Para Flavia Mihanovich, diseñadora industrial, artista plástica y jefa de diseño en Jazmín Chebar, los colores no tienen secretos. Sabe cuáles le gustan, que se lucen mejor en géneros con peso y, también, que si no encuentra el que busca, siempre puede crearlo. La visitamos en el departamento que comparte con su marido y sus dos hijos, que reformó íntegramente junto con el arquitecto Tomás Magrane y de cuyo interiorismo ella misma se ocupó.
Color editado
"En la decoración, no empecé de cero: traía mucho de mi departamento anterior, que era bastante un rejunte de cosas prestadas y heredadas. Acá hubo una vuelta de rosca de calidad. Mandamos a hacer los muebles que estructuran para ajustarnos a la nueva escala, pero simples y tranquilos, porque el acento está en el color, o el color en el acento. Estoy en contacto con el color a través de mi trabajo, mis cuadros, los accesorios deco que invento. Es algo que estimula mi creatividad, lo que más me entusiasma de todo lo que hago".
Me gusta el color ‘editado’ y sobre materiales nobles, lo que evita el cambalache. Como los almohadones en terciopelo y la alfombra de lana, fibras que agarran muy bien los colores, por ejemplo.
Una cocina semiintegrada
Como parte de la reforma, la cocina quedó semiintegrada al living-comedor mediante dos puertas de vidrio repartido, por lo que se le imponía la sofisticación justa y cierta continuidad en el color. Esos objetivos se lograron con las muy originales alacenas espejadas, un piso de calcáreos hechos especialmente y en sintonía con el color de los muebles bajomesada.
"Quería que se notara que es una casa a medida. Que mandé a hacer el piso de calcáreos celestes, o que el tono azulado de los muebles de cocina está muy meditado, entre tantas cosas".
Una entrada a todo color
"En almohadones, muebles, cuadros o ropa, el color no me da miedo, todo lo contrario. Pero como el gusto acá suele ir por propuestas más neutras, encargué cosas especialmente, como este empapelado genial en el hall de entrada. Lo trabajamos junto con Carolina Allende, dueña de Tintachini, hasta llegar al fondo amarillo y las figuras en azul marino.
Arte en el estudio y los dormitorios
En las paredes del estudio reaparece el ‘Passive’ de Sherwin-Williams, un fondo sobrio para una obra de impacto como "La negra Yolanda", que Flavia pintó, vendió, y después recuperó. "Lo conservo desde entonces porque es el cuadro pintado por mí que más me gusta". La alfombra con motivo de flores sobre gris azulado (Mihran) viene de su casa anterior. "Me atraen el color y la calidez de las alfombras. Terminan de cerrar un espacio".
"Los cuadros también tienen que ver con la textura de una casa que se construye en el tiempo. Acá no ves grandes saltos de estilo. Hay una coherencia ligada al gusto formado en el ambiente que propuso la infancia".
Sobre el respaldo de la cama con funda, neutra como todos los grandes muebles de la casa, obra de Carlos Arnaiz. Además, pantalla de lino blanco (Altiplano) y almohadón hecho con un antiguo tapiz marroquí.
Un ambiente alegre para los chicos
"Desde siempre me atrajeron las casas con un recorrido interesante, con muebles que tienen historia mezclados con otros nuevos y objetos inesperados en ambientes que se usan. Yo crecí en casas con arte, color y personalidad: noto lo positivo que me dio esa experiencia, y naturalmente me surge brindarles lo mismo a mis hijos. Me importa que nuestra casa no sea una más, sino que realmente hable de mí y de mi familia", concluye Flavia Mihanovich.
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Si querés ver más casas llenas de ideas para aplicar, encontralas en en nuestro número especial o en estas notas que ya compartimos en nuestro sitio.
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