No había tiempo que perder. Desde que un grupo de lugareños del Delta forestal en la provincia de Buenos Aires había dado el alerta por un ciervo macho en grave estado de salud, cada minuto contaba para salvar la vida del animal. Así se movilizó la red que protege al Ciervo de los pantanos, el cérvido autóctono más grande de Sudamérica que habita el área inferior del Paraná en nuestro país y cuya especie está en peligro de extinción. Amenazado por la disminución de sus ambientes, incendios producto de la sequía y la bajante del Rio Paraná, cacería ilegal, ataques por perros cimarrones y la competencia con especies ganaderas, exóticas y sus enfermedades, el ciervo de los pantanos integra la "lista roja" mundial de especies amenazadas.
Inmediatamente partió un equipo de rescate en su búsqueda. Sin reparar en las dificultades del terreno, se activó el protocolo de emergencia establecido para la especie por el "Comité Científico Técnico Ciervo de los Pantanos", conformado por distintos organismos, OSC y privados y coordinado por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS). Cubierto un primer tramo en dos camionetas más un tráiler, fue necesario cruzar en balsa el Río Paraná para ingresar al corazón del Delta, allí donde habita la población más austral del Ciervo de los pantanos.
Cuando finalmente los rescatistas llegaron al lugar, el animal todavía se encontraba echado sobre unos troncos en el mismo sitio en que había sido avistado tres días atrás. La complicación aumentó ya que se trataba de un macho adulto, con grandes astas. Y ya a simple vista, la gravedad de la herida en su cabeza, indicaba que era necesario trasladarlo a un lugar seguro para brindarle los primeros cuidados.
"Ese momento fue clave para poder salvarle la vida. De inmediato, los veterinarios comenzaron todo el procedimiento escondidos, sin hacer ruido, para poder anestesiarlo. Al asistirlo, le encontraron una grave herida que ya le había provocado la pérdida de la oreja derecha y requería la inmediata atención a campo. Le realizaron una desinfección inicial y extracción de tejido muerto de la zona afectada, pero su vida estaba en riesgo", explica Cristian Gillet, Responsable del Centro de Rescate de Fundación Temaikèn.
Pronóstico dudoso
Con un pronóstico ya claro y alarmante, se determinó la necesidad de trasladar al ciervo a las instalaciones del Centro de Rescate de Fundación Temaikèn en Escobar, para brindarle una atención integral que aumentara sus posibilidades de recuperación y reinserción al hábitat natural.
Mientras tanto, en el Centro de Rescate todo era correr y resolver: un equipo de cuidadores preparaba los corrales para recibir al ciervo herido. En poco tiempo adecuaron recintos, buscaron plantas del vivero para ambientar, llenaron piletas y colocaron media sombra. Así, todo estuvo listo en cuestión de minutos hasta que el animal arribó al Centro de Rescate.
El ciervo se alojó en un recinto de rehabilitación con barreras visuales que impiden a los animales tener contacto con los cuidadores y evitar el acostumbramiento al ser humano. Entonces, para poder hacer un seguimiento del ciervo, además de observarlo desde lugares estratégicos, se colocaron cámaras-trampa camufladas al interior del recinto. De esta manera, los cuidadores pudieron comprobar que tiene mayor actividad durante la noche o cuando hay menos ruido a su alrededor.
Durante las primeras semanas su estado era reservado, y se lo notaba decaído. Fue fundamental que el animal se alimentara por sus propios medios, ganara fuerza y recuperara energía, necesarias para afrontar la rehabilitación de semejante herida. Desde el inicio se le ofrecieron hojas de diferentes árboles (mora, sauce y álamo) y de verduras como achicoria y acelga colgadas en racimos. Aunque pronto demostró que, su gran preferida, es la hoja de mora.
Lejos pero cerca
Con el tiempo fue ganando fuerza y ya es común verlo ya sea bebiendo o metiéndose en la pileta natural del recinto, ya que es una especie particularmente adaptada a ambientes acuáticos y humedales. Al sentir movimientos externos también se esconde en el cañaveral, lo que da indicios de que, afortunadamente, mantiene su comportamiento natural.
Actualmente, el ciervo se está recuperando mediante tratamiento con antibióticos y controles médicos que se realizan bajo sedación por el equipo veterinario. "Son momentos claves: porque en cada anestesia se corren riesgos, pero sabemos que estas intervenciones son fundamentales para ayudarlo a cicatrizar la grave herida que realmente atenta con su vida. Pero tenemos que reconocer que su evolución es favorables. Las primeras intervenciones fueron muchísimo más difíciles. Duraban más tiempo ya que con una pinza se debían retirar uno a uno los parásitos que complicaban el cuadro de la herida que había que curar. Así, la herida fue curando, el dolor disminuyendo y su ánimo mejoró notablemente", agrega explica Martín Falzone, Jefe Veterinario del equipo.
"Este es un ejemplo de la importancia de trabajar en red para conservar especies. Es gracias a todos estos cuidados y al trabajo conjunto con el Comité Científico Técnico Ciervo de los Pantanos este ciervo sobrevivió a la peor etapa y hoy está mucho más cerca de volver a su lugar natural: el Delta del Paraná" concluye Gillet.
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