Caso von Bülow: la heredera millonaria que se casó por amor y terminó 28 años en coma
Recibió una sobredosis de insulina que la dejó en estado vegetativo; su esposo fue juzgado dos veces por intento de asesinato
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El 21 de diciembre de 1980, Martha “Sunny” von Bülow, heredera estadounidense de una millonaria fortuna, fue encontrada desvanecida en el piso del baño de su ostentosa mansión de Newport, en Rhode Island, donde vivía con su marido y sus tres hijos.
La mujer, de 48 años, que había sufrido un ataque relacionado con su hipoglucemia, nunca recuperó la conciencia. Pasó en estado de coma los siguientes 27 años, 11 meses y 15 días de su vida hasta que murió, a los 76 años, el 6 de diciembre de 2008.
Con su último suspiro, Sunny se llevó a la tumba el secreto de lo que pasó en aquella jornada previa a las vacaciones de Navidad en la que se apagó su vida consciente. En especial, se fue con ella la verdad sobre la participación de su marido, Claus von Bülow, en el episodio que derivó en su muerte.
Sucede que el marido de la señora von Bülow, altivo miembro de una antigua familia noble europea, fue acusado de haber intentado asesinar a su esposa. Se adujo que inyectó a su mujer con insulina y que eso la llevó al estado comatoso.
En un primer juicio, el hombre fue condenado a 30 años de prisión, pero recurrió a un prestigioso abogado de Harvard para apelar su condena. Y así logró acceder a una segunda instancia en la justicia.
Como los von Bülow eran miembros de la alta sociedad neoyorquina de entonces, ambos ricos, famosos y asiduos concurrentes -especialmente él- a las reuniones que eran la vidriera de lo más granado de la comunidad, los juicios por intento de asesinato de Claus von Bülow tuvieron en ascuas a la opinión pública de los Estados Unidos en la primera mitad de la década del 80, dividida en partes iguales entre quienes lo creían culpable y los que pensaban que era inocente.
Finalmente, estos últimos terminaron satisfechos cuando la justicia absolvió a von Bülow, que fue liberado de culpa y cargo en junio de 1985. Y que nunca, en todo el tiempo que duraron los juicios que lo tuvieron como protagonista, derramó una sola lágrima por su desdichada esposa.
Claus y Sunny se casan y se mudan a una mansión de ensueño
Claus von Bülow y Martha Sharp Crawford se casaron en 1966. Él era un bon vivant que había nacido en Dinamarca y se había graduado de abogado en Cambridge, Inglaterra. Patrocinaba artistas y asesoraba económicamente a hombres de gran fortuna como su amigo el magnate petrolero John Paul Getty Jr.. Ella era la heredera de la fortuna de su padre, George W. Crawford, expresidente de la Columbia Gas & Electric Company de Pittsburg, que falleció cuando la pequeña Sunny solo tenía tres años, y le había dejado una fortuna valuada en US$75.000.000.
Ella había tenido un primer matrimonio con un príncipe, playboy y tenista austríaco llamado Alfred von Auersperg, con quien tuvo dos hijos, y del que se separó un año antes de casarse con von Bülow. Como una mueca ácida del destino, el primer esposo de Sunny tuvo un accidente de auto en Austria, en 1983, y quedó, tal como su ex, en estado de coma. Murió nueve años después.
Claus y Sunny tuvieron una hija en común, Cosima, nacida en 1967. Él dejó de trabajar, por pedido de su flamante esposa y se instalaron primero en un elegante departamento en la Quinta Avenida de Nueva York, frente al Central Park. Poco tiempo después la señora von Bülow compró para su familia Clarendon Court, una mansión despampanante de 23 habitaciones en un terreno soñado de cuatro hectáreas y con vista al mar en Newport, Rhode Island.
La idílica casona, que además era literalmente cinematográfica, ya que fue el escenario donde se filmó la película Alta sociedad (1956), protagonizada por Frank Sinatra, Grace Kelly y Bing Crosby, fue el lugar donde se desencadenó la tragedia. Y no una, sino dos veces.
Claus von Bülow enfrenta su primer juicio
Porque, en rigor, el señor von Bülow fue acusado no de uno, sino de un doble intento de asesinato de su esposa. El primero de ellos ocurrió, de acuerdo a la imputación, en la navidad de 1979, cuando Sunny sufrió un episodio similar al de 1980. Entonces también la señora von Bülow terminó en estado de coma, aunque despertó rápidamente.
