¿Colesterol y triglicéridos, yo?
Preguntas y respuestas sobre este combo letal que se convirtió en una de las pesadillas de la salud pública moderna, y la mejor estrategia para desarticularlo
Las grasas son sustancias indispensables para la vida. Por algo están presentes en todas nuestras células, desde las del hígado hasta las del sistema nervioso, y el cuerpo las utiliza para fabricar hormonas, ácidos biliares, vitamina D, y mucho más. Sin embargo, cuando las grasas aumentan demasiado pueden producir desde ateroesclerosis hasta alteraciones de las funciones cerebrales que suelen ser la antesala de la demencia o el alzhéimer. Mejor conocerlas más de cerca y ponerlas en su lugar.
- ¿De qué estamos hablando exactamente?
El colesterol y los triglicéridos son sustancias grasas que cumplen importantes funciones en el organismo: los triglicéridos brindan energía, mientras el colesterol –que está presente en todos los tejidos del cuerpo– sirve de materia prima para las membranas de las células y para las hormonas. El problema, como siempre, empieza cuando se abandona el equilibrio y aumentan desmesuradamente.
- ¿Por qué pueden dispararse?
El exceso de carbohidratos eleva los triglicéridos, y el exceso de alimentos de origen animal como carne, queso o lácteos enteros eleva el colesterol. Este aumento puede tener múltiples causas, desde las genéticas, por lo general con antecedentes familiares, hasta las que tienen que ver con el estilo de vida: dietas ricas en grasas y pobres en fibras, sedentarismo, obesidad (especialmente la localizada en el abdomen), tabaquismo y otras enfermedades como la diabetes.
- ¿Este aumento provoca síntomas graduales?
No; lo que provoca es una serie de consecuencias que se manifiestan después de largo tiempo sin control, incluyendo la enfermedad coronaria (obstrucción de las arterias del corazón) el accidente cerebrovascular, los aneurismas de aorta y la enfermedad vascular periférica (obstrucción de arterias de las piernas, riñones, cerebro, etc). Por eso los chequeos periódicos, a través de análisis de sangre, son fundamentales.
- ¿Cómo se le puede poner coto a este descontrol?
La forma más efectiva es un tratamiento trípode: alimentación sana y equilibrada, sin grasas trans ni saturadas, basada en frutas, verduras, fibras y pescados de mar que son fuente de Omega 3; actividad física, al menos 30 minutos diarios; y si los especialistas lo consideran necesario, medicación.
- ¿Por qué Omega 3 es la palabra clave?
Los Omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados que reducen los triglicéridos, optimizan la relación entre colesterol LDL y HDL (o bueno y malo), y protegen el sistema cardiovascular. El tema es que el cuerpo no los produce naturalmente; hay que incorporarlos a través de la alimentación y, sobre todo, de los suplementos dietarios, ya que las dosis presentes en yogures, quesos o huevos son muy reducidas. Uno de los productos de última generación es Regulip 1000, de Laboratorios Raffo, un suplemento con un alto contenido de Omega 3 de aceite de pescado, considerado el mejor.
- ¿Qué diferencia hay entre los Omega 3 de pescado y los de vegetales?
Los de pescado tienen ácidos grasos esenciales para el organismo (DHA y EPA), los únicos que demostraron científicamente tener beneficios cardiovasculares. En cambio, los de origen vegetal (chía) contienen ALA: ácidos grasos que el organismo sólo puede asimilar transformándolos en EPA y DHA, pero en porcentajes mínimos.
De modo que lo mejor es elegir alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3 de origen marino, pero de fuentes saludables, esto es: no contaminados por toxinas y con altas tasas de absorción. En otras palabras, pescado salvaje (no de criadero) y fresco (no congelado ni en lata), de aguas frías y tamaño pequeño o mediano; o bien, un suplemento práctico y confiable.
LA NACION