Claves del éxito: la sencilla acción que es fundamental para alcanzar cualquier sueño
Es fundamental para el crecimiento, pero a muchos les cuesta llevarla adelante
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Una de las inquietudes más frecuentes que recibo es la siguiente: “¿Por qué me cuesta delegar?”. Cuando uno aprende a delegar, tiene la sensación de que el día, en lugar de tener 24 horas, tiene 72 horas. El hábito de delegar en otros nos permite expandirnos.
Ahora bien, ¿por qué nos cuesta delegar? Básicamente por dos motivos:
- Por narcisismo: La persona piensa: “Nadie lo hará como yo”. O, “Quiero que todos dependan de mí porque yo soy el que mejor hace todo”.
- Por debilidad: En este caso, la persona tiene la idea de que, si delega, los demás pensarán que es débil. Dicha actitud refiere más a un miedo evitativo o fóbico. Es decir, a la creencia de que la gente concluirá en que no podemos.
Delegar es fundamental para el crecimiento. Pero, al hacerlo, deberíamos tener en cuenta que es muy importante supervisar la tarea encomendada. A quien le deleguemos algo, debemos pedirle: “Repetime, por favor, qué es lo que te estoy pidiendo”. De esa manera, nos aseguraremos de que la persona ha comprendido la tarea a realizar. Muchas veces, el líder ordena una tarea que no es totalmente entendida por quienes están a su cargo. Por eso, es fundamental solicitarle al otro un feedback.
¿Qué sucede si la persona entendió la tarea que debe ejecutar, pero no la lleva adelante como esperamos?
Probablemente, se deba a que no está preparada para realizarla. Recuerdo que, cuando era pequeño e iba al Jardín de Infantes, nos daban unas figuras geométricas de encastre que debían coincidir con la forma de la madera. Este ejemplo ilustra la tarea del líder: ubicar a cada persona en el rol que el líder sabe que es capaz de llevar a cabo. El que en el fútbol juega de cinco no necesariamente jugará de diez; y el arquero seguramente no jugará de delantero. Esto es así porque hay personas que desarrollarán eficazmente ciertas tareas; mientras que otras, no. Se delega la tarea, pero no la responsabilidad. Siempre se debe seguir supervisando.
El Doctor Wayne Cordero realiza la siguiente clasificación: el 85 % de nuestras actividades, las puede realizar cualquier persona; un 10% de ellas, solo personal entrenado puede llevarlas a cabo; y un 5%, nadie más las puede hacer. Nadie puede criar a nuestros hijos ni cuidar nuestra salud, excepto nosotros mismos. Sin embargo, a ese 85% es al que más importancia le damos, cuando bien podríamos delegarlo, ya que cualquiera podría ocuparse de ello.
Cuando no delegamos, nuestro liderazgo se vuelve circular: todo dependerá de nosotros.
Supongamos que yo soy el dirigente de un club. En un sistema circular, yo tengo que repartir las entradas, cortar el pasto, contratar al personal y estar a cargo del buffet. Es decir que… ¡yo hago todo! Pero, cuando comienzo a delegar, armo un sistema piramidal donde hay distintos niveles de hacedores, lo cual me permite seguir creciendo.
Para concluir, delegar es sumamente importante. Aprendamos a delegar sabiamente, nunca dejemos de supervisar, y así podremos expandirnos cada vez más y crecer ilimitadamente.
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