La Atlántida siempre estuvo cerca: la teoría que ubica al continente perdido en Sudamérica
El paradero de este continente mítico es uno de los mayores misterios de la humanidad que aún están sin resolver
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A lo largo de la historia hubo muchas teorías sobre la mítica Atlántida: desde la antigüedad a nuestros días, especialistas de distintas disciplinas buscaron dar con restos, evidencia fehaciente, pruebas empíricas que logren determinar si esa civilización vanguardista existió realmente. Y en esa búsqueda, quizás uno de los postulados más intrigantes es el que ubica al continente perdido en pleno Sudamérica.
Uno de los mayores misterios de la humanidad que aún están sin resolver es el paradero de la Atlántida. ¿Qué pasó con la Ciudad Estado y el continente descritos por el filósofo griego Platón alrededor del año 380 antes de Cristo?
En sus diálogos Timaeus y Critias, Platón asegura era un continente tan grande como Asia y Libia (nombre que en la Antigua Grecia denominaba al territorio de África) juntos. Pero que, tras un día y una noche de lluvias, temblores e inundaciones devastadoras, se hundió en el mar y desapareció.
En las Azores, en el océano Atlántico, frente al Estrecho de Gibraltar o lo que los griegos llaman “los Pilares de Hércules”, en el Mar Mediterráneo: muchos autores intentaron ubicar a la Atlántida en diferentes puntos cardinales. Entre ellos, hubo quienes sostuvieron que la tierra perdida estaba en América del Sur.
Después de varios meses de exploración, de comparar fotografías aéreas de la región y una larga investigación, Jim Allen (73) plasmó su trabajo de campo primero en Atlántida, la solución andina: el descubrimiento del legendario continente como Sudamérica (Atlantis. The Andes Solution. The Discovery of South America as the legendary continent, The Windrush Press Ltd, 1998); después en La ruta de la Atlántida (The Atlantis Trail, 2006) y luego en Atlántida: reino perdido de los Andes (Atlantis. Lost Kingdom the Andes, 2006). Este investigador escocés asegura que la Atlántida descrita por Platón se localizó en Bolivia.
Nacido en Aberdeen, Escocia, en 1948, Jim M. Allen se unió a la Royal Air Force en 1967. Allí trabajó como intérprete fotográfico, emplazado en lugares como Chipre y Malta. Tras abandonar esa fuerza, se compró y vivió en un barco de motor tradicional de 36 pies.
A continuación, Allen trabajó 16 años en una empresa de servicios públicos, desempeñándose como delineante cartográfico. Su labor incluía la realización de estudios de sitios.
Fue debido a su interés en los orígenes de los sistemas de medición antiguos que fue seducido por la Atlántida. Así, estableció que una llanura de forma rectangular en el Altiplano boliviano coincidía estrechamente con la descripción de Platón. Allen realizó distintas visitas a la zona y en cada una de ellas llevó a cabo investigaciones de campo en busca de conocimiento y de elementos que cimentaran su teoría.
“Hay tal cantidad de libros y películas de ciencia ficción sobre la Atlántida que incluyen material de submarinos eléctricos y máquinas de cristal con rayos mortales y cosas similares”, escribió. “Si alguien se toma el tiempo y el trabajo de leer los textos escritos por Platón observará que no hay submarinos ni máquinas de cristal o cosas de ese tipo en su trabajo. No hay más que una descripción geográfica del continente que existió al otro lado Atlántico, descripción muy extensa y detallada que, con el conocimiento y los recursos que tenemos actualmente, como la tecnología de la cartografía por satélite, torna evidente que la tierra llamada por Platón como ‘la Atlántida’ es la misma que ahora llamamos Sudamérica”.
Con lujo de detalles, Allen explicó la etimología del nombre del continente en tiempos prehispánicos. “Otro nombre antiguo del continente es ‘Atlanta’, se dice que es el indio (sic) que se utilizó antes de la llegada de Colón, pero seguramente el de ‘Atlantis’ es el más lógico, ya que asocia ‘Antis’ (cadena montañosa de los Andes en lengua quechua) y ‘Atl’, que significa agua en lengua azteca, utilizada por los primeros pobladores tanto del Valle de México como del Altiplano boliviano, que vivieron en un entorno acuoso donde crearon canales artificiales”.
