:: Si los tatuajes son imágenes o palabras, quién mejor que una actriz y poeta para reflexionar sobre ellos. Una representación absurda, como la imagen fusionada de Jesús y María en la cruz (según ella, casi "una travesti crucificada"), y una oración marcada como una cicatriz blanca, para recordar la risa del mejor amigo de la infancia que ya no está, además de otros 11 diseños, conviven en el cuerpo de Carla Quevedo, actriz que acaba de publicar por la editorial Trópico su primer libro de poesía, Me peleé a los gritos con el manager del spa. Carla explica que, cuando tiene una buena idea de un tatuaje, siente la necesidad irrefrenable de "hacérmelo sí o sí" y hace la comparación entre escritura y tatuajes, más allá de la tinta, como una forma de sacar algo de adentro, liberarse de ese peso y despedirse sabiendo que va a ocupar otro lugar para siempre. Tal vez por eso no se arrepienta de ninguno y reconozca que "son fotos de momentos de la vida que se llevan encima".
:: ¿Cuál fue tu primer tatuaje?
Fue un síntoma de adolescencia, a los 16. En esa época uno hace cosas para llamar la atención. Estaba obsesionada con las imágenes bíblicas y no tuve mejor idea que dibujar una fusión de la virgen María y Jesús crucificado, lo que devino en una travesti crucificada. Es muy polémica la imagen. Me lo tatué en la espalda baja. En mi casa no reaccionaron mal porque siempre tuve un poder de convencimiento y una capacidad para la mentira extraordinarios. Lo vendí como que era hipercatólica y me había hecho a la Virgen y a Jesús. No les gustó que me tatuara igual.
:: ¿Y después qué te hiciste?
Quería uno del lado de adentro del labio que dijera "Felicidades", pero nadie me quería tatuar en la boca. Encontré a alguien, pero me dijo que no entraba, así que me puse a pensar en otra cosa. En ese momento, a los 17, recién entraba en el mundo de la poesía, y mi primer amor en ese sentido fue Alejandra Pizarnik. Había conectado con Árbol de Diana y, como también me gustaba la diosa romana, me puse Diana.
:: ¿Cuál fue el último?
Me hice dos el mismo día. Uno dice Nicolas Cage y el otro es un pote de un cuarto de helado. El de Nicolas Cage tiene que ver con la escritura. Había escrito una novela, que todavía está en proceso de corrección, y el personaje principal se llama Nicolas Cage. Es que Nicolas Cage fue uno de los primeros memes y había una web que ponía a Nicolas Cage como todo el mundo. Me gusta la idea de que puede ser cualquier persona; se transformó en el personaje principal de mi novela y, en el afán de cerrar ese proceso, decidí tatuármelo.
:: ¿Y el cuarto de helado?
Me lo hice ese mismo día como respuesta punk a un tuitero forro que, cuando conté en las redes que me quería tatuar, me dijo: "Dejate de joder, pelotuda. Dejá de escracharte el cuerpo. Si estás con angustia oral, comé un cuarto de helado". Y pensaba que, cuando es todo tan volátil y efímero, tener una ilusión de perdurabilidad, algo llenaba y solucionaba, así que le contesté que me iba a tatuar eso. No me interesa la idea solemne de los tautajes, la mayoría son chistes que me cuento a mí misma. Tengo uno que es una patita de pollo.
:: ¿Cuál es tu favorito?
Está entre Nicolas Cage y un peón de ajedrez en el dedo anular de la mano izquierda, muy chiquitito. Parece más una cerradura que un peón, pero bueno. Cuando era chica, mi abuelo me obligaba a jugar al ajedrez y al principio no me gustaba, pero después me terminé copando. Una vez me preguntó cuál era mi pieza favorita y yo, obvio, elegí a la reina, pero él me dijo que la mejor pieza era el peón porque, si bien hay muchos y es la de menor valor, cuando hace el camino que tiene que recorrer y juega bien para su equipo, puede convertirse en la pieza que uno quiera, incluso la reina. Me encantó esa historia y me resulta poética como enseñanza de vida. Hay otro que me gusta que está hecho en tinta blanca y casi no se ve, parece una cicatriz. Dice: "Your Laugh Remains", y fue para conmemorar a mi mejor amigo de la infancia, que lo perdí hace muchos años ya y su risa continúa en este mundo.
:: ¿Cómo llegaste al tatuaje de las Malvinas con los nombres de las hijas de Maradona?
Estaba jugando al TEG y, como las islas no están en el mapa, empezó una discusión sobre cómo se nombrarían y de qué país serían. Y ahí alguien dijo que las Malvinas eran más argentinas que las hijas de Maradona, así que habría que renombrarlas Dalma y Gianinna. Me gustó la idea y mi primo me desafió diciendo que no me iba a animar, pero unos meses después me tatué. Dalma lo vio, nos conocemos. Subió una foto diciendo que estaba loca.
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