Catalina León, entre dos mundos
Catalina León aún recuerda el enojo que le produjo enterarse de que no era posible para una persona decidir si quería ser enterrada en el jardín de su propia casa. Tampoco olvida el funeral que organizó para un gato que había rescatado de la calle pero apenas sobrevivió dos días: ella le pidió permiso a un vecino para sepultarlo en su vivero. Comenzó así, de chica, su preocupación por la forma en que nos relacionamos con la muerte, y su afán por crear rituales de transición entre el mundo físico y el espiritual.
"No se puede cambiar el dolor, el temor, la angustia, pero sí cómo nos relacionamos con esto", escribió en 2006, poco después de iniciar su formación en astrología. Al año siguiente ganaría el premio arteBA-Petrobras con la instalación orgánica Patio o pintura para piso y plantas, donada semanas atrás al Museo Sívori por arteBA Fundación. "Que la pintura crezca entre los pastos como brota de la mano, como sale una flor", fue la intención de esta artista porteña de estilo exótico y largo pelo enrulado.
Tenía entonces apenas 26 años y ya había conquistado al público en todos los sentidos: tras participar de la prestigiosa Beca Kuitca expuso en la parisina Fundación Cartier y demostró la fortaleza de su carácter al presentar su primera muestra individual en la galería Alberto Sendrós, en 2003.
"Apenas se inauguró la muestra, la gente comenzó a apropiarse de piezas suyas y a llevarlas consigo –recuerda en Sol en casa 8, el flamante libro que compila su producción–. Ante la falta de respuesta del galerista, decidí a los pocos días levantar la saqueada exposición y vender sus partes en la verdulería de la esquina. El verdulero me prestó los estantes, llevé la balanza y vendía por kilo los objetos y pinturas, amontonados en el suelo: quince pesos por cien gramos".
Esa (re)acción no fue más que otra parte integral de su obra, sometida a una constante metamorfosis. Ha realizado instalaciones con barro y hojas de palta y gomero cosidas a mano, y el Malba compró una obra suya producida con hilos, pintura, caracoles y cáscara de banana.
Impulsora de Vergel, una ONG que une arte, salud y educación, León está embarcada ahora en un proyecto que une arte y astrología. "Lluvia, astrología impredictiva" comenzó en 2017 en Bienalsur, intineró por varias instituciones y este año incluirá desde abril la exhibición de una instalación en la Usina del Arte. Un zodiaco posible, estructura circular dividida en doce partes que representarán a los signos, se transformará con los aportes del público para crear "puentes alternativos entre lo individual y lo colectivo".
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