Arte en acción, la performance gana espacio en arteBA
¿Tenés perfil en Tinder, Happn o Grindr? ¿Estás dispuesto a participar de una performance en arteBA? Lolo y Lauti están a punto de conectar las respuestas a ambas preguntas. Son los mismos artistas que el año pasado, en el Barrio Joven de la feria, recreaban ante el público las escenas sexuales que veían con sus cascos de realidad virtual. Los mismos que, meses antes en el lanzamiento de arteBA Focus, habían exhibido el inquietante espectáculo de sus espermatozoides "bailando hasta morir".
Ahora será el turno del público, invitado a protagonizar una "feria del amor". Esta vez, el cuerpo lo pondrá el espectador: al usar el casco virtual, podrá recorrer la "oferta" de las personas que tengan activas sus cuentas de apps de citas dentro de la Rural, del jueves al domingo próximos. Otro tipo de mercado, en una dimensión paralela.
Esta será apenas una de las propuestas que potenciarán este año la experiencia de visitar arteBA. El Barrio Joven estrenará un lugar central para la performance, con una programación diaria. Se sumará así a Performance Box, espacio inaugurado el año pasado en el marco de la segunda Bienal de Performance, con acciones de artistas en vivo y una selección de videos. Allí se encontrarán, incluso, obras presentadas por los curadores de las secciones U-Turn Project Rooms e Isla de Ediciones. En ambos casos, los artistas realizarán acciones efímeras en tiempo real y convocarán al público a hacer lo propio, con la intención de cambiar la forma de consumo cultural en el corazón del mercado.
"La performance está comenzando a ocupar un lugar central. Ya no es algo de color, secundario a las otras disciplinas", dicen a coro Lolo y Bauti. Saben de lo que hablan: trabajan juntos en esto desde hace ocho años, e impulsan el festival Perfuch en el espacio UV Estudios, en Villa Crespo. La primera edición convocó a 50 artistas de varias provincias; la segunda, en diciembre último, el doble.
Poner el cuerpo para vivir una situación transformadora en público es la esencia de la performance, que tuvo su auge en las décadas de 1960 y 1970 y se expandió con renovada vitalidad en los últimos años. En la Argentina, tiene desde 2015 su propia bienal; fue inaugurada nada menos que por la artista serbia Marina Abramovic, "la abuela de la performance".
¿A qué se debe este renacimiento? "La performance tiene algo muy punk –opina Lolo–. Crea un proceso de identificación con el público, la sensación de que cualquiera puede hacer arte. Porque para hacer performance no tengo que ser actor; tengo que estar vivo. Uno es su propia obra y el cuerpo, las acciones, la vida son arte".
La misma palabra, "punk" usó la periodista chilena Alejandra Villasmil para describir la performance de Belleza y Felicidad Fiorito, impulsada por Fernanda Laguna e Isolina Silva, el año pasado en el Espacio Dixit de arteBA. "La acción consistió en un desfile de pasarela, donde un grupo de mujeres iba mostrando camisetas confeccionadas en talleres de costura ubicados en la zona de Fiorito –agregó la directora de la revista virtual Artishock–. Cada remera portaba un mensaje, directo y claro: ‘Estado ausente’, ‘Humo tóxico’, ‘Ni una menos’... Un performance de alto contenido social, imprescindible en estos tiempos, cuyo impacto superará al del contexto de esta feria".
"La performance está comenzando a ocupar un lugar central. Ya no es algo de color, secundario a las otras disciplinas."
Ese espíritu independiente y contracultural logró atravesar incluso las paredes de los museos. El año pasado, el registro del desfile de Belleza y Felicidad Fiorito fue exhibido en el museo Lacma, en Los Ángeles, como parte de una muestra colectiva que integró el proyecto Pacific Standard Time LA/LA. Algo similar había ocurrido en 2014 con Osías Yanov, cuando el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquirió en arteBA una escultura/performance realizada en los pasillos de la feria. Al año siguiente, una producción aún más ambiciosa del artista se desplegaba en la planta baja del Malba, en el marco de la Bienal de Performance. Y otra más integra desde hace unos meses la colección del Museo Reina Sofía, de España, gracias a una donación de la coleccionista venezolana Patricia Phelps de Cisneros.
