"Dignity", así firma sus mails, así se presenta por primera vez en esta entrevista. "Dignidad" dice en voz alta Calu Rivero (32), como apropiándose de esa nueva identidad, de ese proceso de cambio interior que dice haberla ubicado en un lugar más luminoso. "Es una nueva actitud de vida", reafirma. Se cortó el pelo. Dejó caer, soltó. Y se despejó la cara para descubrir su sonrisa. "Toda mi vida tuve la sensación de estar corriendo, siempre apurada… Pero ya nada me apura y es lo que siento en esta nueva actitud de vida. Y creo que tiene que ver con ser honesta conmigo misma y, sobre todo, porque nunca más quiero exponerme a situaciones que me hacen sentir mal, que me hacen sentir una mierda. Hoy, por sobre todas las cosas, quiero proteger mi alma y por eso hoy elijo y decido todo", dice en su honestidad brutal y amable a la vez. Tal vez por eso, el "tema Darthés" queda descartado de la charla. A pesar de que el próximo 11 de diciembre se cumple un año desde que la actriz Thelma Fardin (27) denunciara públicamente a Juan Darthés (55) por violación –un paso decisivo que se animó a dar luego de que Calu hablara sobre los excesos inapropiados que sufrió por su compañero de elenco en la novela Dulce amor–, Calu "Dignity" elige no responder sobre el tema. "Quiero hacer notas que sumen, que me eleven el espíritu y me hagan sentir bien..., no que me vacíen y me lleven a un lugar donde ya no estoy. Te voy a responder desde mi enfoque, mi liberación, mi fortaleza. Si no, siento que sigo en la misma página y yo no soy esa", dice.
Separada del músico Joaquín Vitola (30) después de casi un año de relación, la artista y modelo de la agencia The Society Management –la misma que fichó entre otras figuras a Kendall Jenner– habla del camino que elige transitar.
Con Joaquín tuvimos un vínculo muy libre y muy creativo, donde nos permitimos crecer, pero ahora cada uno está en pareja consigo mismo
–¿Por qué elegís llamarte "Dignity"?
–Hoy siento que estoy con una nueva piel, una nueva identidad a la que yo elegí llamar "Dignity", Dignidad. Es una palabra que me estuvo resonando mucho tiempo y tiene que ver con una actitud de vida enfocada desde otra perspectiva. Es silenciosa, humana, positiva, digna, intuitiva, espontánea. Es tratar de estar en armonía con todo lo que me rodea.
–¿El cambio de look fue parte de este proceso?
–El corte de pelo fue lo último que necesité hacer para esta nueva identidad. Sentía que el pelo largo estaba cargado de un relato que ya había dejado ir, estaba energéticamente lleno de esa experiencia que viví. Y con esto no estoy diciendo que la quiero borrar, al contrario, me quedo con la fortaleza que descubrí en ese proceso, pero lo dejo ir.
–¿Cómo nació esta idea de cambio?
–Hace un mes y medio decidí ir a Grecia a un workshop intenso, con la artista serbia Marina Abramovic. Fueron cinco días sin comer ni hablar y con muchos ejercicios de performance y actuación. En uno, por ejemplo, trabajamos el contacto visual. Sin reloj ni celular, la idea era perder la sensación de tiempo y espacio mientras nos mirábamos a los ojos con otros participantes. Me acuerdo perfectamente estar mirándonos a los ojos con Marina (que después me dijeron que fueron dos horas) y ahí me vi con el pelo corto, fue clarísimo. Por eso, este corte no es espontáneo ni improvisado, sino que surge de un proceso absolutamente pensado. Después del viaje no dudé en que iba a cortarme el pelo. Lo más increíble es que justo cuando volví de Grecia, recibí el llamado de mi hermana Marou donde me contaba lo que había dictaminado la justicia de Nicaragua [el pasado 3 de noviembre se ordenó la detención y captura internacional de Juan Darthés], entonces fue muy fuerte. Es muy hermoso poder confiar en los tiempos del universo.
–¿Qué sentiste cuando te viste en el espejo con el pelo corto?
–Mi primera sensación fue de liviandad, alivio, felicidad. Me sentí infinita, sentí que ya estaba habitando esa nueva piel, ya era "Dignity".
–¿Vas a dejar de llamarte Calu?
