Código Alimentario: ¿por qué deberíamos indignarnos?
Según el capítulo 6 del Código Alimentario Argentino, ley 18.284, "alimento" es "toda substancia o mezcla de substancias naturales o elaboradas que ingeridas por el hombre aporten a su organismo los materiales y la energi´a necesarios para el desarrollo de sus procesos biolo´gicos. La designacio´n ‘alimento’ incluye adema´s las substancias o mezclas de substancias que se ingieren por ha´bito, costumbres, o como coadyuvantes, tengan o no valor nutritivo". A veces uno no sabe por donde empezar. Sobre todo cuando nos enfrentamos a un problema grande : 1 de cada 2 niños que termina la primaria tiene sobrepeso, y 1 de cada 4 padece malnutrición. La definición de "alimento" no puede ser esa. Cuando la leo me indigno… y me gustaría que ustedes se indignen conmigo.
Según los diccionarios, alimento es:
• Cada una de las sustancias que un ser vivo toma o recibe para su nutrición.
• Sustancia nutriente que incorporan los seres vivos para obtener energía y reponer los componentes que les permiten vivir.
Pero para nuestro Código Alimentario, no. Se atreve a llamar alimento –y no sustancia comestible, o sustancia apta para consumo humano– a básicamente cualquier cosa. Ni siquiera puedo entender qué es lo que quedaría afuera.
El alimento por definicion debe nutrir. Confiemos en eso: si es alimento, me nutre y me hace bien. ¿Cuán estúpidos pueden creer que somos para llegar al punto en que se acepte que cualquier sustancia de laboratorio sin valor nutricional alguno, hecha por el hombre con fines comerciales, califique como alimento? ¿Por qué no hay una categoría que se llame "sustancia apta para consumo humano"? ¿Acaso porque no vendería? Algún limite tiene que haber. Repito: alimento es otra cosa.
Llegué a buscar la definición del código de casualidad, por una conversación de Twitter. Cuando la leí no pude creer que nunca se me hubiera ocurrido empezar por ahí: ¿qué es alimento? En mi mente estaba muy claro.
Por eso siempre digo lo mismo, hasta el cansancio: "Lean las etiquetas de los ingredientes". Si encontrás algo que no sabés o no estás seguro de qué es, googlealo. Y si estás de acuerdo con comer eso, comelo.
Pero no te olvides de que los aditivos, estabilizantes, endulzantes, espesantes, colorantes, emulsificantes y subproductos modificados químicamente como proteínas, azúcares, grasas y almidones pueden ser aptos para consumo humano, pueden ser útiles para vender productos que duren más o hagan más atractivo al paladar algo que no lo es, pero no son alimentos porque no tienen valor nutritivo. No puede calificar como alimento. No deberían.
Y sin embargo, en algún momento, alguien decidió que en la Argentina algo sin valor nutritivo alguno pueda ser definido como alimento. Nos engañaron, y eso es responsabilidad del Estado. Arreglen esto, colaboren para poder saber qué comemos, colaboren con reglas claras y justas para nosotros. En este caso se hizo deliberadamente lo opuesto.
Es inconcebible que cualquier cosa se pueda clasificar como algo que toda la vida supusimos que nos nutre. Tenemos que comer mejor, pero si no partimos de reglas claras, si no usamos el sentido común, nada de lo que hagamos o digamos tendrá demasiado sentido. Nuestra definición de alimento está mal. Debería indignarnos y deberíamos hacer que la cambien.
La emergencia alimentaria está declarada ahora, pero yo creo que empezó hace mucho, sin que nos dieramos cuenta, bajo nuestras narices. Y el problema radica en estas pocas palabras de nuestro Código Alimentario: "…Tengan valor nutritivo o no." Citando a Greta Thunberg: "¿Cómo se atreven?" ¿Cómo llegamos a esto?