Bruce Lee, el dragón que siempre vuelve
Fue campeón de chachachá antes de reinar en las artes marciales. Pesaba sólo 59 kilos. Una novela gráfica creada por su hija Shannon y el guionista Jeff Kline actualiza su figura para llegar a nuevos fans. Se preparan también dos biopics y un reality show
Medía 1,71 metros y pesaba sólo 59 kilos, pero muchos pensaban que era invencible, hasta que una situación inesperada –la ingesta de un calmante que le produjo un edema cerebral– acabó con él cuando tenía 32 años. Ágil y flexible, como un gato, la admiración que despierta Bruce Lee, el máximo exponente de las artes marciales del siglo XX, continúa intacta y se reconvierte en una nueva novela gráfica ambientada en el siglo XXI.
Dividido en tres entregas y titulado Bruce Lee: The Dragon Rises (Bruce Lee: El dragón se pone de pie) el cómic es una creación de su hija, Shannon Lee, junto con Jeff Kline, productor y guionista de series como Men in Black (1997), Jackie Chan Adventures (2000) y Transformers (2011-2015). Kline también es propietario de Darby Pop Publishing, editorial que publicará la historieta sobre un hombre que, como pocos, dejó huellas indelebles en Oriente y Occidente. Y que era tan rápido, que tenía que desacelerar sus movimientos para que las cámaras pudieran capturarlos.
En el papel, Lee no ha muerto ni ha envejecido, ni sabe quién es. ¿Cómo ocurrió esto? La Nación revista habló con Kline para conocer detalles. “Prefiero no revelar el cómo, pero hablando del por qué, Shannon Lee realmente quería presentar su padre a una nueva generación de potenciales fans. Si hubiéramos situado esta historia en el pasado, no creo que hubiera tenido el mismo atractivo –señala el autor–. Con la cantidad insana de información que tenemos hoy, los lectores jóvenes están mucho más interesados en el presente. Y yo siempre prefiero echar a rodar una nueva aventura que hacer un recuento de eventos históricos. Una vez que uno toma la decisión de lanzar a Bruce en el mundo actual, pero sin conocimiento de lo que ha pasado desde su muerte, el potencial cómico se vuelve obvio. A mí me encantan las historias con personajes que se sienten como peces fuera del agua y, en este caso, también la posibilidad de tener a Bruce comentando sobre algunas cosas (tecnológicas, sociales, etcétera). En todo caso, el libro apela a todas las edades: jóvenes y adultos”, agrega.
Bruce Lee nació el 27 de noviembre de 1940, por azar en el Jackson Street Hospital de San Francisco, cuando sus padres, un actor de la ópera china y de películas cantonesas, y un ama de casa, de ascendencia oriental y germana, estaban de gira con la compañía operística. Ellos lo llamaron Jun Fan (algo así como la verja de un jardín o en defensa de San Francisco), y fue una enfermera del hospital que lo rebautizó Bruce. Más tarde sería conocido como el pequeño dragón, su nombre artístico chino que también hace referencia al año del dragón en que vino al mundo.
Luchador nato, que odiaba la opresión porque creció en Hong Kong –marcado por dos invasiones: la japonesa y la británica–, tenía una naturaleza explosiva que lo llevó a verse envuelto, frecuentemente, en peleas callejeras. A los 19 años, para salvarlo de ese ambiente, su padre lo envió a casa de una familia amiga que vivía en Seattle, Estados Unidos. De regreso en su país natal, el joven Bruce lavó platos y dio clases de baile (era campeón de chachachá) para ganarse la vida, antes de inscribirse en un curso de filosofía en la Universidad de Washington, en 1961, y de abrir, dos años después, su propia academia de artes marciales y fundar un estilo a su medida, el Jeet Kune Do, en el que combinaba lo aprendido en China (con maestros como Yip Man), técnicas de boxeo occidental y una visión filosófica.
Le interesaba formar a alumnos que tuvieran un genuino interés en las artes marciales. Y su fama como docente creció tanto que, además de inaugurar escuelas en otras ciudades, comenzó a codearse con gente del cine, como el director Blake Edwards, y a tener estudiantes famosos, como Steve McQueen y James Coburn.
En Hollywood debutó con El avispón verde (1966), una serie en que interpretaba a Kato, un hábil luchador de artes marciales que hacía de asistente del protagonista (Van Williams). Este papel le brindaría tal popularidad que, en China, se llamó directamente El show de Kato. Allá, donde había actuado en una veintena de películas cuando era niño, Lee también se convertiría en una estrella de cine, por películas como El gran jefe, Puños de furia y El furor del dragón, cinta que escribió, dirigió y protagonizó. En los Estados Unidos, en tanto, tras el desplante de los estudios que prefirieron a David Carradine, un occidental, para el papel de la serie Kung Fu, en lugar de los ojos rasgados de Lee, su gran aclamación llegó con Operación Dragón, estrenada póstumamente y considerada la primera superproducción de artes marciales de Hollywood (en coproducción con Concord, productora de Lee), con la pelea mítica entre Bruce y Chuck Norris, en el Coliseo romano.
