Sky Bar Hotel Pulitzer
Hubo una época en la que los rooftop bars eran cosa de otras ciudades del mundo, pero hace ocho años abrió el Sky Bar del Hotel Pulitzer e inauguró la categoría en el mapa porteño. Desde un piso 13 de la calle Maipú, casi esquina Paraguay, este lugar es el favorito para la hora del after office. Abre a las 17, estalla a las 19 y empieza a cobrar calma recién pasadas las 21.
Toda la propuesta invita a divertirse. Desde la ambientación minimalista, pero con un toque rústico, con mucha madera –como en los balnearios de la costa– pintada de blanco, hasta los precios accesibles. Las cervezas arrancan en $100 y los cócteles van de los $210 a los $280. Y, si bien hace unos años la coctelería del Sky era más simple, ahora ofrecen perfiles más complejos.
Un buen ejemplo es el Le Monch, que combina ron especiado con canela, pimienta rosa, anís estrellado y clavo de olor, cachaça, licor Drambuie, piña, lima y naranja; el resultado es un cóctel que ofrece un buen balance entre lo ácido, lo especiado y lo frutal. O el Doradoni, bien seco, para los que buscan algo más alcohólico y menos terracero; lleva gin, vermú bianco, amaro Averna y licor Mandarine Napoleón.
La carta de comidas está bajo la órbita del español José Manuel Zafra, quien llegó desde el restaurante Bistreau del Hotel Mandarin Oriental de Barcelona, para encargarse de la cocina de Boca de Toro, el nuevo restaurante del Pulitzer. No faltan la miniburgers ($140) o los fingers de pollo, amigos de la birra. Pero también hay opciones más elaboradas, como las gyozas de rabo ($270 las cuatro unidades) o el carpaccio de lomo ($160).
Los jueves a las 20.30 hay música en vivo; en general, tocan bandas de funk, soul y otros géneros que permiten continuar con la charla.
Vale aclarar que hay una franja horaria, entre las 19 y las 21, en la que es inevitable beber parado y algo apretado; y aunque a veces el precio es estar cuerpo a cuerpo con desconocidos, con cócteles, buena música y la brisa refrescante de la altura, estar apretujado cotiza –nunca tan bien dicho– alto.
Recomendado: Gyozas de rabo.
Maipú 907/ 4316-0800/@hotelpulitzerbuenosaires
Salón 1923, Palacio Barolo
Visita obligatoria para turistas y locales, desde 2004 en el Palacio Barolo se organizan tours guiados para conocer cada uno de sus detalles y secretos. Pero a la recorrida le faltaba un cierre, así que cuando se desocuparon las oficinas del piso 16, los organizadores las tiraron abajo y abrieron un bar. A los pocos días de inaugurado, la noticia corrió como pólvora en las redes sociales; ahora, a la clásica postal de la Avenida de Mayo tomada desde la terraza del Barolo se le sumaba un cóctel: mejor imposible.
Abierto desde las nueve de la mañana, también abastece a los oficinistas del edificio de desayunos, almuerzos livianos y cafés. Y, si bien la propuesta acohólica es acotada, tiene una impronta bien definida: italiana. Por eso, se destacan los aperitivos: Americano (Campari, vermú rojo y soda); Campari con naranja y Aperol Spritz, entre otros, todos a $200. También sirven cerveza tirada y en porrón ($150 y $130) y dos opciones de vino por copa.
El bar tiene su parte cerrada, donde se puede apreciar la arquitectura interior, pero, sin dudas, la gran estrella es la terraza, coronada por el faro. La vista a la ciudad, desde todos los ángulos, es única. Por el momento, no hay sillas ni mesas, así que se bebe parado.
Esa cuestión hace que comer bajo techo sea más cómodo. Se destacan los panini, todos acompañados por papas rústicas: desde el clásico de jamón y queso ($190) hasta el Indian Chicken (pollo marinado en curry, tomates secos y queso cheddar, $315) o el Criollo Palanti (roast beef braseado durante tres horas, romero, salsa criolla y queso fundido, $350). También hay ensaladas, pizzas y algunas raciones, como las clásicas empanadas ($80) y la bruschetta de tomate, albahaca y jamón crudo, entre otras opciones.
El ascensor llega hasta el piso 14, así que hay que subir dos por escalera para llegar a una de las terrazas más lindas de Buenos Aires; eso sí, después del ejercicio, se bebe con más ganas.
Recomendado: Panini Criollo Palanti.
