Cámara de Ámbar: un naufragio nazi podría resolver el misterio de su desaparición
De las profundidades del Mar Báltico podría emerger una respuesta buscada durante años. Un equipo de buzos especializados encontró los restos del Karlsruhe, buque nazi hundido por los aviones de guerra soviéticos cerca del final de la Segunda Guerra Mundial. Según los expertos, la nave podría contener la legendaria Cámara de Ámbar de los emperadores de Rusia.
En abril de 1945, el buque alemán Karlsruhe zarpó de Konigsberg (hoy Kaliningrado), lugar donde los componentes de la Cámara de Ámbar habían sido vistos por última vez. Ahora, más de 75 años después, un grupo de buzos asegura haber encontrado la nave al norte del pueblo polaco de Ustka.
La novedad que podría arrojar luz sobre uno de los mayores enigmas de la historia rusa fue comunicada por Tomasz Stachura, miembro de Baltictech, grupo de buceo que examina restos de naufragios en el mar Báltico. Luego de meses de trabajo, los expertos dieron con los restos del vapor Karlsruhe.
"Se encuentra a una profundidad de 88 metros. Está prácticamente intacto. Dentro de sus bodegas descubrimos vehículos militares, porcelana y varias cajas con contenido desconocido", explicó Stachura en un comunicado que reproduce The Guardian.
El vapor Karlsruhe participó en la Operación Hannibal, una de las evacuaciones marítimas más grandes de la historia. En esa operación más de un millón de soldados alemanes y civiles de Prusia oriental escaparon del avance soviético hacia el final de la Gran Guerra. La documentación de la época sugiere que el buque partió de Konigsberg a toda prisa con una gran carga. De las 1083 personas a bordo solo 113 sobrevivieron.
"Todo esto estimula la imaginación. Encontrar el vapor alemán y las cajas con contenido aún desconocido descansando en el fondo del mar Báltico puede ser significativo para toda la historia", aseguró Tomasz Zwara, otro de los buzos que participaron de la operación.
Stachura cree que el descubrimiento de su equipo podría proporcionar información fresca sobre la desaparición de la legendaria habitación, que alguna vez formó parte del palacio imperial Tsarkoe Selo de San Petersburgo y que fuera definido como la octava Maravilla del Mundo.
Del palacio... ¿al fondo del mar?
En un primer momento, se suponía que la Cámara de Ámbar era, en realidad, un gabinete de ámbar. Se trató de un regalo de Federico Guillermo I de Prusia a Pedro el Grande, quien se había maravillado con la obra durante una visita a su castillo en 1716.
A diferencia de la idea original, se decidió utilizar los paneles como revestimientos de paredes. Paredes que fueron rodeadas de tallas doradas, espejos y paneles de ámbar adicionales.
La sala estaba compuesta por paneles que contenían seis toneladas de resina de ámbar. Se dice que demoraron 10 años en completarla y, a valores actuales, su costo ascendía a 320 millones de dólares.
En 1755, las piezas de ámbar perfectamente encastrada fueron desarmadas y trasladadas al palacio Tsarkoe Selo, ubicado a 27 kilómetros al sur de San Petersburgo. De allí permaneció casi doscientos años hasta que fue desmantelado por los nazis del Ejército del Norte durante la ocupación.
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