–No me lo planteo de ese modo, pero todo el tiempo estamos cambiando. De hecho, mi nombre real es Carla y decidí llamarme Calu cuando vine a Buenos Aires. Con Dignity es un poco lo mismo. A Calu la amo, pero también tiene un relato que ya fue.
–¿Te cuesta sostener un registro de la vida que no todos entienden?
–Me parece que hay una tendencia a expulsar lo distinto, a encasillar. Siento que Calu padeció mucho eso, pero ya está. En un país donde la gente habla y opina, hoy prefiero ser más consciente de con quién hago cosas y de qué manera.
–¿Cómo vivís la mirada ajena?
–Es imposible que yo tenga el control de mi imagen pública. Yo ya no gasto más energía en tratar de que vean quién soy. En su caso, me verá la gente que me entienda y ya está.
–Te convertiste en un referente para otras mujeres que también se animaron a visibilizar sus propios tormentos. ¿Cómo te llevás con ese rol?
–Siento que hay un cambio social, una justicia y una verdadera revolución y esta revolución que estamos viviendo no es sólo de las mujeres, sino de toda persona que se haya visto privada de sus derechos. Personalmente me siento digna en este nuevo rol y sé que la dignidad contagia dignidad. Deseo que todos podamos hacernos valer como personas, que nos podamos tratar con respeto a nosotros mismos y a los demás.
–¿Sos consciente del impacto de tus palabras?
–Soy consciente de lo que significa hablar y darles luz a temas que la gente no habla. De eso sí soy muy consciente. Y puntualmente, de todo lo que pasó por haber hablado, después de muchos años de confusión, bullying y dolor, hoy pude ver mi fortaleza materializada. Siento en el cuerpo mucho amor propio, porque me doy cuenta de lo fuerte que soy, lo fuerte que fui.
–¿Qué buscás con tus posteos en las redes sociales?
–No me interesa hacer ruido, sí me interesa informar. Si subo una foto semidesnuda en mi cuenta de Instagram y leés lo que escribo, hablo del amor hacia mi cuerpo, de la naturalidad y de cuidarlo como mi templo. No lo hago para tener más likes. Y si hablo de la copa menstrual, lo que digo es "esto es una forma de ser sustentable y la copa es un elemento que se inventó para evitar usar toallita y tampón. Con esto vos no generás residuos, sos consciente de tu sangre y encima para la planta es un alimento".
–¿Qué significa para vos tener una vida sustentable?
–Mi vida sustentable comenzó cuando empecé a preguntarme qué estamos haciendo por la Madre Tierra. Y en ese camino, todos los días trato de ser más consciente de lo que consumo, lo que compro, quién lo produce… Si voy al supermercado, tengo en cuenta si el packaging es reciclable, si es reutilizable. Trato de generar el menor residuo posible. Lavo a mano, dejo que la ropa se seque a la noche, me llevo mi botella de agua a todos lados, mi cepillo de dientes y los hisopos son de bambú, uso la copa menstrual y hago que mi ropa sea circular, es decir que la ropa que ya se hizo siga circulando entre mis amigas y conocidos. Uso mucha ropa vintage, de segunda mano.
–¿Cómo es tu vida en Nueva York?
–Me siento muy contenta, tengo una vida muy activa. Nueva York tiene eso, una agenda cultural gratuita enorme y trato de aprovecharla.
–Hace poco te separaste de Joaquín Vitola, después de un año de relación…
–Con Joaquín tuvimos un vínculo muy libre y muy creativo donde nos permitimos crecer, pero ahora cada uno está en pareja consigo mismo.
–¿Cómo definirías este año?
–Termina un año en el que tuve el coraje de escucharme profundamente y eso hizo darme cuenta de quién soy, me siento completa, feliz y no necesito nada más que estar en paz conmigo misma. Después lo demás viene solo.
Agradecimientos: Sofa Álvarez (fotos), Barb Velez (estilismo), Jehanna Foster (pelo), Natalia Majia (maquillaje)
Termina un año en el que tuve el coraje de escucharme a mí misma y eso me hizo dar cuenta de quién soy. Me siento completa, feliz y no necesito nada más que estar en paz conmigo misma
Siento que hay un cambio social, hay una justicia y una verdadera revolución y ya no es sólo de las mujeres, sino de toda persona que se haya visto privada de sus derechos
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