Tres días y tres noches fueron los que Fernando Pieroni pasó buscando a ese cachorro de pelaje negro sobre el que le habían advertido. Según el mensaje que había recibido ese fin de semana, un auto lo había atropellado sobre la mano rápida de la autopista Buenos Aires La Plata, a la altura de Berazategui y había quedado abandonado a su suerte al costado de la calzada.
"Apenas recibí el mensaje, automáticamente salí a buscarlo. Durante casi dos horas miramos cada rincón de aquel descampado, pero no tuvimos éxito. Luego, por tres días consecutivos hicimos rastrillajes en el campo lindero a la autopista buscándolo, pero tampoco logramos dar con él. La noche siguiente la persona que me había dado el aviso me volvió a contactar: aparentemente unas personas tenían un perrito de las características de Rudi. Lo habían encontrado herido en el campo de la autopista. Enseguida fuimos a buscarlo y lo llevamos al veterinario", explica Fernando.
Mal herido, con fracturas en sus patas traseras, una de ellas expuesta, deshidratado y a la merced de las aves carroñeras que se lo estaban comiendo vivo. Así había sobrevivido Rudi esos días hasta que un grupo de personas dio con él y pudo ponerlo a resguardo mientras Fernando se acercaba a su encuentro.
"Desde el momento que lo vi, la conexión con él fue especial. Si bien el panorama no era para nada alentador y seguramente estaba con mucho dolor, apenas me acerqué se dejó tocar y levantar. Nunca mostró algún indicio de agresividad. Hasta me atrevo a decir que se notaba que quería ser ayudado".
En el consultorio veterinario a Rudi le hicieron las primeras curaciones, le administraron antibióticos y calmantes e indicaron estudios para determinar la gravedad de sus lesiones y evaluar la posibilidad de una cirugía de sus miembros posteriores. "Luego lo trajimos a casa e hicimos otras consultas pero todos los profesionales acordaron que la única opción para que Rudi volviera a caminar era practicarle una costosa cirugía de manera urgente. Entonces organizamos una campaña para recaudar el dinero y poder pagar los gastos".
Finalmente llegó el día de la operación. Rubi fue intervenido de la tibia y peroné de una de sus patas: se le puso una prótesis de titanio para unir los huesos y fue enyesado de la otra pata. Además, recibió curaciones generales de las lastimaduras del impacto que le había ocasionado el vehículo.
Los días siguientes fueron difíciles para Rudi y Fernando. "Estaba con mucho dolor, eso lo tenía inquieto, se quejaba y lloraba. Fue triste y desesperante verlo de esa manera. Pero después de cuatros días empezó a mostrar una leve mejoría. Y al pasar las semanas ya empezó a levantarse y caminar con la prótesis y el yeso".
Un perro y un ternero inseparables
En la casa de Fernando, Rudi hizo buenas migas con Rumi, un ternero rescatado de un matadero y hoy, a dos meses de la operación, se convirtieron en compañeros inseparables. Además, en el lugar Fernando y su pareja Natalia, conviven con un gallo rescatado de las riñas, gallinas y conejos provenientes de criaderos, tres codornices y otros animalitos de tránsito a los cuales se los cura y da en adopción.
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"Los gastos los cubrimos con nuestro trabajo. Hacemos algunos sacrificios y ese dinero lo destinamos a ayudar a los animales. Y aunque casi siempre los rescatados se van en adopción una vez que se rehabilitaron, creemos que Rudi se quedará. Ya lleva con nosotros varios meses, es feliz y nosotros con él. Además generó un vínculo muy fuerte con Rumi el ternero y no quisiéramos separarlos".
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