Abramovic, invitada especial de aquella primera edición de la bienal, había marcado un hito en 2010 al presentar una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. La artista está presente no solo reunió cincuenta trabajos performáticos realizados durante cuatro décadas; también incluyó su propuesta de recibir allí al público durante 700 horas para mirar a los ojos a cualquiera que se sentara enfrente suyo. Incluido Ulay, su expareja durante una década en la vida y en el arte, cuya sorpresiva presencia la hizo llorar mientras él la observaba con ternura y gestos de dolor.
EL CUERPO AL LÍMITE
Provocadora y disruptiva, antielitista y anticonsumista, la performance suele apelar a la emoción y a la conexión real en el tiempo presente, en el que cualquier cosa puede pasar. Invitado a abandonar su rol de mero "espectador", el público puede llegar a participar de situaciones confusas e incómodas. De esa forma, se lo incentiva a desafiar sus propios límites para modificar su manera de ver la vida.
En 1974, Abramovic realizó Ritmo 0, una de sus obras más extremas. En una galería de Belgrado puso su cuerpo a disposición del público durante seis horas junto a una mesa con 72 objetos y la siguiente instrucción: "Soy un objeto. Podés hacer conmigo lo que quieras". Entre ellos había una rosa, un perfume, un pedazo de pan, una tijera, agujas y un arma cargada con una bala. ¿Qué hicieron con ella? Cortaron su cuello y bebieron su sangre. Abrieron sus piernas y colocaron entre ellas un cuchillo. Rompieron su ropa y lastimaron su piel con las espinas de la rosa. Una persona apuntó el arma sobre su cuello y la desafió a apretar el gatillo con sus propios dedos.
"Puse mi cuerpo al límite no porque estuviera interesada en morir, sino en ver hasta qué punto podés llevar la energía del cuerpo humano. No se trata del cuerpo sino de la mente, que te empuja a límites que jamás hubieras imaginado", explicó años más tarde Abramovic, impulsora de un método que invita a conectarse con uno mismo y con los demás. Agregó que, hasta entonces, "el arte de performance era ridiculizado. Se pensaba que era enfermo, exhibicionista y masoquista. Estaba muy cansada de este tipo de atención y dije: voy a hacer una pieza para ver hasta qué punto llega el público si el artista no hace nada".
Una experiencia similar había vivido una década antes Yoko Ono, otra pionera de la performance, cuando presentó por primera vez en Kyoto la pieza Corta. La artista se sentó vestida junto a una tijera e invitó al público a recortar trozos de su ropa y llevárselos. "Fue una suerte de crítica a los artistas, que siempre dan lo que quieren –sostuvo la legendaria pareja de John Lennon–. Quise que la gente se llevara lo que quisiera. Es una forma de entrega que tiene mucho que ver con el budismo... Una forma de entrega total".
Por ese entonces, Marta Minujín acababa de realizar en París su primer happening, en el que destruyó todas las obras que había producido en la capital francesa. En 1985, la reina argentina del Pop le pagaría simbólicamente a Andy Warhol la deuda externa argentina en Nueva York con choclos, el "oro latinoamericano". Y el año pasado realizó una acción similar en Atenas, en la inauguración de la Documenta 14, al saldar con aceitunas la deuda externa de Grecia a una doble de la canciller alemana Angela Merkel.
El registro de esta última fue exhibido semanas después en Performance Box, espacio de arteBA auspiciado por la Arte x Arte-Fundación Alfonso y Luz Castillo, curado por Graciela Casabé y Rodrigo Alonso. Una de las novedades de este año será la presentación en vivo de tres artistas provenientes de distintas disciplinas (danza, teatro y artes visuales); cada uno interpelará a los visitantes de la feria, invitándolos a detenerse y participar de "un instante de intensidad".
"Con obras breves, la performance aporta sorpresa al recorrido de arteBA y modifica la experiencia de la feria. Introduce un ámbito menos comercial que ayuda a construir un gusto por la contemporaneidad", opina Alonso, quien asegura que esta alianza con la Bienal de Performance "demostró ser mucho más productiva de lo imaginado". Y destaca que Performance Box es "un lugar de mayor libertad" respecto de otros montados bajo el mismo techo de la Rural, ya que las acciones realizadas allí "no necesariamente tienen que estar a la venta".
"El discurso de la performance cambió respecto de las de la primera época, que tenían que ver con el cuerpo de la mujer. Ahora la temática es más amplia", señala por su parte Casabé, directora además de la Bienal de Performance. Según ella, el lenguaje de la performance contemporánea "reúne el deseo de protagonismo de cada individuo. Pone al espectador en un lugar de acción".
