“Si vos no salís a buscar el pan de cada día, el pan no viene solo a la casa”, dice que el campeón argentino que quiere dar el gran golpe para alcanzar un récord inédito para un latino.
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Ser campeón del mundo en boxeo era un sueño “demasiado grande” para Brian cuando barría las calles de La Matanza junto a su padre, Carlos Castaño. Pero ahora, esta noche, está a un paso de concretar un logro aún mayor y sin precedentes en el boxeo latinoamericano: unificar los cuarto cinturones de su categoría. A pura meritocracia, resiliencia y esfuerzo.
Trabajó como barrendero, chapista, changarín… Al mismo tiempo, entrenaba bajo las órdenes de su padre, ex boxeador. Brian cree que “las circunstancias de la vida” forjaron su carácter de campeón. Y describe: “Mi familia es muy luchadora, en casa nunca se tiró la toalla. No tuvimos lujos ni comodidades, pero tampoco me faltó el plato de comida porque mi papá hacía de todo para darnos de comer. Siempre recibía ropa, zapatillas… Nunca me pude comprar ropa de marca, usaba lo que me regalaban mis amigos. Si a los vecinos les sobraba ropa, me la daban. Para mí era ropa nueva. Esas cosas me fueron forjando como persona, como deportista. Yo jugaba al fútbol y practicaba boxeo, pero al mismo tiempo aprendí a ganarme mis monedas… salía a laburar con mi viejo. Era barrendero particular, barríamos casi todo el barrio, hacíamos changas, podábamos, juntábamos escombros, cortábamos el pasto, sacábamos lo que sea… Ahí aprendí a valorar la plata, la vida y el momento. Siempre trato de disfrutar el día a día y a la familia. Soy seguro de mí mismo porque tuve muchas peleas en amateur, soy muy apegado al gimnasio y dejo todo en cada entrenamiento. La suerte se construye cada día, con la perseverancia. Si vos no salís a buscar el pan de cada día, el pan no viene solo a la casa. Trato de ser positivo en el deporte y en la vida, y gracias a Dios hoy se me está dando”.
Esta noche de sábado, en la ciudad de San Antonio, Brian pelea por una bolsa de diez millones de dólares. Su padre, que es su entrenador y “ejemplo de vida”, lo guía ante esta oportunidad que solo seis boxeadores en la historia de este deporte pudieron concretar. Enfrenta a Jermell Charlo, boxeador norteamericano, múltiple campeón, con un perfil completamente opuesto al de Castaño: es un showman, talentoso pero engreído.
Brian va a caminar hasta el ring, en el centro del AT&T Center, cancha de los San Antonio Spurs donde brilló otro argentino, Manu Ginóbili, al ritmo de la cumbia: va a sonar un tema que compuso con su padre y el grupo que conformaron.
-¿Cómo te sentís de cara a la pelea más importante de tu vida?
-Estoy contento porque es una pelea por la unificación: Charlo pone tres cinturones, yo pongo el mío. Unificar la categoría Superwelter, de 154 libras, es hacer historia a nivel mundial. Además, no hay ningún latino que haya conquistado las cuatro entidades más importantes del boxeo. Estoy contento por esta oportunidad, esperando a que llegue la hora de la pelea.
-Parece un regalo de casamiento (Nota de Redacción: antes de embarcarse rumbo a Estados Unidos, hace tres meses, Brian se casó con Carolina)
-¡Sí! Nos casamos y a los dos días me vine para acá. No tuve ni luna de miel, nada. Juntamos a la familia, nos casamos y listo. Ahora, a pelear.
-¿Cómo manejás el tema de “los amigos del campeón”?
-Yo trato, desde siempre, de mantenerme con la familia, que son los que siempre van a estar: mis viejos, mis hermanos… Tengo muchos “allegados”, pero siempre me mantengo con la misma gente. Este deporte te hace conocer a muchas personas: hay buenas, interesadas, que te ofrecen negocios… Pero gracias a Dios tenemos mucha experiencia ajena de negocios que le han ofrecido a boxeadores y que no salieron bien… Uno que tiene calle se da cuenta de aquellos que vienen por interés y los que no.
-¿Qué es lo que mas te gusta además de entrenar?
-Yo soy muy familiero, comparto campamento con mi mujer Carolina, con mi viejo que es mi entrenador, mi vieja Verónica, mi hermano Alan que es boxeador profesional y está acompañándome y entrenando para pelear. Yo me baso en la familia, me da tranquilidad porque uno está lejos y extraña… son cuatro o cinco meses que uno está lejos, que son durísimos.
-¿Cuáles son los puntos débiles de Charlo?
-Charlo es un boxeador que baja la mano izquierda, se confía a veces cuando va “a los cruces” y baja las manos. Es un boxeador que confía mucho en su pegada… el confía en su velocidad a la hora de conectar sus combinaciones. Por eso hay que tratar de buscar esos huecos en esos momentos. Cuando el ataca, yo lo ataco. Sé que baja su mano izquierda que es la mano de adelante y ahí es donde puedo entrar con la derecha en punta y meter la combinación. Todo mediante la presión; obviamente, tengo que boxear y atacarlo también. No solamente ir para adelante porque eso es lo que él va a esperar, que yo tire y tire… yo tengo que cambiarle eso. En el boxeo esa es la clave creo, es donde voy a intentar sorprenderlo.
-Charlo es todo lo contrario a tu perfil, es bien excéntrico y showman. ¿En esa apariencia puede haber una debilidad?
-¡Seguro! Por eso él siempre tiene mucha gente alrededor, necesita que le digan “¡sos el mejor!”, que lo aplaudan, que lo eleven… entonces te das cuenta de que es un boxeador que tiene mucha inseguridad y necesita gente que le esté “chupando las medias”, eso es sinónimo de inseguridad.
-¿Cómo pensás que será la pelea?
-Creo que en esta pelea él se va a dar cuenta de que no es el mejor y que, más allá de sus cualidades, en este primer nivel, hay boxeadores de calibre, de talla. Yo me creo uno de los 154 libras más fuertes y más completos. Él también tiene lo suyo, pero todavía no peleó con un boxeador de mis características.
-Charlo dice que no sos un rival suficiente para él…
-Sí, sí, y dice que soy un boxeador petiso, que no soy de la elite del boxeo, que no me conoce nadie, y más cosas.
-¿Quién es tu ídolo o el que mejor te representa en el boxeo?
-Nunca pensé con quién me siento representado… me gusta mucho el boxeo de De la Hoya, Sugar Ray Leonard, Tito Trinidad, Juan Manuel Márquez… me gustaría llegar a ser como ellos, que son agresivos, que tiran… pero no sé con quién me siento identificado.
-¿Cómo manejás la ansiedad en las horas previas a la pelea?
-En las ultimas 48 horas casi no se duerme; enfocado en ganar, estoy tranquilo.
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