Estas son algunas propuestas para quienes deciden escapar de la ciudad a último momento y prefieren no hacer tantos kilómetros:
1. Les Aldudes
San Andrés de Giles
Una finca de 10 hectáreas de una familia de origen belga, una bella casona estilo campo ubicada en el centro y un parque prolijamente recortado y rodeado de sembradíos. Les Aldudes es un proyecto que encararon las mellizas Emilia y Graciela Saldubéhère hace diez años con la idea de que nada interfiriera entre el huésped y la sensación de estar, efectivamente, en el campo. Hoy está Emilia al frente de la finca junto con la ayuda de su madre, Marta.
Dos de las habitaciones –que están en dúplex– poseen su galería a menos de cinco metros de un maizal que a principios de abril luce ya maduro. "Queremos que sea un lugar de descanso, que no pierda la esencia del ámbito local", enfatiza Emilia.
A este lugar llegaron sus antepasados, Michelle y Graciela, escapando de la Segunda Guerra Mundial. Construyeron la casona –que tiene su galería de ladrillos antiguos–, instalaron un molino y, al lado, un galpón de chapa todavía en pie y que ya será reconvertido en un desayunador. Al lado, infaltable, una huerta con verduras y frutales que abastecen la producción de dulces caseros que prepara Marta y se sirven en el desayuno.
Les AldudesAv. Lucas Scully s/n. C: (011) 6231-1540. Habitación doble con desayuno casero, $2.800 (estadía mínima para Semana Santa y fines de semana largos: dos noches).
2. El Tizón
Gowland
Es un hotel de campo en una propiedad de cuatro hectáreas. "Desde el obelisco son 80 km", aseguran sus dueños. Llegar es fácil, pero no evidente, y en este detalle reside parte de su encanto. Es un verdadero refugio rural donde reciben y atienden sus dueños, José –Pepe– Milesi y Silvina Picchioni, con toda informalidad y mucha calidez.
La historia de la propiedad se remonta a 1930, cuando el médico Estanislao Milesi adquiere de Nazar Anchorena un campo en Gowland, a ocho kilómetros de Mercedes. Ese campo formaba parte de la estancia Altamira, de Nicolás Lowe, un hacendado y filántropo irlandés asociado al progreso de la zona. La casona es de fines del siglo XIX, con paredes de 40 centímetros de ancho y techos altos, fue reciclada en 1995 y luego ampliada cuando Silvina y Pepe decidieron brindar hospedaje. Se respetaron los techos con tirantes y tejuelas y las aberturas originales, muchas de ellas de cedro y pinotea.
Hoy El Tizón ofrece habitaciones singles, triples y cuádruples que se asoman a una galería, climatizadas con calefacción a caldera y radiadores, y aire acondicionado. Además, dos salones para reuniones empresariales o fiestas familiares, más un comedor para 80 personas y otro para 200. No falta un quincho con hogar a leña, rincón favorito en los días invernales.
Hay dos viejos ombúes de la época en la que aquí se estableció el campamento ferroviario (uno de ellos de tres siglos), que prodigan buena sombra. Hay sóforas y eucaliptos, laureles, magnolias y tres nogales criollos de impresionante porte. Las glicinas trepan por la glorieta y el aire huele a eucaliptus plateado.
Costumbre de Pepe es esperar a sus huéspedes a la salida de la ruta 5, en la colectora cercana al peaje de Olivera, en su camioneta. Un gesto de amabilidad muy campera. El camino a la casa de campo (a unos mil metros) es de ripio gracias a la gestión de sus dueños; corre paralelo a las vías del ferrocarril Sarmiento, bordeado por pastizales de la Reserva Natural Arroyo Balta y por plantaciones de maíz y de soja. El final del recorrido llega con el cruce de las vías, sin otro aviso que el de un cartelito que reza "Cuidado con el tren", y la tranquera a la vista. Pepe es muy buen cocinero. Sus ravioles son sencillamente riquísimos. Él y Silvina tienen un hijo que heredó el nombre de su abuelo Estanislao. Y también una ovejera divina, Azúcar. Así que, por supuesto, aquí aceptan niños y mascotas.
El TizónC: (011) 4993-0475. Paquete de 4 días y 3 noches (jueves, viernes y sábados) con desayuno buffet, cena (entrada, plato principal y postre, bebidas aparte) y un asado de despedida, el domingo al mediodía. Horario de check in libre y check out antes de las 20. Por persona, en base doble, $7.490.
3. La Margarita
Chascomús
Una tradicional estancia de Chascomús en la que recibe la familia Girado, pionera de la zona. La cinta de tierra y pasto que se extiende entre plantaciones de maíz es el preámbulo que guía hacia esta estancia en la que todas las cosas tienen historia. Carlos Girado, un abogado entusiasta que desciende de una de las primeras familias de pobladores de Chascomús junto a sus hijos y su esposa Marcela, tomó la decisión de abrir las puertas de su casa.