En ese sentido, Casabé cita la obra de otro pionero: David Lamelas. Su primera performance, Time (1970), fue adquirida por la Tate Gallery de Londres y recreada semanas atrás en el Malba. Unas veinte personas del público solo recibieron un par de indicaciones del artista argentino: formar una fila y controlar el tiempo durante 60 segundos, antes de pasárselo al siguiente. "Hacían lo que querían con ese minuto, y todos reaccionaron de manera muy diferente –observa Casabé–. Es un ejemplo de lo que es una performance, que tiene que ver con el lugar de cada uno, con la participación, con involucrarse."
Una idea similar inspira la performance que realizará Laura Kalauz en el Barrio Joven de arteBA. Para realizar La felicidad de consumir, ella decidió poner a la venta en Mercado Libre cada minuto de la media hora que tiene a su disposición. De esta manera, quien pague por esos minutos (ofrecidos por 100 pesos cada uno, a pagar en doce cuotas con tarjeta) podrá "alquilar" un espacio expositivo en una de las ferias más importantes de América Latina, e incluso organizar un vernissage para inaugurar su muestra si así lo desea.
Con este proyecto, Kalauz propone "una estrategia para subvertir la ecuación del mercado del arte y la lógica que lo rige. El artista se convierte en dealer. El inquilino lleva adelante su deseo de ser visto en arteBA y trabaja al mismo tiempo para el artista, ya que ahora es quien produce la obra de arte. E incluso paga para trabajar. La obra de arte se convierte en una serie aleatoria de expresiones de personas diversas, que el artista ya no controla".
ESPÍRITU IRREVERENTE
"La idea es: ¿qué mostrarías si pudieras estar en arteBA?", dice el artista Jair Jesús Toledo, integrante del Staff de UV Estudios, quien convocó a Kalauz y a otros colegas para participar en el Barrio Joven.
Con sede en una vieja casa de una esquina de Villa Crespo, UV Estudios le debe gran parte de su crecimiento a esta sección de la feria. Allí ganó en 2016 el Premio En Obra al mejor proyecto, que en ese momento consistía en 65.000 pesos. El mismo monto fue repartido entre tres integrantes de su staff –Guzmán Paz, Emilio Bianchic y Luciano Demarco, del colectivo Basica TV–, distinguidos como los mejores artistas del Barrio Joven.
"Nos sirvió para pagar deudas y producir obra", dice Violeta Mansilla, directora del espacio, mientras realiza una visita guiada por la casa de Humboldt y Padilla, que funciona como usina creativa y residencia de artistas. Entre ellos Toledo, cordobés de 31 años, llegado a Buenos Aires en 2008 desde Villa María. En su cuarto con vista al Club Atlético Atlanta realizó en diciembre Disidente, un "contrafestival" de performance que funcionó en el corazón del festival Perfuch impulsado por Lolo y Lauti, y que ahora reproducirá en arteBA.
En esta misma sede, la pareja que ilustra con humor la tapa de este número exhibe hasta el 2 de junio una muestra de videos inspirada en Mafalda, el célebre personaje creado por Quino, protagonizado para la ocasión por Fernanda Laguna. Aquí parece habitar el espíritu irreverente y tierno de Belleza y Felicidad, mítico espacio impulsado por Laguna y Cecilia Pavón, que funcionó en Almagro como refugio creativo durante el difícil cambio de milenio. Pese a su aparente humildad, la fuerza de su voz encuentra eco en otros países de América Latina: en paralelo a arteBA se exhibirán en la terraza obras traídas por las galerías El Dorado (Bogotá), Sagrada Mercancía (Santiago de Chile) y Km 2.0 (Puerto Rico), que también participan en la feria.
Tras recorrer las habitaciones semivacías, con un dejo kitsch y trash, queda en el aire flotando la pregunta: ¿De qué viven estos artistas? De algunas performances se vende su registro en fotografía o video, y en otros casos solo las instrucciones para que las activen otros performers. "El fuerte de UV son los videos. El año pasado vendimos muy bien en arteBA", responde Mansilla. Y aclara que el truco es hacer que esos videos sean mucho más elaborados "que el registro aburrido de una performance, como si se filmara una obra de teatro".
