El tratamiento con cannabis medicinal empezó a aplicarse, finalmente, en hospitales de nuestro país gracias a la ley 27.350 sancionada en 2017. Sin embargo, el Programa Nacional a través del cual se aplica la legislación solo contempla el uso en epilepsia refractaria. Esta restricción a una sola patología, sumada a costos elevados y demoras burocráticas, genera reclamos por parte de ONGs, pacientes y médicos que plantean que la ley es ineficiente. Por eso, muchas familias buscan otras vías a la medicación.
Silvia Kochen, investigadora y directora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS), dependiente de Conicet, explica: "Hay distintos grados de evidencia en Epilepsia Refractaria, espasticidad en Esclerosis Múltiple, Parkinson, dolor neuropático y alteraciones cognitivo-conductuales, como autismo". Por el momento, sin embargo, en Argentina solo se investiga el uso de cannabis en epilepsia.
El programa en sí prevé la creación de protocolos de investigación, donde los pacientes participantes reciben gratuitamente el tratamiento. En mayo se autorizó un protocolo en el Garrahan con niños y pronto comenzará otro para adultos en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
Donde hay mayores avances es en la capacitación médica. "Como no estamos formados en el tema, queremos saber qué responder. Tampoco concebimos la autoprescripción. Tiene que estar siempre controlado por un médico, como cualquier fármaco", dice Diego Sarasola, coordinador de Investigación en Cannabis, responsable del Programa. Es por ello que se crearon un posgrado en la Universidad de La Plata, que va por su segunda edición, un curso en Femeba y habrá otro a distancia por Telesalud del Ministerio de Salud. Según Sarasola, la idea es llegar a los distintos hospitales.
Sin producción propia
Si bien la ley establece que el Estado nacional impulsará "la producción pública de cannabis en todas sus variedades y su eventual industrialización en cantidades suficientes para su uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación", aún no hay producción local. Los pacientes acceden mediante una petición de importación a la A.N.M.A.T. o por otros canales no-formales como autocultivo o compra a cannabicultores locales.
Sin embargo, los aceites derivados de estas vías no siempre poseen las concentraciones necesarias. "Distintas organizaciones sociales tomaron protagonismo, fomentando el autocultivo y la preparación artesanal de derivados cannábicos para atender las necesidades de numerosos ciudadanos. Pero el vacío legislativo hasta el año pasado y la falta de estándares de calidad para la preparación de los aceites hicieron que los usuarios administren los productos sin tener certeza de su contenido", advirtió Esteban Serra, decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario, al presentar un estudio de dicha facultad que analizó los principales aceites de cannabis que utilizan los usuarios. En él, se demostró que muchos de los aceites comerciales eran fraudulentos, dado que contenían una concentración ínfima o nula de cannabinoides. Por otro lado, en los aceites artesanales, preparados por familiares de pacientes o por cannabicultores solidarios, mostraban diferencias en las concentraciones.
"En el autocultivo, si bien surge de una necesidad de las familias, las plantas tienen un alto grado de labilidad, dan resultados diferentes. La necesidad de medición y estabilidad del producto son lo que hacen aconsejable que haya una producción farmacéutica", define Fernando Berot, director de CanPharma Labs y autor del libro Marihuana medicinal. Su empresa firmó un acuerdo en agosto con la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet para determinar algunas cepas locales para investigación y desarrollo con capacidades terapéuticas.
La planta de cannabis tiene gran cantidad de componentes, lo que da variaciones en los resultados de los extractos que se puedan obtener y diferentes acciones terapéuticas. Marcelo Rubinstein, Investigador Superior del Ingebi-Conicet, explica: "Se habla de cepas altas en THC, otras en CBD, equipotentes, etc. Hay una multiplicidad de variantes a explorar para entender cuál funciona mejor para cada patología. En países como Canadá hay mucha investigación, compromiso de las autoridades para que haya acceso al cannabis medicinal, apoyado en el fundamento científico".
En los últimos meses, salieron varios fallos que permiten el cultivo domiciliario con fines medicinales. Al respecto, Sarasola asegura: "Sabemos de esta realidad, por eso queremos acelerar las cosas para que la gente tenga acceso a moléculas estandarizadas, seguras". A nivel institucional, el INTA ya evaluó un predio, aún en etapa de estudio, para producir en el país distintas variedades genéticas. "Esto es un proyecto a mediano plazo. No va a dar una solución ya. Apunta a bajar el costo también y contar con elementos para investigación básica y aplicada", concluye.
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