A diferencia de otras estancias de estilo más europeizado, La Margarita tiene un inconfundible color local que combina tonos neutros con otros pasteles. Hoy dispone de seis habitaciones. Con casco de adobe y estructura de una sola planta, la propiedad cuenta con un patio grande que rodea la vivienda, una hermosa galería, y una serie de objetos de decoración, entre los que se destacan un cañoncito que se usaba para anunciar la presencia del enemigo, y un pintoresco banco hecho con una antigua montura de caballo. En 70 hectáreas, la estancia guarda historias que se remontan al siglo VXIII, cuando Chascomús no era ese lugar al que se puede huir en un tirón desde Buenos Aires, sino parte de la frontera.
La armonía es lo que hoy más se respira en esta estancia, un equilibrio entre la profundidad del pasado y la comodidad del presente, ya que a pesar de que las instalaciones fueron remodeladas, no perdieron su encanto colonial.
Ofrecen cabalgatas por el campo y un menú que, de acuerdo al día, va del asado en su máximo esplendor gauchesco hasta un elaborado plato de verduras salteadas, pasando por el siempre cumplidor pollo al disco, el omnipresente pan casero con cereales y la ambrosía tucumana, un delicioso postre a base de huevo, azúcar y leche que también hace retroceder el tiempo. En este refugio es posible volver a dormir en medio de un silencio casi absoluto, despertar con el canto de los pájaros, y mientras tanto, entrar en contacto con vacas, ovejas y gallinas, mirar el cielo desde la horizontalidad de la hamaca paraguaya y pasear en bici al borde de la laguna.
La MargaritaAv. Pedro Urruty s/n Chascomús, C: (02241) 67-0500. info@estancialamargarita.com.ar. A 15 km de Chascomús, se llega por asfalto y tras cruzar la tranquera, hay 1 km de tierra. Por persona, en base doble, desde $3.450 con pensión completa. Incluye desayuno, almuerzo y cena (entrada, plato principal, postre, bebidas sin alcohol durante las comidas y una botella de vino cada dos personas). A la tarde se sirve el té con bebidas frías y calientes y pastelería. Cabalgata con guía. Check-in a las 12, check-out a las 11.
4. El Ensueño
El Ensueño, Colonia, Uruguay
Este complejo de casas y cabañas es parte de un gran loteo en el apacible balneario del mismo nombre, pegadito a Santa Ana y a 23 km de Colonia del Sacramento. Inaugurado a fines de 2017, es un lugar ideal para desconectarse junto al Río de la Plata.
Cuenta con seis cabañas – de uno, dos y tres ambientes, con capacidad para recibir de 2 a 8 personas – y cinco casas –con capacidad hasta para 6 personas- con grandes ventanales que dan al bosque. Todas tienen cocina completa y TV Led.
El Ensueño. Avenida de Los Cardenales, Santa Ana, Colonia, Uruguay. T: (011) 4483-4566 | C 11 2300-7947. Las tarifas para las casas y cabañas, del 15 al 22 de abril, entre u$s 100 y u$s 150. Tanto las casas como las cabañas cuentan con wi-fi, TV satelital, alarma, aire acondicionado frío/calor, parrillas compartidas, ropa de cama premium, juego de mesas y sillas de jardín,servicio de mucama y lavandería (opcional).
5. Raucho Eco Guest House
San Antonio de Areco
Raucho –recibe su nombre de una novela de Ricardo Güiraldes, que cuenta la vida de un joven llamado Raucho– es una antigua casona en el medio del campo, transformada en posada sustentable y comandada por Matteo y Mercedes, una pareja ítalo-argentina que se conoció viajando por Bolivia. Unos años después, se embarcaron en la aventura de transformar esta casa de campo de 1870, en un rincón único.
Restauraron la casa preservando su valor histórico, reciclaron sus materiales originales e incorporaron detalles sustentables, como energía solar para generar electricidad y agua caliente y tratamiento biológico de los efluentes, entre otros, por lo que recibieron el reconocimiento de Green Leaders de TripAdvisor. Priorizaron al máximo la utilización de energías renovables, la reducción y el reciclaje de sus residuos, y en la cocina preparan deliciosos platos a partir de las verduras agroecológicas que ellos producen.
La Casa de Huéspedes, inaugurada en marzo de 2016, rodeada de pastizales, cultivos, montes y arroyos, tiene cuatro cálidas habitaciones para dos y hasta tres personas. Entre las actividades que proponen figuran andar en bici por los caminos de tierra rurales, caminatas por el campo y hasta el arroyo, arco y flecha, cabalgatas y paseos por el bosque hasta el viejo ombú.
Raucho Eco Guest House Ruta 8, Km 115, San Antonio de Areco. Abierto de agosto a mayo. Para Semana Santa proponen estadía de 3 noches, ingresando el 18/4 y saliendo el 21/4. La doble con baño privado, $4.300; con baño compartido, $3.400. Las tarifas incluyen desayuno y cena (plato del día sin bebida ni postre). Fuera de la tarifa, se pueden hacer cabalgatas guiadas.
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