A un año de su muerte, una parte de ella quedó para siempre en el corazón de su familia, de sus amigos de fierro y del público que la seguía y admiraba desde sus tiempos de "chica Olmedo". Pero, además, un pedacito de Beatriz Salomón hoy se "codea" con Lolita Torres y Libertad Lamarque, entre otras grandes figuras del espectáculo, en el Museo de la Casa del Teatro.
A mediados del año pasado, sus "niñas", como ella se refería a sus adoradas hijas, Noelia (19) y Bettina (16), tomaron la sugerencia de Adriana Chaumont, íntima amiga de la actriz y madrina de la menor de ellas, y, con el consentimiento de su papá, el cirujano plástico Alberto Ferriols, decidieron donar una gran cantidad de prendas para la boutique que tiene la entidad y con la que recaudan fondos para mantener a los artistas que viven en el edificio de la avenida Santa Fe 1243. También decidieron entregar el último vestido que Bea usó en televisión (para almorzar con Mirtha Legrand) y una serie de cuadros de sus épocas de gloria, entendiendo que, aunque era doloroso desprenderse de estos recuerdos entrañables, la Turca, como le decían sus amigos, fue una figura muy querida y esta sería una linda forma de mantener vivo su recuerdo.
La actriz y vedette nacida en San Juan murió en 2019 a los 65 años, después de darle batalla con mucho coraje a un cáncer de colon. Tres meses antes había podido cumplirle el sueño a su hija mayor de celebrarle sus 18. Unas horas antes, con algunos dolores pero con amor infinito de madre, recibió a ¡HOLA! en su departamento de Barrio Norte, donde siguen viviendo sus hijas, y posó con ellas. "Vení, Noelita, estás preciosa", le repetía durante el shooting. Y nos con-fesaba: "Me había quedado pendiente festejarle los 15 a Noe. En ese momento no me alcanzó la plata (…). Pero le prometí que los 18 sí se los iba a celebrar. Llegamos. Y estamos felices". En aquella charla, también reconoció que después de catorce años, había habido un acercamiento con su ex, Alberto Ferriols, de quien se había separado en medio de un lamentable escándalo mediático. Y parecía aliviada.
Hoy Noelia sigue los pasos de su papá y estudia para ser cirujana plástica; mientras que Bettina terminará el colegio el próximo año. Nada puede quitarles el dolor de haber perdido a su mamá. Pero quizás, saber que fue una guerrera, que las quiso hasta el infinito y que fue capaz de dejar huella aunque fuera en una simple entrevista, puede llegar a ser una pequeña caricia al alma.
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