María Schrallhammer, la empleada doméstica alemana de toda la vida de la Sunny fue una de las principales testigos contra el señor Claus en los dos procesos judiciales. La mujer aseguró que la primera vez que su empleadora entró en coma, ella misma percibió que estaba en mal estado y le sugirió al dueño de casa que llamara a un médico, pero él se negó, asegurando que su esposa estaba dormida.
Cuando finalmente llegaron los doctores, la mujer debió ser trasladada al hospital de Newport, donde, como un anticipo de lo que pasaría un año después, se detectó que había recibido una sobredosis de insulina.
Schrallhammer testificó también que había encontrado tiempo después de este primer incidente un pequeño estuche negro en un armario del señor von Bülow, que contenía jeringas, una pasta amarilla y un polvo blanco. Tras un análisis posterior, se certificó que la pasta era una especie de Valium y el polvo, Seconal.
Más tarde, en el mismo estuche que la empleada doméstica de la mansión de Newport vigilaba asiduamente, ella había hallado frascos de insulina.
Todo fue presentado como prueba en el primer y en el segundo juicio de von Bülow, con la anuencia y el auspicio de los hijastros del millonario, Alexander y Annie-Laurie von Auersperg Kneiss, que fueron los que iniciaron el proceso contra el hombre que, según ellos, intentó matar a su mamá.
En la vereda de enfrente, siempre segura de la inocencia de su padre, estaba Cosima von Bülow Pavoncelli, la hija de Claus y Sunny, que se resistió a la teoría acusatoria de sus dos medio hermanos contra su papá.
Otra protagonista de los juicios de von Bülow fue Alexandra Isles, una socialité y actriz de teatro y televisión de Nueva York que, desde 1978, tenía un romance con el acusado. Según el obituario de von Bülow que realizó The New York Times, la mujer testificó que en marzo de 1979 le había dado un ultimátum a su amante para que se divorciara antes del fin de ese año.
Isles relató que von Bülow la llamó y le dijo: “Después de la Navidad seré un hombre libre y llegaré a un acuerdo sobre mi divorcio”. Eso fue poco antes de que la señora von Bülow ingresara en su primer coma.
A favor de la teoría del intento de asesinato hay que decir que el divorcio le haría perder al elegante Claus unos US$14.000.000 que su mujer le iba a heredar, conforme a lo que figuraba en su testamento.
Von Bülow no miró siquiera un segundo a su amante mientras ella testificaba, concentrado en garabatear una libreta amarilla que llevaba a las audiencias. Luego, con su estilo distante y de extrema vanidad, el acusado le dijo al jurado que la discusión del divorcio con su esposa había existido, pero no por causa de una mujer.
Aseguró que Sunny no tenía problemas en que él tuviera aventuras, siempre y cuando fuera discreto. Agregó que, sin embargo, el motivo más fuerte de conflicto con su señora era que él quería volver a trabajar, pero ella ponía muchas objeciones a su deseo.
En marzo de 1982 el primer juicio culminó con un veredicto desfavorable para el millonario von Bülow. Muy desfavorable: fue sentenciado a 30 años de prisión. El hombre escuchó impávido su condena y solo levantó sus pulgares hacia arriba para responder a una parte de la audiencia de la sala que desaprobó la decisión del jurado y comenzó a pedir a los gritos su liberación.
Von Bülow apela el fallo
Obviamente, von Bülow apeló esta sentencia. Para no ir a prisión, en tanto, pagó una fianza de un millón de dólares. Los medios entonces sugirieron que esa cifra había sido aportada por el amigo y excliente del abogado danés, J. Paul Getty Jr.
Para llevar adelante su apelación, von Bülow contrató al prestigioso abogado y profesor de Harvard, Alan M. Dershowitz, un profesional entonces idealista que con el correr de los años agrandaría su fama -y generaría controversias-, al defender personajes como O.J. Simpson, Jeffrey Epstein y hasta al mismísimo Donald Trump, cuando enfrentó el proceso de impeachment en 2020.
El trabajo de Dershowitz fue harto efectivo en el caso de von Bülow: la condena a 30 años fue revocada por el Tribunal Supremo de Rhode Island por motivos técnicos: parte de la información no se había puesto a disposición de la defensa y se habían enviado pruebas a analizar sin hacer el registro correspondiente.