Consultado por la prensa, Allen manifestó que su interés por sitios como Stonehenge (Salisbury, Reino Unido) o la Gran Pirámide (Guiza, Egipto) lo llevaron a sumergirse en la investigación de antiguos sistemas de medición. Así fue que descubrió que los orígenes geodésicos derivan todos del diámetro y la circunferencia de la Tierra. “Después llegó la Atlántida de Platón con la descripción de una llanura rectangular que dice existió en el centro del continente perdido y, por supuesto con sus medidas, la llanura medía 3000 por 2000 estadios. Estaba rodeada por un inmenso canal de un estadio perimétrico, que tenía su curso justamente alrededor del límite de la llanura, a una distancia de 10.000 estadios. Esta llanura sostenía un sistema de canales laterales con intervalos de 100 estadios y de canales transversales también a una distancia probablemente de 100 estadios, de manera que todo el sistema tenía la forma de un tablero de ajedrez inmenso”, comentó.
La descripción de esa inmensa llanura con un sistema rectangular de canales llevó a Allen a investigar en América. Y el lugar donde comenzó a buscar esa misteriosa superficie fue en Bolivia, en un contorno de 3657 metros contiguo al Lago Poopó, en la localidad de Pampa Aullagas.
Inicialmente, las medidas del terreno le parecieron inferiores a las descritas por el filósofo griego, pero las proporciones sí eran las correctas. Cuando confeccionó una maqueta tridimensional del Altiplano boliviano todo le pareció aún más evidente.
De acuerdo con Allen, la planicie de la que hablaba Platón se encuentra cerca del cerro rodeado de anillos concéntricos en Pampa Aullagas, al sur del Poopó. Sin embargo, hay voces que no le dan crédito al investigador escocés.
Jédu Antonio Sagárnaga (61) es arqueólogo de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y director de la consultora Scientia Consultoría Científica. Reconocido en todo Bolivia por su labor, el especialista recorrió la zona abordada por Allen y desestimó su teoría.
“Él ha popularizado su trabajo y ha tenido mucha acogida de su trabajo en distintos sectores. En el año 2007, la Consultora Boliviana para el Desarrollo Sostenible (Cobodes) me encargó que hiciéramos un relevamiento arqueológico de la zona. Fuimos con un equipo de tres arqueólogos a Pampa Aullagas. Después de un reconocimiento en campo de 10 días en el área, no hemos recogido nada que sustente la hipótesis de que la Atlántida estaba en el Altiplano boliviano”, sostiene Sagárnaga desde La Paz, en diálogo telefónico con LA NACIÓN.
Sagárnaga también echa por tierra la idea de que los círculos concéntricos que Allen le atribuye a la estructura platónica hayan sido tales. “Se trata de formaciones geológicas circulares, pero son naturales, no fueron hechas por el hombre”, añade.
En este sentido, después de su trabajo de campo, reconoce que recibió presiones para forzar una declaración. “En aquel entonces me pedían que dijera que ahí estaba la Atlántida, que de lo que nosotros dijéramos dependería la suerte del turismo de la región. Me limité a decir: ‘Si queremos creer que la Atlántida estaba allí, pues digamos que estaba allí’. Si se hubiera encontrado la Atlántida en ese lugar el turismo ya habría crecido. De hecho, hay una empresa, casualmente llamada Atlantis, que antes de la pandemia de coronavirus llevaba turistas a la zona. Hasta buscaban instalar un templo en honor a Zeus en el cerro Pedro Santos Willka, el más alto de Pampa Aullagas. Muchos salen desilusionados”, opina.
Consultado sobre el oricalco, metal que Platón sostenía que abundaba en la isla legendaria, Sagárnaga remarca que una aleación similar compuesta de oro y cobre (y a veces también plata) denominada tumbaga suele encontrarse en Sudamérica, pero no en todo el Altiplano boliviano, sino más bien en el norte del Perú, Colombia y Panamá. “Sí hubo producción de metal en Bolivia, pero fue más tardía y se dio en el Área Circun-Titicaca, en Potosí y Chuquisaca, lugares con suelos ricos en minerales. Todo esto fue mucho después de la cultura tiwanaku”, aclara, haciendo referencia a la antigua ciudad arqueológica ubicada a 15 kilómetros de lago Tititaca, también llamada Tihuanaco. Allí, los restos de la monumental Puerta del Sol muestran una milenaria figura que Allen ha asociado a la Atlántida.
Sobre el final de su explicación, Sagárnaga sostiene que muchos investigadores tienden a forzar conceptos y mezclar culturas para sacar provecho. Y a los ojos del arqueólogo, Allen cae dentro de esta categoría. “Platón mencionaba que la Atlántida desapareció 9000 años antes de Cristo y Allen interpreta que en realidad pueden haber sido 9000 meses sin exponer ningún criterio para esa conversión. Muchos investigadores combinan datos para afianzar su teoría”, concluye.
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