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Esa mañana de octubre había conducido hasta la ciudad de Indian Trail, un pueblo ubicado en el condado de Union en el estado de Carolina del Norte, Estados Unidos. Allí tenía que ubicar y rescatar a un ganso que había sido atropellado por un coche.
Cerca del lugar del accidente reportado, vio a lo lejos una bandada de unos 30 gansos que descansaba junto a un estanque. Conservando una distancia prudente para no asustarlos, estudió al grupo de aves y trató de descubrir cuál de ellas estaba herida. Arrojó entonces al suelo un poco de avena -uno de los alimentos favoritos de los gansos- para evaluar su comportamiento.
A medida que los animales comenzaron a dirigirse hacia la avena, pudo constatar que dos de ellos rengueaban. “Me quedé de pie cerca de un arbusto, sin moverme demasiado, para averiguar qué tan serias se veían sus extremidades”, dijo Joette Westerburg, voluntaria de Carolina Waterfowl Rescue (CWR), una organización de rescate de vida silvestre sin fines de lucro ubicada en Carolina del Norte.
“Los animales que están en problemas, nos encuentran”
Fue entonces cuando algo pequeño y peludo cayó a sus pies. Westerburg miró hacia abajo. Era un animal diminuto. Parecía un ratón, pero la criatura tenía un pelaje marrón rojizo y largas extremidades. Se dio cuenta de que estaba ante la presencia un murciélago.
“Al principio me dio risa. Como mucha gente que rescata animales sabe, de alguna extraña forma, los que están en problema y necesitan ayuda, tienden a encontrarnos”. Y, de pronto, su asombro se convirtió en preocupación. ¿Por qué se había caído el murciélago?
Westerburg recogió al diminuto animal en su recipiente de avena vacío. Luego llamó a su grupo de rescate. Nadie tenía experiencia con murciélagos. De modo que acordaron ponerse en contacto con otro grupo de ayuda animal llamado Carolina Wildlife Conservation Center. La mujer llevó al murciélago a un lugar seguro.
“Extendía sus alas e intentaba volar”
“Era hermoso. Nunca había visto un murciélago tan cerca. Me fascinó su color y su tamaño. Era muy pequeño. Probablemente, del tamaño de un ratón con alas. Tenía la carita aplastada y era realmente lindo. Me sorprendía cada vez que extendía sus alas e intentaba volar”. El plan era monitorearlo hasta que llegaran indicaciones sobre cómo ayudar al murciélago.
De acuerdo a información publicada por Bat World Sanctuary, los murciélagos que se posan en árboles y arbustos suelen tener un pelaje en tonos rojos, amarillos y tostados (como hojas secas). Estos murciélagos se encuentran con frecuencia en el suelo a principios del verano, cuando las madres trasladan a sus crías, o cuando quedan atrapados en el suelo después de una tormenta.
Para asistir a un murciélago, hay un protocolo a seguir. Como primera medida, no se debe tocar al animal con las manos. En su lugar, conviene tocar suavemente las patas del murciélago con una pequeña rama. Esto generalmente inicia un reflejo de agarre y el murciélago se aferrará a la rama con los dedos de los pies. Luego, hay que llevar al murciélago con mucho cuidado hacia un arbusto seguro. Idealmente, el lugar debe estar en una rama al menos a dos metros o más del suelo, con un claro debajo para permitir que tome vuelo.
“Aterrizó en el estanque”
Entonces, mientras acomodaba al pequeño animal sobre una toalla y buscaba una pequeña ramita para que pudiera trepar, sucedió lo inesperado: el pequeño murciélago salió volando. Pero su huida no duró mucho. “Voló un buen tramo pero de pronto perdió altura y aterrizó justo en el medio del estanque”.
La mujer corrió de regreso a su auto para buscar calzado para el agua y se metió en el estanque para rescatar al pequeño murciélago. “No la veía y me preocupaba que le hubiera pasado algo o haber llegado demasiado tarde”.
Pero entonces vio al murciélago en la orilla del estanque. Westerburg volvió a llamar al equipo del Centro de Conservación de Vida Silvestre de Carolina y esta vez le dijeron que llevara al murciélago. “Recuperé el recipiente de avena, puse una toalla en el fondo y luego lo metí allí, para que estuviera cómodo”, dijo.
Cuando el grupo de rescate examinó al murciélago, descubrió que le faltaba un dedo del pie y tenía las alas magulladas. Necesitaría unos días para poder rehabilitarse y recuperar fuerzas, pero todos coincidieron en que pronto podría volver a su hábitat natural. “No creo que mucha gente haya tenido una experiencia tan cercana con los murciélagos. Fue realmente especial”.
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