Barcos de la Marina de EEUU fueron “acosados” por extraños objetos voladores durante cuatro noches
Elementos luminosos no identificados sobrevolaron buques de guerra estadounidenses que realizaban maniobras en las costas de California en julio de 2019, y todavía no se sabe de dónde procedieron y cuál era su objetivo
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Es un misterio que todavía no está resuelto. En julio de 2019, sobre el cielo del archipiélago del norte de California, y durante varias noches, numerosos objetos voladores no identificados “acosaron” a varios buques de la Marina de los Estados Unidos. Oficialmente, los altos mandos navales de ese país se refieren a los elementos que sobrevolaron la flota como drones o UAV -vehículos aéreos no tripulados-, pero todavia se investiga de dónde pudieron proceder y qué objetivo tenían.
El acecho de los objetos voladores sobre las naves se dieron en cuatro noches distintas. Se detectaron hasta seis de estos elementos luminsosos volando por períodos prolongados en condiciones de baja visibilidad y realizando maniobras sobre los buques de guerra, de tipo destructores, que navegaban en ejercicios de entrenamiento militar a menos de 160 kilómetros de Los Ángeles, en el archipiélago del norte de California, sobre el océano Pacífico.
La investigación que se realizó sobre estos acontecimientos fue llevada adelante por miembros de la Marina estadounidense, la Guardia Costera y el FBI. Y los detalles de estos avistamientos fueron difundidos por el medio estadounidense The Drive, que recurrió a la Ley de Libertad de Información para poder munirse de los registros que se hicieron en los buques de estos encuentros, que tenían en exclusiva los altos mandos navales de los Estados Unidos.
Primera noche de avistamientos
Según informa este medio, los incidentes habrían comenzado con un avistamiento inicial de un pequeño objeto volador desde la cubierta del USS Kidd, alrededor de las 10 de la noche del 14 de julio de 2019. Allí se describe al elemento avistado como un “vehículo aéreo no tripulado” (UAV) y no se proporcionan más detalles.
Diez minutos después, otra de las dos embarcaciones que navegaban por la zona, el USS Rafael Peralta y el USS John Finn hicieron sus propios avistamientos. En ese momento, ambos destructores estaban haciendo lo que se conoce en la jerga marina como un “silencio de radio”, una práctica común durante los ejercicios de guerra para que los barcos no puedan ser detectados por ningún tipo de elemento que rastree señales sonoras. Sin embargo, los objetos voladores los encontraron.
Los tripulantes de USS Peralta describieron uno de los UAV como una luz blanca y brillante que flotaba sobre la cubierta del barco.
Los registros de la Marina señalan también que los drones que siguieron a la nave Kidd -primero fue uno y luego se sumó otro- llegaron a igualar la velocidad y el rumbo del barco, y que se quedaron flotando sobre la plataforma para el descenso de helicópteros por más de noventa minutos. Este último detalle descarta que los objetos hubieran sido drones comunes, ya que la autonomía de vuelo de estos es de aproximadamente media hora.
En todos los casos, cuando los drones se fueron, no pudieron ser seguidos y no se sabe a dónde se dirigieron. Esto, a pesar de que los barcos cuentan con una impresionante variedad de sensores, que incluyen radares, imágenes térmicas, sistemas electroópticos para ver en la oscuridad y otros dispositivos que pueden detectar y localizar transmisiones de radio.
Otras noches de objetos en el cielo
La noche siguiente, el 15 de julio, otro grupo de drones -o UAV- sobrevolaron a estas embarcaciones. Cinco o seis de estos objetos sobrevolaron alrededor de los buques de la armada durante unas tres horas. El Uss Rafael Peralta pudo avistar entonces unos cuatro drones que, literalmente, siguieron su rumbo marino y su velocidad, de unos 16 nudos.
En esta segunda noche, el USS Russell fue el que experimentó una actividad más extraña. Los registros señalan que allí los UAV sobrevolaron la embarcación a baja altura, haciendo extraños movimientos hacia adelante y hacia atrás, y de izquierda a derecha.
Los registros delatan que otros incidentes similares, con drones prácticamente acosando a las embarcaciones, volvieron a ocurrir en las noches del 25 y 30 de julio. Pudo haber habido otros fenómenos similares, pero estos son los registros a los que tuvo acceso The Drive.
Para sacarse las dudas, los investigadores contactaron a barcos civiles que navegaban por la zona para consultarlos acerca del posible origen de los drones en sus embarcaciones, pero las respuestas fueron, en todos los casos, negativas. Los objetos que avistaron los miembros de la armada en sus buques no pertenecían a embarcaciones comerciales.
También se sospechó que los UAV podrían provenir de otras unidades de la propia Marina estadounidense, pero la Instalación de Control y Vigilancia del Área de la Flota de la Marina (Facsfac), con sede en San Diego, que es responsable de las operaciones con drones, aseguró que esos objetos no eran de esa entidad. Si los UAV vienen de otra dependencia de las Fuerzas Armadas, como mínimo no han sido presentados formalmente y nadie tenía conocimiento de ellos en el teatro de operaciones navales.
Otros incidentes con drones y las mismas preguntas
La revista estadounidense Forbes informó de este evento sobre los buques de la Marina y lo relacionó con las incursiones de drones que volaron sobre instalaciones nucleares de los Estados Unidos entre 2014 y 2019. El medio señala que en ese período, unos 24 sitios sufrieron las incursiones de 57 UAV. Destacándose lo que ocurrió en septiembre de 2019 cuando cinco o seis de estos objetos fueron avistados sobre la planta de energía nuclear de Palo Verde durante una hora y media.
Entonces, al igual que esta vez, los drones no operaban solos, sino como parte de un grupo coordinado. Y se trataba en ambos casos -sobre los destructores y sobre las plantas nucleares- de objetos más grandes y con mayor resistencia que los modelos conocidos comercialmente, de lo que se desprende que debieron ser manejados por algún controlador con recursos considerables.
Y en ambos casos, también, las incógnitas son las mismas: quién voló los UAV, de dónde salieron y cuál era su objetivo.
Entre las explicaciones que intentan dar los especialistas consultados por los mencionados medios estadounidenses, se encuentra la que habla de que los objetos podrían haber sido enviados por alguna agencia del Gobierno de Estados Unidos desconocida u oculta, o podrían haber sido operados por alguna potencia u organización extranjera. Ayudaría mucho saber desde qué plataforma fueron lanzados -un avión, un barco pequeño no tripulado, un submarino-, pero eso también se desconoce.
Lo que sí se sospecha, es que, si los drones formaban parte de una misión de espionaje, en cierta forma al ser descubiertos fracasaron en su misión.
Como sea, la conclusión a la que llegan los investigadores de este fenómeno es que estos encuentros no pueden tomarse como sucesos triviales o para ignorar. Los UAV podrían estar haciendo tareas de inteligencia, recopilando datos de los buques, o también podrían alterar las señales de radio o interferir con las operaciones básicas de las naves, como el ascenso o descenso de aviones y helicópteros.
Por el momento, el origen y la misión de los extraños objetos que surcaron el cielo nocturno y acecharon a los gigantes destructores de la Armada estadounidense, siguen siendo un misterio por resolver.
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