Bleep, Myra y Frisky: los tristes finales de las mascotas de los asesinos seriales más crueles de la historia
La mayoría de estas personas, que no tuvieron piedad alguna con sus víctimas, fueron condenados a cadena perpetua; pero... ¿qué pasó con los animales que los acompañaban?
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Hay quienes aseguran que muchas personas prefieren a los animales que a la gente. Aparentemente, el vínculo que se forma entre alguien y su animal de compañía podría ser más fuerte que la empatía que pueda sentir por otro humano con el que no tuvo relación. Quizás este es el caso de algunos asesinos seriales.
Según lo que describe Murder Mile Tours, una compañía enfocada en conocer en profundidad a varios asesinos seriales, hay varios casos en los cuales los únicos compañeros fieles de estas personas fueron sus mascotas.
Sin embargo, este no es el caso de todos, pues como lo describe un blog escrito por Murder Mile Tours “muchos comenzaron en la infancia siendo crueles con los animales. Esta incapacidad de mostrar empatía por otra criatura viviente o incluso remordimiento por el dolor que infligieron es a menudo un paso pequeño, pero crucial en el desarrollo de un niño, de un ser humano normal, a un asesino en serie”.
Aquí contamos algunos casos de asesinos seriales que amaban a sus mascotas y, como, lo señaló el mismo blog, “mostraron más dolor y emoción por su animal que por cualquiera de sus víctimas”.
Dennis Nilsen
Fue un asesino en serie y necrófilo que nació en Escocia en 1945 y, aparentemente, amaba a los animales. Su mascota era un cruce de border collie llamada Bleep a la que, según reporta Murder Mile Tours, Nilsen amaba y cuidaba desde que era una cachorra. En algunos videos caseros, que fueron recuperados para el documental que Netflix realizó sobre el asesino, se puede ver el afecto que le tenía.
Bleep recibió la eutanasia canina tres días después de que a su dueño lo sentenciaran a cadena perpetua en 1983, pues aparentemente había dudas sobre si alguna persona querría al perro de un asesino.
Myra Hindley
Hindley fue arrestada y sentenciada a cadena perpetua por ser cómplice del asesinato de varios menores de edad durante la época del ‘60 junto con su esposo Ian Brady. La pareja guardaba fotografías de sus brutales crímenes y violaciones, como también de ellos posando en los lugares donde enterraban a sus víctimas en una pradera de Saddleworth, Reino Unido.
En esas últimas fotografías aparecía Puppet, un cruce de border collie blanco y canela, desde que era cachorra. La Policía necesitaba las fechas exactas en las cuales esas imágenes fueran tomadas para determinar los años de los asesinatos, por lo que decidieron que podrían determinar la línea del tiempo si conocían la edad de Puppet.
Para poderle realizar unas radiografías dentales la pusieron bajo anestesia, la cual no sobrevivió. En una de las cartas que Hindley le mandó a su cuñada escribió que la Policía no le había aclarado cómo había muerto Puppet, pero que no podía preguntar mucho al respecto: “Duele demasiado siquiera pensar acerca de Puppet sin llorar”. La pareja nunca mostró remordimiento por los niños y niñas que asesinaron.
Jeffrey Dahmer
Según lo reporta el blog Murder Mile Tours, Dahmer fue un niño tímido con pocos amigos, quizás porque desde ese momento se podían ver tendencias bastante agresivas en él. Aparentemente, su introversión se daba con muchas personas, excepto con su perro Frisky, un cruce de Cocker Spaniel, al cual adoraba y cuidaba.
Sin embargo, esta empatía y amor no se extendía a nada más, ni siquiera a otros animales, pues según lo reporta el blog, Dahmer solía pegarles con rocas a los perros que pasaban por su casa hasta matarlos.
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