- -Ahora vas a tener que hacerte quimioterapia –le dijo el oncólogo a Paula Estrada (51) unas semanas después de que le extrajeran su mama derecha, en 2009, a raíz de un diagnóstico de metástasis.
- -Sí, estaba segura. ¿Qué síntomas puedo tener? –le preguntó.
- -Diferentes fármacos causan diversos efectos secundarios como fatiga, diarrea, naúseas y vómitos. Quiero que sepas que muy probablemente se te va a caer el pelo.
- -Pará, pará –lo interrumpió Paula. Todo esto que me dijiste a mí no me va a pasar y con respecto al pelo déjame ver qué puedo hacer.
- -Esto no es posible, yo tengo muchos años de Oncología y lamentablemente no hay nada para evitar la caída del pelo.
- -Doctor, usted no me conoce, algo voy a inventar –insistió Paula, ante la atónita mirada del especialista.
Un invento tan útil como inimaginado
No bien llegó a su casa Paula, que trabajaba como diseñadora gráfica, comenzó a navegar por Internet y no encontró mucha información, a excepción de un estudio realizado en Holanda que refería a que habían descubierto que si se enfriaban los folículos del pelo la medicación no llegaría hasta ese lugar.
"En ese momento empecé a pensar alguna alternativa casera. Compré bolsas de hielo, pero como se derretían se me ocurrió probar con los geles azules que utilizan los deportistas. De esa forma empecé a hacer el casco redondo tomando en cuenta el formato de mi cabeza", recuerda. "El gel se congela a -20 grados, pero queda maleable. El casco se arma con cinco geles (tres largos y dos cortitos), lo vas pegando con cinta transparente y debe quedar un poco suelto ya que después entra al freezer y cuando se congela se reduce el tamaño", explica.
A partir de ese momento Paula empezó a utilizar los cascos en cada una de las sesiones de quimio sin pensar, en ese momento, la trascendencia que tendría su emprendimiento. Sin embargo, al poco tiempo su proyecto comenzaría a llegar al alcance de miles de mujeres que estaban atravesando su misma situación. Y Paula, con el tiempo, terminó siendo una referente para cada una de ellas.
"Yo era la prueba viva de que esto funcionaba"
"No todas las personas utilizan la misma cantidad de cascos porque no todas las quimioterapias tienen la misma duración. El primer paso es colocarse el casco 30 minutos antes de iniciar la sesión de quimio, durante la pre-medicación. Ese tiempo es fundamental porque necesitamos recibir la medicación de la quimio con el bulbo del pelo congelado. Luego, cada 30 minutos hay que cambiar el casco porque en ese período se descongela. Además, hay que llevar dos cascos más para colocarse después de la quimio porque durante una hora la medicación sigue dando vueltas por el cuerpo. Y podés irte del sanatorio con el casco, siempre bien atado", comenta Paula, como lo hace cada vez que brinda una charla o graba un video en la fan page QUIMIO CON PELO - Paula Estrada.
"Mi oncólogo me venía a ver al sanatorio y no podía creer que yo estuviera haciendo la tercera quimioterapia con las drogas más fuertes y que nunca se me había caído el pelo. Y en ese momento empezó a comentarles a sus colegas y también a recomendarlo a otras pacientes. Yo era la prueba viva de que esto funcionaba".
"Siempre les digo que es importante que se vean bien durante el tratamiento"
Cuando Paula observó la cara de sorpresa y de felicidad de su oncólogo, ante el éxito de sus cascos, comenzó a pensar en la posibilidad de poder compartirlo con otras mujeres que estaban atravesando su misma situación. El primer vínculo con otras pacientes fue a través de teléfonos que le brindaba el propio oncólogo. "Al principio, empezaba a ir a las casas porque las personas estaban devastadas y me reunía con toda la familia. Y me veían a mí que recién había completado el tratamiento y estaba con pelo y me decían que estaba bárbara. Yo siempre les digo que es importante que se vean bien durante el tratamiento, que muestren sus fotos de cómo están con el pelo y que me manden sus testimonios porque esto apoya a otras mujeres que, quizás, piensan que van a estar muy mal durante la quimio. Tengo cientos de mensajes de chicas que hacen vida normal con su pelo".
