran intimidad, misterio y magia. No es poca cosa".
"Planté los árboles hace tiempo, apenas compré el terreno. Después vinieron la construcción y una época en la que no viví en la casa. Sobre esa estructura bastante madura, el paisajista Nicolás Heinen trazó el plano original de lo que se ve ahora".
"El frente está casi negado a la calle, en una suerte de: ‘Por favor, no molestar’. Lo sustancial mira al jardín y la laguna, incluso la cocina. Para mi, separar interior y exterior es inconcebible".
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