Primer acto: una pareja con hijas adultas decide hacer una casa que sea lugar de encuentro familiar. La consecución lógica fue búsqueda del terreno, en este caso, un lote caracterizado por su proporción longitudinal y el paisaje verde que contiene y lo rodea. Y al final (o al inicio), el diseño, para el que los estudios Alric Galíndez Arquitectos y MMS, de las arquitectas Camila Mana, Florencia Mosteiro y Sofía Superti, sumaron fuerzas en unir deseo con posibilidad.
Así se concibió esta obra que sintetiza una ilusión madura, materializada en espacios atravesados por un larguísimo muro de hormigón, con extensas carpinterías de aluminio y volúmenes revestidos en el mismo material para favorecer esa sensación de continuidad que integra el exterior y colabora con la premisa original.
El interiorismo siguió el mismo patrón: la búsqueda de la coherencia, de la luz natural y de la relación con el jardín matizando colores, materiales y texturas para convertir este proyecto en aquello que todos saben reconocer: un hogar donde reunir a la familia.
El eje del proyecto fue la conexión espacial: la casa se vive entera. No hay circulaciones residuales y, en cada ambiente, se planearon zonas comunes con detalles que los vinculan con el contiguo y los demás.
El tabique de hormigón funciona como eje, enfatiza la direccionalidad y, a su vez, es el elemento organizador del proyecto
"Para lograr un buen acabado es importante la madera del encofrado y la calidad del hormigón", recomiendan las arquitectas de MMS.
En la cocina-comedor, un mueble flotante recorre todas las situaciones, para unificar espacios de distintas funciones y subrayar la idea rectora de continuidad.
La lámpara colgante le da luz cálida y puntual a la mesa; la campana, a los fuegos, y una garganta longitudinal con artefactos embutidos, a todas las superficies de trabajo.
A diferencia de la planta baja, en las áreas privadas predomina el blanco. Pocos muebles, sueltos y simples, equilibran materiales y colores para dar calidez.
Blancas y lisas, las puertas del vestidor casi no se ven. Todo el protagonismo para la bacha flotante y el reflejo del jardín.
En la fachada, la trama vertical del revestimiento de aluminio funciona como una copia en negativo del encofrado de hormigón. Socia silenciosa, que lo realza por contraste.
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