Su vida en Barcelona lo tiene en modo estreno: se mudó a un loft dentro de una galería de artistas, lanzó su propia productora y comenzó una dieta detox "casi vegana" y libre de harinas y azúcares. Además, dejó el cigarrillo y el alcohol. "Sentí que era hora de hacer una limpieza después de tantas exigencias al cuerpo, a la mente y al espíritu", puntualiza Benjamín Alfonso (36) desde su hogar en el barrio de Poblenou, donde decidió echar raíces "para crecer como artista".
Tomar la decisión no fue fácil –"los amigos y la familia tiran"–, pero su idea de radicarse en el exterior viene de larga data. "Cuando estudiaba Diseño Industrial empecé a averiguar por los intercambios, pero en ese momento necesitaba laburar para poder pagar la facultad y lo fui postergando. Al terminar la carrera me empezó a ir bien con la actuación, y así mi camino se fue forjando en Argentina", cuenta Benjamín que, si bien en un principio pensó en Los Ángeles como destino, aconsejado por amigos que vivían en Estados Unidos, decidió inclinarse por un país de habla hispana. "Tengo buen inglés por el colegio, pero en España son más parecidos a nosotros", dice.
Su partida al Viejo Mundo fue precipitada. "El año pasado me salió un casting para hacer un protagónico en Netflix y no tuve ni tiempo de armar las valijas", recuerda. Se trataba de la serie Valeria, de la que fue inesperadamente desvinculado al terminar las grabaciones (finalmente su papel lo hizo el español Maxi Iglesias, revelación de Velvet). Pero el golpe no fue una caída –"decidí quedarme con lo bueno y con todo lo que aprendí", revela– y después de un viaje en motorhome por España y Portugal, volvió a Argentina para visitar familia y amigos y luego emprendió el regreso a España, recargado de energías.
–O sea que pasaste la cuarentena en España.
–Tuve coronavirus. Por suerte, no fue grave: fiebre y una leve pérdida del gusto. Hablé con un amigo médico argentino y me mantuve aislado. No confío mucho en el hisopado y como ya tenía los síntomas no me parecía prudente ir a hacer el chequeo al hospital y exponerme a una mayor carga viral.
–¿En algún momento tuviste miedo?
–Nunca tuve miedo de morirme, pero si sentí incertidumbre y la ansiedad que provoca el encierro. Me sostuvieron mucho mis seres queridos desde Argentina y amigos de acá que transitaron la enfermedad durante las mismas semanas. Hubo días en los que me sentía más débil y me quedé tirado mirando series, y otros en los que aproveché a laburar y avanzar con mis proyectos.
–En Argentina ya tenías una carrera, ¿cómo fue empezar de nuevo?
–¡No te puedo explicar lo que me costó llegar adonde llegué! Y en España tuve que volver a remarla desde cero, con sus pros y contras. Al ser un nuevo inicio pude elegir qué traer y qué dejar en Argentina. Por eso solté lo que no me identificaba y me traje mi vocación de hacer arte: pintar, escribir, desarrollar y actuar en mis propias producciones. Acá puedo armar un nuevo personaje y hacer muchas cosas que por el caudal de laburo que tenía en Buenos Aires –que siempre se agradece– no las podía hacer crecer.
–¿Cómo ves a la distancia la crisis audiovisual que se está viviendo en Argentina?
–Con mucha tristeza. Tenía pasaje para volver en marzo, pero mis amigos actores me recomendaron que me quedara. Mi intención era visitar a la familia, ver cómo está mi casa –que le dejé las llaves y la plata a un amigo para finalizar la obra de remodelación–, y trabajar un poco… pero se hizo inviable. En un país como el nuestro en el que sobran profesionales, arte, pasión y amor por lo que uno hace, es escalofriante ver este panorama. Celebro las iniciativas como la que encabezan Gastón Soffritti y Peter Lanzani con la Asociación Civil de Trabajadores del Arte, que buscan defender el trabajo del actor.
–¿Cómo incidió la pandemia en el plano artístico en Europa?
–Es una incertidumbre que nos toca vivir como especie y el arte es lo primero que se queda sin lugar en el juego de las sillas. También bajó el trabajo y se vive un clima de inseguridad. ¡Lo que le habremos hecho al Planeta para que tenga que desarrollar este virus que nos mantiene guardados en casa!
ESPÍRITU AMBIENTALISTA
–¿Creés que es un karma del comportamiento humano?
–Siento que no estamos haciendo las cosas bien, por eso desde mi lugar trato de comunicar lo que creo que le hace bien al Planeta. Trabajo con Greenpeace, Sin azul no hay verdey otras ONG. A la Tierra la trato igual que a mi casa y no tiro basura al piso porque en casa tampoco lo hago. Quiero contagiar mi amor por la naturaleza, que me encanta y me genera algo que no me produce ninguna otra cosa en el mundo.
–¿Qué sentimientos te despierta?
–Estar en la montaña o surfeando en el mar me reconecta conmigo, lo siento como una metáfora de la vida en la que puedo ver mis virtudes y limitaciones. Creo que es más un estilo de vida que un deporte y cada vez que puedo, me escapo a surfear.
–¿Cuáles son las metas que perseguís en España?
–Estoy tratando de posicionarme como actor. Volví a estudiar con Juan Carlos Corazza (director de teatro y maestro de actores argentino radicado en España), retomé la pintura, que es algo que me anima el alma, y estoy exponiendo en NoGallery en el barrio de El Born. También abrí mi propia productora de contenidos y estoy armando un equipo con buenos profesionales que son también gente cercana. Quiero desarrollar series y películas. En ese sentido me gustaría ser como Adam Sandler, que produce sus propias películas y siempre trabaja con amigos.
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