Av. de Mayo 1370/ (11) 5656-9859/ @salon_1923
Rooftop Selina Hotel
Selina es un nombre nuevo para los argentinos, pero quienes hayan viajado por Latinoamérica –sobre todo por la zona central y el Caribe– ya saben de qué se trata. Este hotel poco convencional invita a jugar al "Elige tu propia aventura" en clave hotelera; los que prefieran lo clásico, pueden optar por habitaciones privadas y también ofrecen los dorm rooms de los hostels, donde se convive con desconocidos. Todo con el plus de espacios comunes que derrochan onda, buen gusto y que también satisfacen las necesidades de los viajeros actuales: buena conectividad, espacios de trabajo, y un lugar de encuentro.
Uno de los puntos fuertes para reunir a huéspedes y locales es la programación musical en el bar de la terraza, con Dj sets y cantantes en vivo y degustaciones de vino.
La propuesta de coctelería es clásica y simple; salen mucho el Mojito, las caipis –en sus versiones inha y osca– y el Cynar Julep (todos a $200). También hay combinados más básicos todavía, como el fernet con coca, el Campari con naranja o el ron con Coca.
Las cervezas, a $130, ranquean entre las bebidas favoritas, son de Temple y hay variantes como IPA y Honey, entre otras.
La comida sigue la misma premisa: simplicidad. Pizza (se puede preparar a gusto eligiendo cuatro ingredientes, $220); hamburguesa veggie; papas fritas con cheddar y bacon ($150) y chicken tenders son algunas de las opciones.
En cuanto a la vista, otro punto clave a la hora de evaluar un rooftop, esta terraza ubicada en el piso nueve ofrece un paisaje bien abierto, ya que están rodeados de una zona en la que no se puede construir en altura, así que es ideal para ver cómo cae el sol.
En medio de ese clima descontracturado que mezcla lo local con lo extranjero, es posible cruzarse con famosos de la música, como Erlend Øye –el cantante indie famoso por integrar el dúo Kings of Convenience– ofreciendo un show superíntimo en la terraza. Es que Selina tiene un programa internacional que se llama Stay and Play, es decir que una banda se puede hospedar gratis si toca para los huéspedes, así llegan músicos de todas partes del mundo que prefieren disfrutar de la ciudad en un lugar que derrocha onda en vez de vivirla a través del filtro de un cinco estrellas.
Recomendado: Pizza
Guatemala 4931/ 4776-0307/ Palermo Soho
Cielo Sky Bar
Con 192 habitaciones, un cartel megaluminoso y 13 pisos que se erigen sobre la transitada calle Cerrito, el Hotel Grand Brizo se hace notar. Cielo, como se llama el bar de la terraza, ofrece la que quizá sea la vista más reconocida de la Ciudad de Buenos Aires: la del Obelisco. Claro que, aunque se trata de una postal clásica, vale la pena aprovechar la oportunidad de apreciarla desde la altura y al aire libre, algo poco común.
Como el bar es un poco angosto y con algunas mesas bajas, las banquetas altas con respaldo que dan sobre la 9 de Julio son el mejor lugar para sentarse.
Para beber, la propuesta se basa en cócteles clásicos, como la caipirinha, el Negroni, el Bloody Mary y el Old Fashioned, entre otros famosos (todos a $210), y ocho cócteles de autor ($230) que rotan por temporada. Este verano se encuentran, por ejemplo, el Citric Dream –jugo de cítricos, vodka, frutillas y syrup de jengibre– y el Red Sky, con gin, jugo de pomelo y limón, Malbec y syrup.
De la cocina se encarga Carlos Contrera, ex Chef de Banquetes de Palacio Duhau Park Hyatt; la carta se basa en tapas con un fuerte eje en opciones clásicas, aunque no faltan algunas otras más arriesgadas. Entre las primeras, figuran las miniempanadas de carne sanjuaninas o las de portobellos y queso brie, también las miniburgers con queso cheddar; ya en el segundo grupo, están los baos de cerdo agridulce con salsa ponzu y la brochette de queso de campo grillado, miel de caña y sésamo tostado; todas a $230.
Y si la uniformidad manda en el tipo de plan, no sucede lo mismo con el público que asiste; el panorama es variopinto e incluye desde huéspedes mayores que suben a disfrutar de un cóctel después de recorrer la Ciudad de Buenos Aires hasta oficinistas de treinta y tantos que buscan bajar las revoluciones del día con música suave y buena bebida. En ese marco, valen las zapatillas y también los tacos altos.
Recomendado: Miniempanadas de carne sanjuaninas.
Cerrito 180/ 3985-7800/ @grandbrizohoteles
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