Así quedó demostrado en la 26a edición de la feria, donde UV Estudios montó uno de los stands más atractivos del Barrio Joven. "El año pasado, las galerías comenzaron a presentar propuestas vivas dentro de los límites del stand", recuerda el curador peruano Miguel Ángel López, que estuvo entonces a cargo de la sección junto con Raúl Flores. Este año comparte esa tarea con Santiago Villanueva, y ambos decidieron darle a ese tipo de acciones un lugar independiente y más protagónico. Entre las propuestas de tres artistas que presentará la galería Quadro, por ejemplo, se incluye una de Leonardo Cavalcante inspirada en un video hipnótico realizado por Marcel Duchamp en 1926.
"Es un experimento de mucha libertad que permitirá incorporar algo fundamental: el contacto físico –agrega López–. Es la forma en la cual los artistas se organizan, su forma de operar. Les sale orgánicamente de las entrañas". De esta manera, seguramente, el Barrio Joven recuperará el espíritu rockero y lúdico que lo caracterizaba hasta que comenzó a intentar parecerse demasiado a la sección principal de arteBA, donde las galerías consagradas venden las obras más caras de la feria.
"Quisimos darle un espacio a algo que estaba sucediendo. Hoy muchos artistas trabajan con performance y en varios lugares del mundo hay espacios especializados, que se distancian de las experiencias pasadas", dice Villanueva. Según él, es probable que las retrospectivas de los últimos años de algunos de los pioneros de la performance en los museos más importantes del planeta –como las de Abramovic en el MoMA y la de Joan Jonas en la Tate– hayan generado cierta "empatía" con las generaciones más jóvenes.
¿Con qué se identifican? La performance demuestra que "no somos solamente espectadores, somos actores sociales con el potencial de intervenir y responderle al poder", escribe Diana Taylor en su libro Performance (Asunto Impreso, 2012). La académica estadounidense recuerda que este tipo de arte vivo surgió como un movimiento en las décadas de 1960 y 1970, "como un reclamo en contra de la ausencia del cuerpo en el arte". Y aclara que algunos estudiosos establecen sus antecedentes décadas antes, en las prácticas de los futuristas, dadaístas y surrealistas, "que se enfocaban más en el proceso creativo que en el producto final."
"El arte de performance –observa Taylor– jugó un papel importante al romper los lazos políticos, institucionales y económicos que excluían a artistas sin acceso a teatros, galerías, museos, o espacios oficiales, elitistas o comerciales de arte. De repente, una performance podía surgir en cualquier sitio, en cualquier momento. El artista solo necesitaba su cuerpo, sus palabras, su imaginación, para expresarse frente a un público que se veía, a veces, interpelado por el evento de manera involuntaria o inesperada. Los espacios y tiempos de la performance borraron las fronteras entre vida y arte, entre público y espectador".
Según la artista mexicana Jesusa Rodríguez, lo importante de la performance es que enfrenta a este último con "su propia capacidad de transformación en hombre, mujer, pájaro, bruja, zapato o lo que sea. Lo mejor del ser humano es que puede asumir, como los camaleones, las infinitas posibilidades del ser y transformarse en todos y en todo y sin siquiera abandonar su propia esencia, porque lo esencial de un ser humano es que lleva en sí la posibilidad de transformarse en todos los demás".
Asistente de fotografia: Ezequiel Yrurtia. Vestuario de Lolo y Lauti : Ich D`amore
Línea de tiempo
- 1991. Nace la Fundación arteBA, una ONG sin fines de lucro. Se realiza la primera edición de la feria en el Centro Cultural Recoleta
- 1999. La feria se muda a la Rural, donde se realiza desde entonces. Se consagra como una de las ferias de arte contemporáneo más relevantes de la región
- 2006. arteBA inicia los Programas de Adquisición de museos locales e internacionales
- 2014. Gracias al programa Matching Funds, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires adquiere en la feria una escultura/performance de Osías Yanov
- 2015. Nace la Bienal de Performance, con Marina Abramovic como invitada especial
- 2017. Segunda edición de la Bienal de Performance. En alianza con arteBA y con el apoyo de Arte x Arte-Fundación Alfonso y Luz Castillo, se crea el espacio Performance Box dentro de la feria
- 2018. La 27a edición de arteBA amplía su programación de performance, al dedicar un espacio especial a esta disciplina dentro del Barrio Joven
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