Así luce hoy el bebé que fumaba 40 cigarrillos al día y cuyo caso conmocionó al mundo
La historia de Aldi Rizal se volvió viral en el 2010 y activó las alarmas del Ministerio de Salud en Indonesia; en la actualidad tiene 14 años
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Fumar es uno de los problemas de salud pública más comunes alrededor del mundo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud considera al tabaquismo como una de las mayores amenazas que enfrentó el planeta, ya que, según lo que dice su página oficial: “causa más de ocho millones de muertes al año, de las cuales aproximadamente 1,2 millones se deben a la exposición al humo ajeno”.
Esto es realmente preocupante, porque no existe un nivel seguro de exposición al tabaco en cualquiera de sus presentaciones (puede ser tabaco sin humo, cigarrillos, puros, tabaco de liar o tabaco picado) y a su vez está relacionado con la carga de morbimortalidad presente en países de bajos y medianos recursos.
Ahora bien, si de por sí el tabaco ya es algo negativo, imagínese lo controversial que sería ver a un niño hacerlo. En el 2010, un video de un bebé en Indonesia le dio la vuelta al mundo, debido a la historia que había detrás: con tan solo 1 año y medio, fumaba hasta 40 cigarrillos al día.
Probablemente recuerdan el clip subido a YouTube en el cual se mostraba al niño, que caminaba en pañales, con un cigarro en la boca. Esta imagen se convirtió en una alarma alrededor del mundo, ya que advertía sobre la crisis de salud pública relacionada con la dependencia al tabaco.
No obstante, doce años después, el mismo bebé que se convirtió en la viva imagen de los peligros del cigarrillo, ahora es considerado como una de las personas más jóvenes en dejar esta adicción.
Aldi Rizal: símbolo de una preocupación mundial
La historia de Ardi Rizal comienza en Indonesia, cuando empezó a robar cigarrillos en la plaza de la aldea Teluk Kemang al sur de la ciudad de Sumatra. Su madre vendía pescado en la zona y mientras tanto él buscaba aquellos delgados cilindros blancos que tanto veía en las calles.
Esta actividad le llamó la atención cuando, según una entrevista hecha por el Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección Infantil de Indonesia, su padre fue la primera persona que le pasó un cigarrillo a tan corta edad. “Seguía viendo a la gente fumando y se veía delicioso”, le dijo el niño en el 2017 al medio australiano The Sydney Morning Herald. Según ese reportaje, Rizal tenía un serio problema de tabaquismo que encabezó los más grandes titulares de los medios a nivel internacional.
Por otro lado, el problema del niño se complementó con un alarmante tema de obesidad, ya que artículos posteriores relacionados con el seguimiento del caso informaron que a los 5 años, Rizal pesaba 24 kilos, lo cual es casi seis kilos más de lo que debía, teniendo en cuenta su estatura y edad.
Una lucha que aún cobra factura
Después de que las imágenes de Aldi dieran la vuelta al mundo, sus padres buscaron ayuda. Fue así como tres años después, el pequeño comenzó su proceso de rehabilitación junto al psicólogo infantil, el Doctor Seto Mulyadi.
Con la viralización del video, la madre del pequeño -llamada Diana- fue acusada por dejar a su hijo fumar cigarrillos y también notable obesidad que tenía el infante. Pero, lo que no sabían es que si ella le prohibía fumar o comer, el pequeño atentaba de alguna forma contra sí mismo.
“Lo primero que hice fue confiscar los cigarrillos y él hacía una rabieta. Empezó a golpearse la cabeza, e incluso se apuñaló en la rodilla con un cuchillo”, explicó. La mujer intentó de todas las formas quitarle los cigarros a su hijo, pero fue una lucha en vano hasta que comenzó la terapia con Muyaldi.
Además, el problema de obesidad que ya tenía desde los dos años, estaba ligado con su adicción y posteriormente empeoró debido a la ansiedad que le provocaba el dejar de fumar. Según lo que contó Diana, Aldi podía llegar a comerse hasta tres muslos de pollo, dos tazones de sopa de albóndigas, y una lata de leche condensada en una sola comida.
“Comía mucho cada vez que tenía ganas de fumar”, explicó. Aun así, esto cambió cuando entró al colegio. Sus padres le enviaban una gran lonchera, ya que si no comía lo que quería no solamente hacía una gran rabieta, sino que también amenazaba con escaparse de casa. Pero, cuando sus compañeros se burlaron de él por la cantidad de comida que llevaba, decidió reducir sus porciones.
Ahora, el protagonista de esta historia tiene 14 años, cursa la primaria y se encuentra en una dieta estricta a base de pescado y verduras con el fin de recuperar su peso normal. También busca promover los hábitos de vida saludables y, a su vez, da entrevistas donde advierte lo complicado que es dejar este tipo de productos.
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