“Cementerio de los buzos”: el temible agujero en el medio del mar que se convirtió en una trampa mortal

El Mar Rojo es un golfo del Océano Índico que conecta los continentes de África y Asia. Muchos turistas visitan esta zona con el fin de tener un rato de adrenalina en una de las corrientes de agua más famosas del mundo. A pesar de su popularidad y la gran cantidad de buceadores que concurren, el Agujero Azul, o The Blue Hole, en inglés, esconde muchos misterios en sus profundidades. Sumergirse en él trae requiere una gran atención y conocimiento para no pasar un momento desagradable que puede costarle la vida a una persona.

Considerado el “cementerio de los buceadores”, este sumidero, de 120 metros de profundidad, se cobró muchas vidas a lo largo de su existencia y alertó a muchos buzos que toman las precauciones correspondientes para no formar parte de una lista amplía de víctimas. Lo macabro del caso es que varios aventureros que se adentraron, y no pudieron emerger, quedaron depositados en el fondo sin poder salir a flote.

Quienes conocen del tema se refieren al agujero como una estructura desorientadora, que incluye un túnel cavernoso de 26 metros de largo y una de las principales consecuencias al adentrarse es sufrir la narcosis, un término que los buceadores lo comparan como una borrachera ya que se pierde la noción de lo que es arriba y abajo, y condiciona a la persona para respirar ciertos gases a alta presión.

Por otra parte, según el relato de profesionales en el tema, las aguas en ese pozo son muy traicioneras. Al sumergirse, la vista identifica una luz, que puede compararse con la del sol y la analogía de salir a la superficie. Pero, en realidad, no es la superficie del Océano sino que el cuerpo comienza un proceso descendente hacia lo más profundo, que puede decantar en un final trágico. A dicho proceso se lo apoda “el éxtasis de las profundidades”.

Una de las voces calificadas es la de Tarek Omar, de la ciudad turística cercana de Dahab, que se desempeña como buzo y habitué de esas aguas. Al ahondar en el tema, en diálogo con el periódico alemán Der Spiegel, aseguró: “No es difícil bucear en el Blue Hole. Al contrario, y eso es lo que lo hace arriesgado. Muchos buzos subestiman el agujero, lo que rápidamente lo convierte en una trampa”. Por otra parte, reconoció su apodo de “recolector de huesos” y admitió que la cantidad de muertos creció exponencialmente en el último tiempo: “Simplemente dejé de contar en algún punto”.

Entre los antecedentes de víctimas fatales se encuentran dos casos emblemáticos. El primero sucedió en 1997 cuando dos jóvenes buzos irlandeses fueron rescatados del agua entrelazados en un abrazo. Esta pose, según los peritajes, se cree que sucedió cuando uno de ellos entró en pánico y se sujetó del otro, lo que trajo en consecuencia que los dos se hundieran al fondo del precipicio acuático.

El siguiente es el de una persona de origen ruso-israelí llamado Yuri, que decidió poner una cámara en su propio casco y al adentrarse en medio del pozo, no pudo salir y sus últimos movimientos quedaron registrados en vídeo que salió a la luz años después.

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