Opciones para tener en cuenta a la hora de proyectar o hacer reformas en uno de los espacios más usados de la casa.
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Hay que ver para creer, y se ve cada vez más seguido. El color negro es tendencia en las cocinas . Los más audaces se animan a todo: muebles, paredes y piso, pero hay opciones más moderadas. En todos los casos, lo que queda claro es que no oscurece los ambientes y que tiene un efecto integrador que resulta muy agradable a la vista. Aquí, algunos ejemplos.
Salir de la oscuridad
La cocina que antes era compartimentada y oscura se integró al living mediante arcadas. Es la primera decisión que tomó la arquitecta Jill Lewis en la reforma de su departamento de Recoleta. Los muebles con frente en color negro quedan perfectos con las alzadas y mesadas de mármol Arabescato, y la isla de petiribí con banquetas negras generó un cálido espacio de encuentro familiar que dialoga con el piso de parquet. Todo el ambiente se define con calcáreos en blanco y tonos de gris (Noi Estudio).
Cae la noche
La idea de los dueños de casa, fundadores del Estudio Pirca fue crear un lugar impactante, que no pareciera una cocina. Lo hicieron con muebles laqueados en negro y enchapados en nogal. En la misma línea, la isla, mesadas y alzadas son de granito negro absoluto con tratamiento ‘Leather’.
Aire neoyorkino
Los azulejos ‘Subway’ con pastina blanca se colocaron sobre los revestimientos existentes y, junto con las paredes pintadas de negro, fueron la clave para darle la impronta que buscaba la decoradora Ariadna Decarlos, dueña de casa y responsable de la reforma. Los muebles reutilizados y laqueados en blanco marcan el contrapunto.
Confianza total
Esta cocina dialoga sin interrupciones con la galería y el jardín y fue esto lo que animó a la dueña de casa a confiar en la sugerencia de Pablo Rampoldi y Fernando Alberti de ambientar el espacio con muebles oscuros. Eliminaron las divisiones internas que tenía la cocina y abrieron el espacio por completo. Las columnas existentes generaron el marco para los muebles de melamina ‘Fresno negro’ (Egger) y las puertas push dan una vista prolija y uniforme. Lámparas colgantes ‘Dexter’ (Ikon).
Siempre hay lugar
La cocina se prolongó hacia donde antes estaba el comedor. Las medidas generosas dejaron un buen lugar para los muebles de pared a pared y los bajo mesadas en color ónix que dan profundidad y parece estar levitando sobre el zócalo blanco. Un detalle de la reforma encarada por la arquitecta Soledad Majdalani: para agilizar el trajín diario (la familia está todos los días para las cuatro comidas) instalaron dos piletas.
Píntala de negro
Todo comenzó con el porcelanato oscuro de la pared. No bien lo vio, la nueva dueña supo que, tarde o temprano, toda la cocina sería de ese color. Dicho y hecho: cuando dio las primeras pinceladas a los muebles laterales, que eran blancos, sintió que todo en el ambiente quedaba integrado, se ampliaba y ganaba un efecto magnético. Luego, sumó colores vibrantes en las ollas amarillas (Essen), la vajilla verde y la figura de la cebra flúo.
Líneas paralelas
Esta cocina fue proyectada por el arquitecto Ezequiel Gil sobre dos premisas: funcionalidad y sobriedad. Para eso nada mejor que colores plenos oscuros y muebles continuos. Los artefactos puntuales evitan las sombras sobre las superficies de trabajo, la gran enemiga a la hora de cocinar.
Estilo fabril
La arquitecta Carolina Pauriot Bouché, del estudio Prágmata, eligió estos materiales para generar una estética de “galpón reciclado”. Una enorme campana de hierro fundido contiene la cocina industrial de cuatro hornallas y parte de la mesada en inmaculado blanco que dan luz como los pisos calcáreos color arena.
Historia intacta
Las paredes y el mueble divisor pintados de negro fueron parte del nuevo planteo del arquitecto Matías Vogliano que incluyó el piso original de mármol reconstituido. El nuevo esquema de la cocina trasladó las funciones principales a una isla central y sumó detalles modernos la campana de acero y los muebles en melamina ‘Olmo Finlandés’.
Intimo y personal
En un espacio angosto los muebles oscuros no quitan luz ni dan sensación de encierro. Al contrario, crean un clima íntimo y sofisticado gracias a las mesadas de mármol de Carrara que rodea a la doble bacha, la isla y el mueble. Otros detalles de estilo planteados por el arquitecto Ezequiel Gil son las lámparas opalinas blancas y la cortina de género liviano.
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