El segundo juicio se realizó en la ciudad de Providence, y allí la afilada defensa del abogado danés apuntó todos sus cañones a demostrar al jurado que Sunny -que mientras sucedía el proceso judicial yacía en estado vegetativo en un cuarto de hospital-, era una mujer desequilibrada, que en repetidas ocasiones abusaba de las drogas y el alcohol.
Alexandra Isles, la amante del millonario, volvió a testimoniar para narrar que, en enero de 1980 el acusado la llamó para contarle que su esposa había discutido con él por el tema del divorcio, y que se había pasado de bebida y barbitúricos.
“Me dijo que le estuvo mirando todo el día, sabiendo que estaba en muy mal estado y, finalmente, cuando estaba a punto de morir, me explicó que no podía soportarlo y llamó a un médico para salvar su vida”, contó la mujer entre lágrimas, de acuerdo con la reconstrucción de su testimonio que realizó la agencia AP.
En tanto, el imputado señaló que antes de conocer a Sunny, ella vivía en un mundo de pastillas y alcohol. La defensa enfatizó, en base a estos testimonios y a otras pruebas médicas, que la propia esposa del imputado había provocado su caída en coma, de manera intencional o involuntaria, al inyectarse o tragar la insulina junto a otros medicamentos en las dos ocasiones en las que terminó en el hospital.
En cuanto al estuche negro que encontró la señora Schrallhammer con las jeringas y los frascos de insulina, la defensa argumentó que estaba ubicado en un armario que era compartido por la pareja, un lugar al que ambos esposos tenían acceso por igual.
Finalmente, el 10 de junio de 1985, von Bülow fue absuelto. El millonario, que siempre había proclamado su inocencia, aseguró a la prensa al salir sonriente del tribunal: “Este fue un caso médico. No se trató nunca de un crimen”.
Sin embargo, los hijastros del abogado danés no estuvieron de acuerdo con el veredicto. “Sabemos que él sabe que intentó asesinar a nuestra madre”, señaló Annie-Laurie von Auersperg al término del juicio.
La vida después de la absolución
Después de su absolución, von Bülow siguió siendo una figura reconocida y aceptada por la alta sociedad neoyorquina, que lo recibía en fiestas, reuniones y hasta en estrenos de Broadway, donde asistía con su nueva novia, Andrea Reynolds.
En 1988 se divorció formalmente de Sunny y se fue a vivir a Londres.
Esto se decidió tras un acuerdo con sus hijastros. El abogado danés renunció a todos los derechos sobre la fortuna de su esposa a cambio de que los hermanos von Auersperg compartieran con Cosima en partes iguales la herencia que había dejado la abuela materna de los tres. Ocurrió que la mamá de Sunny, que falleció en 1984, se había enojado con la hija de Claus por la posición que tomó en el juicio y la había desheredado, de acuerdo a lo que consigna el periódico Providence Journal.
Sunny murió, tras casi 28 años de estar en coma, el 6 de diciembre de 2008. En su habitación del asilo de ancianos Mary Manning Walsh de Nueva York donde se encontraba recluida, siempre había flores frescas y la mesita de noche estaba atiborrada fotos de sus hijos y nietos, que nunca la abandonaron.
Claus von Bülow, en tanto, falleció en la capital de Inglaterra a finales de mayo de 2019. Tenía 92 años.
Mi secreto me condena
El caso von Bülow y el misterio que lo envolverá por siempre quedó inmortalizado en la película Reversal of fortune (Mi secreto me condena), de 1990, protagonizada por Jeremy Irons, en la piel del abogado danés -ganó un Oscar por esa interpretación- y Glenn Close en el papel de Sunny.
El filme está basado en el libro con el mismo título escrito por Alan Dershowitz, el abogado que logró la apelación para el segundo juicio. El defensor de von Bülow arranca su historia, publicada en 1985, con las siguientes palabras: “Este caso lo tiene todo. Tiene dinero, sexo, drogas; tiene Newport, Nueva York y Europa; tiene nobleza; tiene sirvientas, mayordomos y un jardinero”.
Por su parte, el propio Claus von Bülow, en una presentación de su caso en un foro de Harvard realizado semanas después de su absolución, lo definió como “una tragedia que cumplió con las definiciones de tragedia que dio Aristóteles”. “Todos estamos heridos. Algunos, de muerte”, concluyó.
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