Adentrándonos en los caminos de tierra de Luján, llegamos a donde reina el silencio, el aire nos purifica con su aroma a hierbas frescas y la mente abraza la ilusión de hacer eternos los instantes más lindos del día.
Con suerte, nos despertaremos antes que nadie. Silencio de voces, el ruido controlado del arrastre perezoso de nuestras alpargatas o de la pava que apoyamos sobre la hornalla para ese primer mate, parte de un ritual sin el cual el día no empieza de verdad.
La ambientación estimula, pero no inhibe en esta casa de Airbnb: nos invita a echarnos en el sillón francés a leer, o a hacer otra ronda de mate, esta vez compartida, a media mañana, mientras planeamos sin apuro todas las formas posibles de disfrutar de las horas.
Casa principal
Las mañanitas y los atardeceres, los momentos más felices en el campo.
Los óleos amateurs con motivo botánico y los viejos muebles de estilo francés le dan al living de la casa principal una pátina de austera nobleza campera.
Con dos mesas con tapa de madera y de zinc por casi todo mueble de guardado, la vajilla y los utensilios quedan en un noventa por ciento a la vista en la cocina.
¿Cómo logró la anfitriona de Aibnb que hubiera paz visual? Mediante la unificación de colores –marrón, blanco, verde acqua– y la encantadora distracción de detalles pacientemente buscados, como las molduras sobre las ventanas o la abertura circular.
A la atmósfera monacal del dormitorio principal, dada por el piso de ladrillos y el respaldo sin rebusques, le gana el lujo de una pequeña chimenea en el rincón.
Ya anduvimos a caballo, salimos a caminar con los perros, siesteamos, tenemos listas las mermeladas caseras para la tardecita (las partidas de truco las reservamos para la noche). Y a esta hora mansa, dos opciones: unos largos en la pileta o un partido de tenis.
Quincho: sede de reuniones y comidas compartidas
Cerca de la casa principal está el quincho semiabierto para probar recetas tradicionales, en la parrilla tras las puertas de hierro o en la cocina económica.
Casa de huéspedes
Las puertas-ventana que dan a la galería, pintadas de rojo en su cara exterior, crean un efecto de cortina al dejarse abiertas.
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