Carla Quevedo. “Me cae mal el mote eterno de la chica del momento”
La actriz Carla Quevedo lleva puestos un top, jogging y zapatos de taco alto y da vueltas, en modo anfitriona, por una pizzería que no es la de un set de filmación. Es real, es preciosa y es suya. En plena pandemia, la elogiada intérprete de Alicia Muñiz en la serie Monzón abrió junto a tres amigos Cancha en una esquina de Villa Crespo. El ambiente es relajado y la gente se sienta en bancos de gaseosas reciclados como bancos. Sin trabajo desde marzo, surgió este proyecto alternativo que se sumó al resto de sus intereses: la actuación, claro (en febrero empieza a filmar una serie que la tiene muy entusiasmada, "luché mucho por ese papel", dice), pero también la escritura: en 2019 publicó su primer libro de poesía Me peleé a los gritos con el manager del spa y ahora prepara su novela. "De chica me gustaban muchas cosas y me lo hacían ver como algo malo, pero ahora lo rescato, al contrario, está buenísimo, no era que no era constante, era que tenía muchas curiosidades y eso es algo bueno".
–¿Por qué volviste a Buenos Aires después de diez años viviendo en Nueva York ?
–Empecé a extrañar. Los asados con los amigos, la profundidad de los vínculos. No digo que todo el mundo sea así, pero allá están muy abocados a lo meramente laboral y al avance de la carrera. Y todos creen que son amigos. Pero no. Yo tuve mucha suerte de que mis amigos sean mi familia y ese sentido de pertenencia tan grande nunca lo sentí allá. En esta etapa de mi vida sentí que le tenía que dar más prioridad a eso. Volví y a las dos semanas explotó la pandemia.
–¿Cuándo empezó a ser importante la cocina en tu vida?
–Siempre. Odio hablar de astrología así que voy a hablar de astrología jaja. Yo soy Tauro, luna en Cáncer. Tengo algo con los sabores, con los olores, con lo tangible, con la experiencia física del cuerpo desde muy chica. La comida siempre dictó mucho mi humor. No me da lo mismo. Me hace o me arruina el día. Viviendo en Estados Unidos empecé a experimentar una apertura de sabores zarpada que por suerte en Buenos Aires también afloró. Empecé a comer mucha comida asiática y aprendí a cocinar, también.
–¿Te hubiera gustado estar en Masterchef?
–¡Me hubiera encantado! Pero mi representante me dijo: "Carla, no. En dos años te dejo hacer lo que quieras, pero ahora no". A mí me hubiera encantado porque me encanta cocinar. No sé si lo hubiera hecho bien porque estuve muy mal en la pandemia. Pero sí la idea de cocinar y tener esos chefs increíbles probando tus cosas y dándote tips. No sé si soy buena cocinando, soy buena comiendo. Y como de todo.
–Decías que te pegó mal la pandemia...
–Muy mal. Hace años que lucho por mi salud mental y este año fue muy difícil. Las herramientas con las que yo cuento para mantenerme saludable desaparecieron, no podía estar con mis amigos, no podía hacer ejercicio, vivía un encierro absoluto, el pánico y la ansiedad se volvieron mucho más fuertes. Volví a tomar medicación y fue la mejor decisión que tomé en años. Es como tener problema de tiroides que tenés que regular, es química cerebral, este año lo necesité y estoy re bien.
–En tus redes hablás del tema y también en la prensa. ¿Alguna vez te recomendaron no hacerlo?
–No me interesa construir la imagen de algo que no me representa, principalmente porque yo fui una niña Emo, de estar en foros, y desde muy chica valoré el encontrar la experiencia real del otro a través de una pantalla. Hacer una curaduría en Instagram para que vos te creas que yo soy genial y tengo la piel perfecta me parece una basura que no le sirve a nadie. Algunos amigos me han dicho que tal vez no me convenía hablar de estos temas, los escucho, pero no comparto. Me parece que mi trabajo habla por sí solo y siempre cumplí en ese sentido. Los compromisos laborales siempre los mantuve.
–¿Tener una pizzería fue una de las sorpresas del año?
–Totalmente, estoy en Cancha y no lo puedo creer. Empezamos a buscar lugar en medio de la pandemia y abrimos en noviembre. Somos cuatro socios y cada uno fue encontrando su rol. Yo de hornos y de la masa no sé nada, pero tengo la experiencia de probar cosas distintas. Siento que a veces en Buenos Aires los proyectos apuntan solo a lo que funciona. La discusión entre nosotros era: la margarita es lo que más sale. Pero si en vez de la margarita tenés una pizza con arándanos, con miel y queso de cabra, si vos le comunicás la experiencia a la gente, si los convencés de que prueben, abrís el paladar. Creo que hay que dar ese paso. Obvio que es un negocio, pero a mí me interesaba ser parte de esto para tener algo distinto. Quiero que Cancha sea un lugar al que a mí me den ganas de ir.
–También te ocupaste del diseño.
–Enseguida surgió la experiencia del club de barrio que todos tuvimos muy presente en la infancia. Hablamos de la nostalgia de los noventa, de Italia 90. Mi rol fue repensar esto para que en 2020 pudiéramos crear un ambiente que no sea tan excluyente, ni tan masculino ni heteronormativo, yo quiero que todo el mundo se sienta bienvenido en nuestro club.
–¿Por qué la foto de Evita?
–¡Porque somos todos peronistas! Más allá de eso, la mayoría de las fotos de la pizzería son de mujeres deportistas, como algo que nunca se elige mostrar. Vas a la cantinas y a los bodegones y son todas fotos de tipos. Uno piensa en éxito y en deporte y son todos hombres.
–¿Cómo te cae el mote eterno de "la chica del momento"?
–Me cae mal. Ser la chica del momento implica que lo vas a dejar de ser. Entiendo que viene de un lugar bueno, pero en lugar de hablar del potencial, hablemos del hoy... Me causó gracia que me preguntaras esto porque escribí un poema que dice: hace 15 años que soy una joven promesa. No quiero ser eso. Me incomoda porque me enfrenta al miedo de no estar a la altura de las expectativas. Cuando te ponen esas mochilas tan pesadas terminan siendo contraproducentes.
–¿Qué estás escribiendo ahora?
–Tengo una novela que escribí en inglés porque vivía en Estados Unidos. Quiero publicarla acá, pero me está costando traducirme. Porque es la novela que se escribió y la Carla de 10 años después que la traduce. Está buenísimo pero me está costando el proceso.
–Los tres papeles que te marcaron más.
–Alicia Muñiz, uno de los papeles más difíciles, era necesario que esa historia se retratara con perspectiva de género como se hizo. Show me a hero, porque fue mi primer protagónico en inglés y compartí elenco con grandes como Winona Ryder y Catherine Keener y El Maestro, porque implicó lograr algo que pensé que no podía. Mi búsqueda no es ser una actriz famosa, quiero hacer proyectos que me interesan y vivir bien, no sé si es sostenible, pero no quiero hacer cosas solo por estar.