Saúl Armendáriz fue el primer luchador en México en declarar abiertamente su homosexualidad; tiene 52 años
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Es uno de los más célebres luchadores “exóticos”, como se conoce a los deportistas de lucha libre cuyos personajes contienen referencias homosexuales o afeminadas. Y en un medio donde lo que se impone es la fuerza física, él conquistó al público con su personalidad, su desparpajo y sus flirteos.
Cassandro, cuyo nombre fuera del ring es Saúl Armendáriz, fue el primer luchador en México en declarar abiertamente su homosexualidad. Y con su llegada al cuadrilátero en los años 80 revolucionó ese mundo único donde conviven el arte y el deporte.
Si bien hubo documentales sobre el luchador, conocido como “el Liberace de la Lucha Libre” o “Cassandro El Exótico”, jamás se había realizado una película de ficción sobre su vida. El nuevo filme, titulado simplemente Cassandro, tuvo en enero su estreno mundial en el Festival Sundance en Estados Unidos y estará disponible en Amazon Prime Video.
La película, dirigida por el estadounidense Roger Ross Williams, también cuenta con un breve papel del rapero puertorriqueño Bad Bunny.
García Bernal causó todo un revuelo en el estreno en Park City, en el estado de Utah, al llegar acompañado del verdadero Cassandro. El luchador tiene ahora 52 años y un derrame cerebral lo dejó con limitaciones en el habla y en los movimientos de un lado de su cuerpo. Pero quedó claro que siguen vigentes tanto su energía vibrante como su capacidad de seducir al público.
El filme
La película se enfoca en gran parte en los inicios de Cassandro como luchador y la relación con su madre (interpretada por la actriz y dramaturga mexicana Perla de la Rosa).
Se trata del primer largometraje de ficción del director Roger Ross Williams, quien ganó un Oscar en 2010 por su documental Music by Prudence (sobre la cantante de Zimbabue Prudence Mabhena).
Sobre su nuevo filme, Williams señaló a la prensa estadounidense que “la verdadera historia de Cassandro, Saúl Armendáriz, es algo que quise contar desde el momento en que lo conocí”.
“Como cineasta, mi propia experiencia de vida inspiró mi pasión por contar historias inspiradoras sobre personajes alternativos y elevar las voces de personas que normalmente no vemos en la pantalla”.
Por su parte, el actor, productor y director mexicano Gael García Bernal dijo a la prensa en el Festival de Sundance: “Me interesó representar ese mundo en donde la gente no es de aquí ni de allá… Ese estilo de vida tan peculiar, su color, su música y más allá de eso, Cassandro en su búsqueda de identidad para encontrarse a sí mismo”
“Él (Saúl Armendáriz) interpreta un personaje (Cassandro) para saber quién quiere ser… Espero que la gente salga de esto pensando ‘Ok, siempre podemos hacer un acto, y siempre podemos interpretar a otro personaje, y siempre podemos reinventarnos, y hay un potencial para eso’. Y no necesitamos tener una definición de quiénes somos porque eso no es natural”.
Los comienzos del luchador
Cassandro nació en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, Estados Unidos, y alternó su vida entre ese lugar y Ciudad Juárez, del lado mexicano.
En un documental de radio de las periodistas Victoria Ferrán y Susan Marling, transmitido en el Servicio Mundial de la BBC en 2016, el luchador recordaba haber sufrido discriminación desde pequeño por su orientación sexual.
“Cuando tenía 6 años me llamaron a la oficina del director de la escuela en El Paso y no sabía por qué. Ahora sé que era porque era gay”, señaló. Cuando tenía 16 años decidió mudarse a Ciudad Juárez para convertirse en luchador.
El ring lo hacía sentirse empoderado. “La lucha es tan masculina, tan machista. Muchos dicen: ‘Un homosexual no puede hacer esto’. Así que me gusta provocarlos un poco”, confesó en el documental. Pero no fue nada fácil ganarse un espacio.
“Por años me costó que el público, en especial el masculino, dejara de catalogarme como un hombre gay y viera mi talento, mis habilidades como luchador; que dejaran de ver lo negativo para ver lo positivo”, relató.
Campeón
Cassandro fue el primer luchador en México que demostró que un hombre gay podía ser tan buen luchador como uno heterosexual. O mejor.
En 1992 se convirtió en el primer luchador exótico en ganar un campeonato de lucha libre, el Mundial Ligero de la Asociación Universal de la Lucha (UWA, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, el éxito llevó a Cassandro por el mal camino en su juventud. “No fue bueno tener que lidiar con la fama y el dinero. Y cuando descubrí las drogas y el alcohol me sentí anestesiado. Ya no recordaba el abuso y las golpizas”, relató.
“Terminé viviendo en el patio de un amigo, comiendo de tachos de basura, pasando los fines de semana en prisión, perdiendo a mi madre, perdiéndome a mí mismo”. El 4 de junio de 2003 decidió dar la vuelta su vida.
“Sabía que tenía que cambiar, que ya había sido suficiente”, afirmó. Ingresó en un centro de desintoxicación, donde logró superar sus adicciones. “El momento que más miedo me dio en mi vida fue cuando volví a la lucha libre, 18 días después de completar mi tratamiento”, admitió.
Cassandro recordó cómo se recluía en el vestuario, se ponía audífonos para no oír estímulos externos y rezaba una y otra vez una oración sobre la serenidad.
El esfuerzo rindió sus frutos. Ocho años más tarde logró reivindicarse y volver a la cima de su deporte, obteniendo en Londres el Campeonato Mundial de Peso Welter de la Alianza Nacional de Lucha Libre Profesional (NWA, en inglés). Fue un logro impresionante, no solo para un exótico sino para cualquier luchador.
Creación de conciencia
Cassandro recordó sus inicios en los años ‘80 junto con otros luchadores exóticos como Pimpernela Scarlata y Mayflower.
“Fuimos los primeros en ponernos maquillaje y pantimedias. La gente nos decía: ‘¿qué diablos están haciendo?’. El luchador sabe que aunque no todos tomen en serio a los exóticos ellos cumplen con una tarea social importante, al poner en el foco público las cuestiones de género. Con sus plumas, adornos y atuendos glamorosos el deportista es visto por algunos como una crítica al machismo en la cultura mexicana.
Pero más allá de la crítica, lo que logró Cassandro según muchos es liberar. Siendo él mismo dio permiso a otros a ser ellos mismos. En el documental de radio transmitido por la BBC señaló: “No quiero que seas parte del problema, quiero que seas parte de la solución, y la solución es que vos estés bien con que alguien sea homosexual, transgénero, bisexual. Y si vos lo eres, que sepas que está bien ser quien eres”.
La antropóloga Heather Levi, autora del libro El mundo de la lucha libre: secretos, revelaciones e identidad nacional mexicana, señaló en el pasado que los luchadores como Cassandro enviaron un mensaje fuerte a la sociedad.
“La idea de que este hombre amanerado, extravagante y femenino pueda dominar a un hombre heterosexual realmente revoluciona los términos de lo que significa ser gay, heterosexual, y lo que significa ser hombre y masculino”. Cassandro afirmaba en el documental de 2016 que lo importante era conectar y marcar una diferencia.
“Yo simplemente subo al ring y uso mi talento y mi trabajo como si fuera parte de una medicina. Sea lo que sea que quieran curar, que tengan que negar o aceptar, yo los ayudaré a través de lo que hago a transitar ese camino”.
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