Uno de esos mensajes se lo escribió Belén desde Rosario. "Carcinoma bilateral de mamá con metástasis ósea. 6 quimios fuertes cada 15 días con doxorrubicina y ciclofosfamida, efecto casi total de la quimioterapia, posterior operación con biopsias negativas inclusive de los ganglios. No perdí ni un pelo!!! Todo gracias a vos Paula, eternamente agradecida!! Besos miles".
"Vivo esos momentos con mucha emoción"
A partir de ese momento se contactó con las dos fábricas que producen los geles azules, les mostró su invento y automáticamente se pusieron a su disposición para donar los elementos para aquellas personas de bajos recursos que no los podían adquirir.
"Tenemos varios grupos de WhatsApp donde las chicas están permanentemente en contacto. Tenemos una red en la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú y Colombia y cuando una persona termina la quimio dona sus cascos a otra. Yo voy por todo el país dando charlas, cuento lo que me pasó y escucho preguntas. Les cuento con mucho humor mi historia, es muy lindo para mí esto de generar la risa en las personas que tienen incertidumbre. Vivo esos momentos con mucha emoción al poder ayudar, de verdad esto te cambia la vida. Va más allá del pelo, el sentirte bien, contenida dentro de una red de personas que están pasando lo mismo que vos es muy esperanzador. Yo me quedo hasta las 2 de la madrugada respondiendo mensajes y a veces dejo de estar con mi hija para ir a visitar a alguna mujer que está empezando su quimio y está bajoneada", llora.
El cáncer de su mamá
En 2017 a su mamá, que tenía 80 años, le diagnosticaron la misma enfermedad.
- -¿Me vas a hacer los cascos para mí? –le preguntó.
- -Sí, por supuesto –le respondió Paula.
"Mi mamá le puso mucha fuerza y lo llevó muy bien. Se iba al baño con el casco puesto, se ponía a hablar con la gente y les decía que tenía todos los pelos gracias a mi emprendimiento".
El sentido de su vida
Los domingos Paula, que es Coach Ejecutivo y Ontológico Certificado, recibe grupos de 15 mujeres (que vienen con sus familias) y les enseña a armar los cascos, pero además comparten cinco o seis horas donde se forma un grupo de pares que termina siendo de vital importancia a la hora de encarar el tratamiento. "Yo siempre les digo que éste es un proceso que debe transitarse con alegría".
Una de las características de las personas resilientes, aquellas que logran transformarse a partir del dolor, es que logran hallarle sentido a aquello que les sucedió. "Yo siento que me enfermé para que esto suceda, siempre busqué cuál era mi propósito. Y la alegría con la que yo transité todo esto fue clave. Que esto no te pese, sino que te enseñe, que te haga mejor persona, que puedas salir de tu ombligo y ver que en el mundo hay personas que te necesitan".
La opinión de los doctores:
"El uso de los cascos ha cambiado sustancialmente la calidad de vida de los pacientes con cáncer que reciben quimioterapia. Su uso previene la caída del pelo en un alto porcentaje de casos evitando exponerse al trauma de la alopecia. A los médicos nos cambió la perspectiva pues éramos escépticos en cuanto a su utilidad hasta que vimos lo contrario y en eso la tarea de Paula ha sido extremadamente importante" Dr. Gonzalo Recondo - Jefe de Oncología del Departamento de Medicina del CEMIC
"Hace unos 30 años empezamos a usar el sistema con una bolsa de agua en la cabeza en el Hospital Rivadavia y también hicieron algunos emprendimientos comerciales. Fue en los 80 cuando se empezó a usar la doxorrubicina que es la droga que más hace caer el pelo, y todavía se sigue utilizando. Creo que a los que no se les ha caído es porque están en el 20% de los casos a los que no se les cae el pelo en estos tratamientos, y no por el frío. En la raza negra casi no se cae el pelo, hay muchos factores que influyen. A mis pacientes que me piden usarlo igual les digo que si quieren lo usen". Dr. Mario Bruno. Sociedad Argentina de Cancerología.
"Hoy existe un sistema de enfriamiento capilar de una empresa estadounidense que realiza a través de un casco la disminución de la temperatura a nivel del cuero cabelludo la menor circulación sanguínea que conlleva esto, impide la circulación y el efecto de la quimioterapia sobre el folículo piloso permitiendo que éste no sea afectado y, por lo tanto, el pelo permanezca en su lugar. Por supuesto que como todo en medicina no es 100% seguro que el pelo no se caiga, pero ofrece una oportunidad importante de evitar la alopecia". Dr. Pablo Capellino, Médico Ginecólogo Oncólogo
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