A fines de los años 40, el gobierno impulsó en SAAVEDRA la construcción de un conjunto de chalets estilo californiano, con tejas en el techo, cercos que rodeaban los jardines y garajes para incentivar el uso de automóviles. A 70 años de su creación, muchas casas se mantienen impecables.
Por Cecilia Acuña / Fotos de Claudio Larrea
Dónde queda
Al costado de la General Paz del lado de capital. La zona que abarca este pequeño barrio residencial de casas bajas está rodeada por una continuidad de parques: por un lado, el Parque General Paz y el Padre Mugica y, por otro, el Parque Polideportivo Sarmiento. La calle Crisólogo Larralde funciona como límite de la trama urbana tradicional del resto de Saavedra, del que forma parte este sub-barrio llamado Juan Perón en sus orígenes.
Por qué lo elegimos
Porque es uno de los barrios construidos durante la época de Perón al que Evita le dedicó el alma y el corazón. Su sueño era la imagen de unos chalecitos románticos con tejas coloniales de estilo californiano. Consiguió hacerlos. En contraposición a estas casas rodeadas de jardines, el Ministerio de Vivienda de la época también trabajó en la construcción de urbanizaciones con otras ideas: a diferencia de la Fundación Evita que se dedicaba a viviendas unifamiliares, basadas en orientaciones promovidas por sectores vinculados con el nacionalismo y el catolicismo que defendían la familia como núcleo social, desde el Ministerio se proyectaban hogares –como monoblocks y edificios de vivienda colectiva– bajo la idea de una comunidad relacionada con la tendencia racional funcionalista europea.
El dato
De todos los barrios que comenzaron a construirse en aquel momento, el Saavedra fue el único que se terminó en su totalidad tal como estaba proyectado de antemano. En los demás casos, siempre quedó algo incompleto.
1 - La invención del chalecito. “El Barrio Parque Saavedra es una constante de lo que llamamos el chalet argentino. Es decir, casas de estilo californiano, blancas, con tejas coloniales de terracota, techos a dos aguas, cercos vivos o de mampostería y madera, jardín en el frente y en la parte posterior”, señala Clara Miguens, licenciada en Planificación y Diseño del Paisaje. En este caso, la casa conserva el diseño original con modificaciones en el cerco perimetral y en puertas y ventanas.
2 - El Derecho a la vivienda. El barrio empezó a construirse en 1948, un año antes de que se incluyera en la reforma de la Constitución de 1949 el derecho a la vivienda propia. La preocupación del Estado acerca de la problemática habitacional de la época explica la construcción de este tipo de barrios: la idea era incentivar a los ciudadanos a ser dueños de su propia casa. En este contexto, la inclusión de entradas de garaje era otra forma de aliciente al progreso económico: además de la vivienda, el auto propio.
3 - El Sello original. Todavía subsisten algunas casas bien conservadas en su versión original. Miguens destaca los buenos materiales con los que fueron construidas las viviendas: pasaron casi 70 años y, si se las cuidó bien, permanecen intactas. El cerco vivo como la ligustrina es una constante en este barrio inspirado en el concepto de ciudades jardín muy de moda en la época, es decir, células urbanas independientes con su propio centro cívico de plaza, iglesia, comercios, escuela y un cine y una estación de servicio que ya no existen más.
4 - El Laberinto. A primera vista, las casas del barrio pueden parecer iguales. Pero no. En total, hay 427 viviendas con 27 modelos diferentes. Algunas son casas individuales de una y de dos plantas, otras acopladas y dos manzanas más con bloques de viviendas colectivas. La trama circular del barrio se debe a la intención de crear espacios urbanos independientes y con abundante verde donde se pudiera evitar la alta densidad poblacional. De ahí que las calles sean concéntricas con lotes de mayor superficie hacia los límites externos, que van reduciendo su tamaño a medida que llegan al centro. Hoy, gracias a este diseño circular, se puede seguir caminando por el medio de la calle porque el tránsito es mínimo.
5 - La Movilidad económico-social. En 1955 se hizo una revisión de las familias que tenían sus pagos al día. Los que no estaban en regularidad debieron entregar sus casas, que fueron rematadas o puestas en venta. De ahí que hoy, al margen de la movilidad posible en otras épocas del país, las viviendas se encuentren habitadas por la clase media alta y no por la clase obrera, para las que fueron destinadas en un principio. Los chalets están compuestos por amplios ambientes y generosos jardines. Lejos del descontrol de los años 90, la zonificación actual del lugar impide la construcción de edificios y exige preservar la estética de los frentes de las casas en el caso de reformas. Una caminata por el barrio permite hoy confirmar que la segunda disposición tampoco se cumple en la actualidad.
6 - Las reformas del terror. Hermanadas en sus medianeras, estas dos casas son simétricas, al menos, en sus módulos centrales. La simetría permite el parecido más allá de los diferentes revestimientos con los que fueron remodeladas. Una con granito y otra con ladrillo a la vista son reformas aceptables que, si bien intervienen las fachadas, no provocan sensación de desastre. Las remodelaciones no solo se debieron a criterios estéticos, sino a innovaciones en la comodidad y en la construcción que terminaron modificando tanto los exteriores como los interiores de estas viviendas.
Elegido por:
Clara Miguens
Clara Miguens es licenciada en Planificación y Diseño del Paisaje (UBA), especialista en diseño del espacio público. Se desempeña como docente a cargo de la materia Planificación y Diseño del Paisaje IV y como jefa de Trabajos Prácticos de la cátedra de D'Andrea en la UBA.
Es socia del Estudio RM2 junto con el arquitecto Rodrigo Ruiz Medina. Los dos se desempeñan como consultores y asesores para municipios del país en proyectos relacionados con la higiene urbana, el reciclado, el medio ambiente y los deportes.