Bruno Rodríguez. “El ambientalismo tiene que empezar a embarrarse”
A los 20, el cofundador de Jóvenes por el Clima se transformó en uno de los grandes referentes de la lucha contra la crisis climática
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Cuesta mucho separar al Bruno Rodríguez militante del joven de 20 años que estudia Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires. Es que Bruno milita desde los 13. Lo hizo primero dentro de una organización partidaria, luego se formó en derechos humanos en Amnistía Internacional. Hoy es referente de cientos de chicos en Jóvenes por el Clima Argentina, movimiento ambientalista contra la crisis climática que cofundó en 2019, como parte del Fridays for Future creado por la activista sueca Greta Thunberg, a quien conoció en 2019 y con quien comparte varias cosas que exceden la militancia climática, como el hecho de tener síndrome de Asperger.
No le molesta que lo tilden de audaz e irreverente. Por el contrario, casi que es un elogio. “Es una expresión que define colectivamente al movimiento. Los pibes y las pibas que nos involucramos en la militancia socioambiental somos en definitiva una expresión política que apuesta a la audacia y a la irreverencia como bandera de lucha”, asegura Bruno.
En medio de la pandemia donde manifestarse en las calles resulta complicado, él trascendió su activismo en las redes sociales y fue por las vías tradicionales de la comunicación: sacó un libro, La generación despierta (Alfaguara), junto a Eyal Weintraub, también cofundador del movimiento ambientalista, y empezó un programa de radio los sábados en Futuröck FM, destinado principalmente al público joven.
–¿Cómo estás transitando este momento de pandemia?
–Como militante socioambiental puedo definir la experiencia como un desafío porque la pandemia logró poner en relieve las cuestiones vinculadas a la inviabilidad del modelo de producción y de consumo vigente. También se desplegó un resultado muy virtuoso en cuanto al involucramiento, sobre todo de pibes y pibas, en las expresiones de militancia socioambiental.
–¿Y en lo personal?
–No estoy en un momento muy agradable porque dificulta muchísimo, sobre todo a pibes de mi edad, toda esta situación. Por ejemplo, el acceso a la educación. Tengo el privilegio de poder acceder a las distintas herramientas para llevar adelante mi cursada en la facultad, la virtualidad no se disfruta en absoluto, pero es lo que tenemos.
–¿En qué momento te diste cuenta de que tenías que hacer algo por el planeta?
–Más que nada con el surgimiento de las manifestaciones juveniles impulsadas por Greta Thunberg pude involucrarme en el movimiento socioambiental, pero sobre todo a partir de darme cuenta de que existe un entrelazamiento entre las cuestiones vinculadas a la desigualdad social, el ensanchamiento de las brechas económicas, la profundización de las inequidades sociales, y el cambio climático y lo socioambiental.
–¿Te identificaste con ella al saber que también tiene Asperger?
–Siento que ella lo utiliza como una herramienta muy fuerte de reivindicación identitaria y, en ese sentido, me parece que es fundamental y lo celebro. No me sentí tan identificado por ese lado, la verdad. Sí lo que me hizo ver es una perspectiva muy interesante acerca de cómo el Asperger en definitiva, y digo todas las condiciones que normalmente terminan estigmatizando a las personas, también puede ser utilizado como una herramienta importante para reivindicar los argumentos propios en una época donde el sentido común está tan corrido, en donde hay desinformación y se dilapida la realidad, modificándola. Me parece que, en ese sentido, alguien que por su propia condición lleve adelante un razonamiento muy basado en los hechos y rigurosamente anclado a lo que dictamina la comunidad científica con respecto al cambio climático, es una herramienta que sirve mucho.
–¿Cómo tomó tu familia tu activismo ambiental?
–Mi familia es bastante conservadora pero digamos que abrazaron y acompañaron mi proceso. Mi padre trabaja para una empresa que pertenece a las industrias que justamente el ambientalismo trata de convertir a un proceso de transición (el grupo Techint) pero en definitiva estas contradicciones se suelen poner mucho en la mesa familiar, el debate sobre la cuestión vinculada al cambio climático y la necesidad de que nosotros, como consumidores, como individuos, podamos volcar nuestra conciencia en acciones que aporten la lucha contra el cambio climático.
–Sacaste un libro que lleva el título de La generación despierta: ¿lo afirmás?
–La generación despierta es una afirmación contundente de que el cambio climático y la militancia por un mundo nuevo, desde una clave socioambiental, está atravesada por un componente generacional. Por sobre todas las cosas es una consigna. Hay que informar a los pibes y a las pibas para poder empoderarlos, así se involucran masivamente en la construcción de un movimiento de masa socioambiental, que es el objetivo de Jóvenes por el Clima Argentina.
–¿Por qué apostaste a un programa de radio?
–Particularmente la radio en la que estoy tiene una llegada muy fuerte al público joven. A pesar de las nuevas plataformas de comunicación, la radio me parece clave para transmitir información y sobre todo habilitar espacios de discusión, de debate de ideas. El ambientalismo tiene que empezar a embarrarse, a meterse en la cancha que habitan justamente actores sociales, económicos, que proponen cosas completamente contrarias a nosotros pero que, a la vez, necesitan empezar a entablar un debate y un diálogo sincero con nuestro sector.
–¿Pensaste en militar partidariamente?
–No, ahora no pienso involucrarme de una en una experiencia partidaria porque estoy construyendo junto a mis compañeros y compañeras un movimiento juvenil que no tiene bandera partidaria, sí política. Sí pienso hacer una militancia política muy seria como lo vengo haciendo y no únicamente en el terreno ambiental sino también territorial, en los barrios más damnificados por el cambio climático.
– En el libro mencionás que hay que salir de la zona de confort, que hay que actuar ya, ¿cómo podríamos hacerlo?
–Como dijo Greta Thunberg, la acción más importante que podemos llevar adelante como particulares es informarnos acerca de la crisis climática ecológica. Informarnos nos empodera para poder involucrarnos en proyectos colectivos: las transformaciones que se lleven adelante deben ser sistémicas. Ya no hay lugar para pensar en acciones individuales. Lo único que va a poder llevarnos a un puerto seguro en términos socioambientales es justamente el proyecto colectivo, las acciones en conjunto.