“Sé moldeable, como el agua”
Mientras aún estudiaba Filosofía (carrera que abandonó para dedicarse a la enseñanza), Lee conoció a quien sería su esposa, Linda Emery, con la que tuvo dos hijos: Brandon (1965) y Shannon. En el documental I am Bruce Lee (2012), en el que pueden verse a personajes como Jackie Chan y Mickey Rourke, Linda recuerda a su carismático marido como a un apasionado de su trabajo, que ponía empeño en cada cosa que hacía. Según cuenta, él tenía una biblioteca de pared a pared con textos filosóficos y llevaba un diario donde escribía sus metas: Yo, Bruce Lee, seré el primer oriental mejor pagado en los Estados Unidos. Y frases que le leía diariamente, como: Lograré armonía y felicidad interior.
Lee, quien buscaba “expresarse honestamente, algo muy difícil de hacer”, creía que los movimientos y la mente debían fluir como el agua. Por eso, una de sus recomendaciones favoritas era: “Vaciá tu mente, sé amorfo, moldeable, como el agua. Si ponés agua en una taza, se convierte en la taza. Si ponés agua en una botella, se convierte en la botella. Si la ponés en una tetera, se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua, amigo mío”.
Jeff Kline tuvo en cuenta todo esto para elaborar el personaje de Bruce Lee: The Dragon Rises. “Yo ya era un gran fan de Bruce Lee, antes de participar de este proyecto, y Shannon y su equipo (de Bruce Lee Entertainment, empresa que ella creó hace dos años para desarrollar proyectos asociados con la figura de su padre) reunieron una cantidad increíble de material valioso para mí. Eso, sin mencionar que Shannon tenía experiencia de primera mano para la inspiración del libro... Bruce –el personaje– es un héroe en el mismo sentido que lo fue Bruce –el hombre–. Es un espécimen físicamente increíble, por supuesto que con habilidades casi sobrehumanas. Pero Bruce Lee también es un maestro, un erudito, un filósofo. Y, en nuestra historia, además es el padre substituto de un par de adolescentes. Todo arranca con Bruce tratando de resolver el misterio de qué ocurrió con él unos 40 años atrás. Pero al hacer esto, destapa una trama mucho más insidiosa y peligrosa de lo que nunca imaginó”, adelanta.
Su impronta filosófica está muy presente en el cómic, cuya primera entrega –de tres– fue lanzada este año. “De hecho, lo orientamos para un público amplio de edades, porque Bruce tenía mucho que decir acerca de la vida, el trabajo y el juego, y esto aún resuena de una forma tremenda. Mientras más uno escarba en el hombre versus la persona que se veía en pantalla, más actual se torna Bruce Lee. Él puede haber sido de un tiempo determinado, pero su punto de vista y su actitud son atemporales”, opina Kline.
Ahora que el guionista se ha encargado de darle vida a Lee, dice que ha pasado de ser fan a convertirse en un discípulo. “Yo he trabajado en muchas series de televisión que han estado basadas en mitología profunda (Transformers, G.I. Joe), entretenimiento existente (Men in Black, Ghostbusters, Godzilla, etcétera) o personas de carne y hueso (Jackie Chan)... He sido muy afortunado en mi vida: soy un escritor/productor que se las ha arreglado para ganarse la vida revisitando íconos de mi propia adolescencia. Bruce hizo una impresión indeleble en mí, la primera vez que lo vi en una película, en los 70. Y el hecho de que me impacte hasta hoy, es sorprendente... Realmente pienso que es increíble lo mucho que él logró en tan poco tiempo”.
Bruce Lee: The Dragon Rises cuenta con el trabajo del artista Brandon McKinney, con quien Kline ya trabajó en Transformers, y con el diseño de portada de Bernard Chang, dibujante de Superman y X-Men.
Shannon Lee, en tanto, además de coescribir la primera entrega, está involucrada en otros proyectos sobre su padre. Ella tenía cuatro años cuando su papá murió en Hong Kong, en julio de 1973, luego de que Betty Ting Pei, una actriz en ascenso, con la que habría mantenido un romance, según reconoció ella en 2006, le diera un fuerte analgésico, para aplacar un dolor de cabeza pero que le produjo un edema cerebral y, finalmente, la muerte. Para evitar un escándalo, los productores le aconsejaron entonces a Linda, la mujer de Lee, decir que él había muerto en su casa. Eso no hizo más que disparar teorías, entre ellas, conspiraciones de asesinato y hasta una maldición que recaería sobre su familia. Esta última idea, reforzada por la trágica muerte de su hijo Brandon, quien falleció accidentalmente por un disparo, a los 29 años, durante el rodaje de El cuervo, en 1993.
Como las películas que se han hecho hasta ahora sobre su padre no le han gustado, Shannon anunció una nueva cinta biográfica. Esta contaría con la producción de Lawrence Grey (Qué voy a hacer con mi marido) y Janet Yang (Larry Flint y El club de la buena estrella). También está en curso un drama televisivo de la mano de Justin Lin, director de Rápidos y furiosos 6, y un reality show para el mercado chino, con la coproducción de Keanu Reeves. Otro film en camino, que no cuenta con la aprobación de Shannon ni de Bruce Lee Entertainment, es Birth of the Dragon, con guión de Christopher Wilkinson y Stephen Rivele (Nixon y Ali). Se trataría de una especie de thriller sobre la legendaria pelea entre Bruce Lee y el maestro de kung fu Wong Jack Man.
Por lo visto, el pequeño dragón no deja de extender su cola inmortal.
Ilustración Gentileza de Darby Pop Publishing