Son tiempos difíciles para estar solos, o como rezaba un tuit hitero, "es un mal año para los solteros". El distanciamiento social hizo de las citas presenciales un artefacto prehistórico, pero también desató la imaginación. Aumentó la cantidad de gente haciendo sexting, los servicios y apps comenzaron a permitirte chatear con cualquier persona en el globo (y no solo lo que te marcaba la geolocalización), se empezó a hablar incluso públicamente de masturbación, juguetes sexuales y otras prácticas de autoplacer. Y para quienes las citas online ya eran un poco un suplicio, surgieron otras formas de conocerse.
Los silencios incómodos, la dificultad para sostener conversaciones iniciadas, la poca constancia en las apps de citas, el histeriqueo o la falta de encare solían ser comentarios recurrentes entre sus usuarios. Tal vez como una gran paradoja de la elección, a más opciones, menos atención o dedicación real le prestábamos a cada interacción. Según match.com, la frustración se evidenciaba en los números: el 45% de los usuarios había manifestado en octubre de 2019 que el mundo de las citas online era agotador.
Ante la imposibilidad del encuentro físico, el diálogo empezó a tener más protagonismo en las plataformas de citas.
Pero este confinamiento también generó un cambio en los tiempos y en el concepto de cita virtual. O como explicaban desde The Economist, en una nota titulada "Casual sex is out, companionship is in", la soledad y la cuarentena hizo que muchos se replanteen qué buscan en sus relaciones románticas.
Despacito
Como sugiere la psicoterapeuta belga experta en parejas Esther Perel, pareciera que el contexto actual ha mejorado aquellas situaciones que en las citas cara cara a veces no sucedían. Cuando en The New Yorker le preguntaron qué efecto podía tener el aislamiento a la hora de conocerse con alguien, explicó que las cosas van más lento, hablás más (mucho más de lo que las citas normalmente te permiten, porque no podés pasar a la acción), y entonces realmente tenés conversaciones más profundas. ¿Bienvenida la era del slow dating?
La problemática de la soledad es una preocupación creciente en las ciudades desarrolladas y que cada vez surgen más posibilidades e iniciativas para conectarse con otros (casi 240 millones de personas utilizan apps y sitios de citas solo en Norteamérica, y el 40% de las parejas que se conoció el último año lo hizo online).
¿Cómo han cambiado sus patrones de comportamiento en estos meses? Según Match, OKCupid, Tinder y Hinge, entre otros sitios, el uso creció un 27% solo en abril. Durante la peor semana de pandemia en China, a finales de febrero, el usuario promedio de TanTan pasó un 30% más online. Además, el largo de las conversaciones en Tinder, por ejemplo, creció un 25%, y desde la plataforma afirman que "la gente se está tomando más tiempo para conocerse". Tampoco sorprende que haya aumentado el número de selfies y cantidad de stories subidas, y que más usuarios accedan a usar videoconferencia.
Bumbl –considerada el Happn para mujeres empoderadas– introdujo la opción de videochat en julio de 2019 y tuvo un incremento del 84%. Facebook Dating y Tinder planean hacerlo pronto. Finalmente, según una encuesta del Instituto Kinsey en Indiana, la mayoría de la gente declaró encontrar a otrosusuarios más amistosos, abiertos a tener videochats y conversaciones más largas. Efecto pandemia que le dicen.
Una app para la cuarentena
Quarantine Together (QT) es una app que fue creada especialmente para este momento por Daniel Ahmadizadeh y Christopher Smeder, dos jóvenes desarrolladores de San Francisco. ¿La consigna? Que en una primera etapa te conozcas solo en intercambios escritos, estilo viejas misivas románticas. En un segundo nivel, vía audios y, recién después, con video. Justamente esta app busca desmarcarse del peso que la imagen tiene para que el vínculo pueda construirse de otra manera.