"Me especialicé en criminalística, hice varios cursos que a priori no tienen nada que ver con la cocina pero luego descubrí que sí", confiesa la madrileña Blanca Mayandia de 31 años; su vida dio vueltas inimaginables. Hija de una madre enfermera y un padre que se dedica a la investigación judicial, Blanca nació inmersa en ese mundo y desde siempre le gustó.
"Me llamaba mucho el mundo de la ciencia, estudié criminología y me fui especializando, por ejemplo hice cursos de explosivos", cuenta Blanca, que estudió durante cinco años. La barrera para trabajar de lo que le gustaba fue la crisis económica que sufrió España en el 2008: su universidad se vio obligada a retirar todo tipo de becas, había que rebuscarse para conseguir las prácticas y nadie las podía pagar. Pero Blanca de algo tenía que vivir, trabajó un poco como detective privado pero no era suficiente: "La finalidad de mis estudios era ser policía pero no sacaban plazas de mi posición, desalentada y triste le dije a mis padres que me gustaba mucho la cocina y que entonces estudiaría cocina para no perder el hábito de estudio y, cuando todo esto pasara, en un par de años, retomaría mi posición", cuanto cuando recuerda sus intenciones.
Cocinar por el gusto a la comida
"Criminología es un mundo muy duro porque ves cosas que, aunque sabes su importancia por que vas a ayudar a la gente, son complicadas de ver,. Por esos días, yo llegaba a casa y me evadía cocinando, me relajaba y me olvidaba de todo. De hecho cuando terminé la carrera mis regalos de graduación no fueron nada forenses, fueron sopletes y moldes para galletas. Me hicieron una fiesta gastronómica y en ese momento entendí que mi familia me apoyaba en cualquier decisión", cuenta Blanca.
Admite que cocina porque su madre no cocina
Siempre le gustó comer y quería comer algo más allá que las ensaladas, el pollo a la plancha y la tortilla de su madre, "me puse a cocinar desde chica no por una cuestión de supervivencia sino de glotonería" admite entre risas. Recuerda que a los 12 años sus padres no la castigaban sin televisión como a otros niños, sino que la dejaban sin harinas y eso significaba que ese día no podía cocinar ni una tarta ni magdalenas, para Blanca era una tortura. Pero cuando no había castigo sus padres la incentivaron a desarrollar su creatividad y motivaron su pasión por la cocina. También influyó su bisabuela que era excelente cocinando y su abuela, que aún lo es, "mi familia viene de Menorca, un lugar con mucha influencia francesa e inglesa, una cocina muy mediterránea. Yo me enamoré de esos productos cuando iba a la casa de mis abuelos. Ver cómo crece el producto y de dónde viene a mí me enamoró más que la comida", asegura.
Un cúmulo de casualidades al éxito televisivo
Con un buen hábito de estudio y sus conocimientos previos, el director de la escuela de cocina le ofreció anotarse en un reality conocido de Madrid, si se presentaba y avanzaba en el concurso entonces le convalidaban las prácticas. "Competía contra cocineros con experiencia, yo tenía 24 años. Llegué con muchos nervios y muchas ganas, hice todas las pruebas de eliminación y al final gané", cuenta Blanca aún sin creerlo del todo, el premio era un contrato en una cocina. Durante los dos meses de grabación perdió 8 kilos, si bien se olvidaba de las cámaras tenía la sensación constante de unos ojos mirando por detrás que le generaban mucha ansiedad. Prometió nunca más hacer nada en televisión… pero no duró mucho.
Su crecimiento profesional posterior a ser la campeona del reality lo describe como un cúmulo de casualidades: de una cocina a otra. Terminaba de trabajar en un restaurante y la llamaban de otro, luego la llamaron para que diera clases en la Carrera Universitaria de Gastronomía.
En un momento dado, entre un trabajo y otro se dio cuenta de que todo lo que había aprendido de cocina había sido gracias a los programas de televisión que los veía desde chica, entonces ¿por qué no ser ella quien le enseñe a cocinar a los demás? Le escribió a Canal Cocina de España pensando que no le iban a contestar pero, como en la vida todo es sorpresa para Blanca, le pidieron un video y a los 15 días le dieron su propio programa de televisión. "Cocina con Blanca" ya tiene dos temporadas, un especial de "Blanca Navidad" que desde el mes de junio se empezó a transmitir en Argentina en el canal El Gourmet.
El programa "Cocina con Blanca" es un repaso por todas las recetas que más le han gustado, "algunas se hacen de una forma muy fácil y sencilla y otras en las que yo pido tranquilidad, digo que hay que hacerlas con cariño y paciencia. Al final lo que intento es hacer recetas que puedan llegar a todo el mundo y con ingredientes que puedan adquirir todas las personas que vean mi programa, quiero enseñar que si no hay un ingrediente se puede sustituir fácilmente por otro y que todas las recetas son versátiles", explica Blanca de su programa que se emite los lunes a las 18hs por El Gourmet. Admite que en nada se compara con un reality show, ahora la acompaña un equipo que la ayuda muchísimo y se siente tan cómoda al hablar frente a la cámara como si hablara con un amigo.
Pasión por la cocina mediterránea
Se reconoce una apasionada de la cocina mediterránea respetando al producto: "Me gusta no cocinar demasiado: un producto muy bueno cuando mejor sea menos cosas hay que hacerle. Respeto mucho la comida tradicional que es lo que me aún me enseña mi abuela, los sabores de toda la vida se van perdiendo. Fui a una librería y todos los libros eran de cocina en 20 minutos, cocina fácil y rápida ¿y la cocina lenta de toda la vida? Creo que cocinar merece un respeto y los sabores de siempre tienen que estar en el plato, otra cosa es que hagamos procesos más sencillos o consigamos un resultado similar adaptando técnicas, y no tengamos que estar cinco horas, pero no toda la cocina tiene que ser rápida", reflexiona Blanca, que es ante todo una amante del buen comer.
Cuando no graba se dedica a la asesoría gastronómica, creación de recetas, ayuda a nuevos gastronómicos con el problema de costes, precios de platos, organización a nivel higiénico sanitario, está escribiendo un libro de técnicas que si bien se justifican con alguna receta, son para que la gente aprenda a cocinar de cero, "yo no aprendí a cocinar leyendo recetas, aprendí a cocinar cocinando y eso quiero que haga la gente, que cree sus propias recetas", adelante entusiasmada.
Blanca decidió seguir su crecimiento por el lado de la cocina, aunque se siente orgullosa de su carrera de criminología, sabe que su camino ya no está más por ahí. Pero no la dejó del todo, explica que "la bioquímica del producto yo ya la había estudiado en la carrera y los procesos son muy similares, al final estamos hechos de lo mismo y estas fases químicas que estudié me han enseñado mucho en la cocina a la hora de entender la anatomía de un animal para cocinarlo o sacarle partido a un producto. Hay una cosa muy importante en la cocina que es mantener el producto en perfectas condiciones. Es importante mantener la frescura de los productos porque es lo que va a dar la calidad, lo que hará que sea un producto bueno, y yo en mi carrera aprendí cómo se conserva".
Blanca apunta a seguir aprendiendo y crecer profesionalmente, se casará en octubre y su novio no cocina "pero le gusta comer y limpia muy bien así que hacemos un buen equipo. Es el mejor crítico que tengo", cierra la criminóloga convertida en chef.
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