Dos parejas y una madre con sus hijas se dejaron llevar por la corriente y amarraron sus casas de fin de semana en el delta de San Fernando
Vanguardistas y relajados, tres vecinos se dejaron llevar por la corriente y amarraron sus casas de fin de semana en el Delta de San Fernando. Las revisitamos para ir poniéndonos a tono con los días libres por venir.
Fabían y Victoria
La idea de armar un barrio con casas flotantes se abrió paso en la cabeza de Fabián de Martino estando en Ámsterdam. "Allá son moneda corriente, pero no las montan sobre estructuras nuevas sino sobre viejos barcos". De vuelta en el país, reformuló ese concepto y buscó los materiales idóneos para la construcción. "Una vez que tuve todo diagramado, armé una reunión en casa y le presenté la idea a todos mis amigos", recuerda.
Los compradores empezaron a aparecer y, una a una, las seis casas que hoy conforman el Eco Barrio Flotante se construyeron en un astillero de la zona, se transportaron y se lanzaron al agua en el Yacht Club Buenos Aires, en San Fernando.
Amarradas a un minuto de lancha de la orilla, las casas del Eco Barrio Flotante son dúplex con 24m2 y 25 descubiertos en la planta baja, y un cuarto de 15m2 con balcón-terraza de 8,5m2 arriba. Tienen agua corriente, luz, aire acondicionado, anafe eléctrico, conexión Wi-Fi y televisión satelital.
Pequeño pero cómodo, el baño tiene box de ducha completo con termo tanque de 35 litros, inodoro eléctrico que funciona con batería de 12 volts, mesada recubierta en madera y bacha cerámica con grifería monocomando.
"El material con el que se arman las casas es similar al que se usa en los frigoríficos, de ahí saqué la idea. Es de construcción en seco, sustentable, térmico, aislante y autoportante", dice Fabián.
Todas las casas tenían un biodigestor para tratar las aguas grises, incluso antes de que fuera obligatorio. Además, se pueden incorporar paneles solares y una huerta en el techo. "Yo me vengo a trabajar acá con Wi-Fi feliz, hago comidas gourmet y hasta armé mi cumpleaños para más de 30 personas", dice Victoria.
Hay algo en el movimiento de la flotación, esa especie de balanceo leve, que te relaja. No te das cuenta, pero estando acá en seguida te aflojás
Canchero y resistente al agua, juego de muebles de exterior con sillones y mesa ‘Shape’ (todo de Mögen), realizados en fibra de vidrio. En el piso, alpargatas con estampado coral (Páez).
Mariela
Es amiga de Victoria y Fabián, de allí que conoció –y amó– tempranamente el barrio flotante. Sus dos hijas aprendieron a disfrutar también de cada visita al río y sacarle provecho. "Para venir con los chicos hay que tener un poco de inventiva. Hace poco, por ejemplo, nos quedamos a dormir un sábado y armamos una pesca nocturna. Un éxito", cuenta.
"Vengo siempre que tengo un huequito, en la semana también. Vivo en Adrogué, y si hay un poco de tráfico me lo banco porque sé que ni bien llego acá desconecto, y después vuelvo con otra predisposición. Es sanador".
En esta unidad, la cocina se ubicó en el lateral con una barra alta de madera mirando hacia el frente, a la que se sumaron banquetas altas ‘Bertoia’.
Si bien no es dueña de una casa, es habitué del complejo. Socia vitalicia, podría decirse. Los propietarios de las casas suelen alquilarlas (o prestárselas a conocidos) cuando están de viaje o saben que no la van a usar y esta no es la excepción.
"Hay mucha fraternidad con los vecinos, entre los que venimos con hijos en seguida se arma el plan: ‘Che, me llevo a los chicos a tomar la merienda’, cual íntimos amigos".
Obviamente en verano se aprovecha mucho más el aire libre y el agua, pero ojo: acovacharse a ver una película con el movimiento del agua también tiene su encanto
"Más temprano que tarde, cada uno de los que venimos nos enganchamos con una actividad acuática. Acá se nos dio por el kayak, las chicas están entusiasmadísimas".
Gabriel
Oriundo de Palermo, la cercanía y accesibilidad fue carta definitiva para decidirse y elegir el lugar cada vez que febo se asoma un poquito. Íntimo amigo de Fabián, se encantó con la idea de las casas flotantes ni bien la escuchó: fue el primero en comprar una y disfrutarla junto a su novia.
"Cuando venís a navegar, siempre terminás encarando la vuelta alrededor de las siete de la tarde: la gente se quiere pegar un baño, o tomar algo, o simplemente esquivar el tráfico. Cuando Fabián vino con la idea de las casas flotantes me pareció que era perfecta, es la forma de extender el programa y aprovechar el atardecer, la nochecita, que son el mejor horario para disfrutar en el agua".
"Le puse piso flotante de madera porque me parecía que le daba un corte más elegante y hogareño. La barra y la mesada de la cocina se hicieron en el mismo material".
Gabriel prestó especial atención a lo acústico: "La música para mí es fundamental. Una de las prioridades fue instalar un buen sistema de sonido, con parlantes afuera".
"La ubicación de este lugar es un privilegio absoluto. Estás sobre el río, pero tenés la comodidad de pedirte un delivery: te llaman cuando están en la puerta del club y en dos minutos lo buscás".
El gran problema de las construcciones en el Delta es la marea, y el temor a que les entre agua. Las casas flotantes eliminan ese factor: suben y bajan con el río
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