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¿Habrá postal más icónica de la mística alpina que el chalet suizo? ¿Y símbolo del lujo invernal que supere a Gstaad? Con esa leve presión sobre los hombros, el estudio Humbert & Poyet puso estos interiores en modo actual sin derrapar un centímetro.
"Expresar nuestro estilo en un chalet en Gstaad tuvo algo de irreal: es el epítome del lujo… del concepto del lujo", dice el arquitecto Emil Humbert (parisino, él), socio de Christophe Poyet (de la poquísima gente que nace en Mónaco) en un Estudio que tiene la costumbre de dedicarse a lo exclusivo. Charlando con ellos, descubrimos que cada elección estuvo cargada de sentido y sutileza.
La chimenea tenía que ser imponente –por las dimensiones del espacio y por todo lo que representa– y estar al mismo tiempo tratada de manera artesanal, como una joya
"Lo que nos representa es trabajar materiales clásicos de modo moderno. Como darle un tinte oscuro al piso de roble".
"Pusimos bronce en diferentes lugares y con distintas terminaciones: brillante, mate o martelinado. Lo usamos como ‘revelador’, para poner en valor otros materiales. Por ejemplo, al contrastarlo con la madera".
El combo madera-bronce en un dibujo que el Estudio pensó especialmente para este cuarto. A cada lado, franjas de espejo. Respaldo, mesas de luz y lámparas, diseño de Humbert Poyet.
Los balcones no son solo de la primavera. Este, tallado con clásicos motivos alpinos, es un mirador privilegiado a una impagable postal de invierno, y a un paso del calor del dormitorio.
Si el revestimiento de mármol ‘Negro Marquina’ y la grifería color oro viejo remiten a un hotel cinco estrellas, el cielo raso bajo en madera evoca el spa finlandés.
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