Integrante del Consejo Asesor de Unicef en su país, tiene más de 700 mil seguidores en su “tribu” de Instagram. Entre ellos, arrasan las argentinas.
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Con una sonrisa real, solidez científica, empatía con las crianzas ajenas y cercanía, Lucía Galán Bertrand se ha transformado en un suceso en Instagram (@luciamipediatra). Nacida en Alicante, madre de dos adolescentes y conviviendo con nueva pareja, a lo largo de su vida de pediatra pasó por numerosas vicisitudes personales. Hubo tiempos de guardias largas, con sus hijos de 3 y 4 años y recién separada. En esos momentos fue cuando estuvo Gloria, su ayuda en casa, para darle respaldo.
Desde siempre se le dio bien escribir y tenía mucho para decir
Soñaba con su propia consulta y así nació el Centro Creciendo que fundó en su ciudad primero, y que poco a poco se extiende a otras locaciones. La apertura que viene es en Madrid. Es autora de más de una decena de libros con Editorial Planeta con los que pasó las 50 ediciones y más de 300.000 lectores.
“Aquí hay mucho que hacer, me dije cuando mis hijos dejaron los pañales y decidí tomar las riendas de mi vida y de mi profesión -relata desde el otro lado del Atlántico-. Y lo hice. Recuerdo a los cinco años cuando salí del hospital, de mano de mis padres, tras superar una enfermedad grave y con la rotundidad de una mujer adulta y no de una niña pequeña, les dije: yo de mayor quiero ser médico de niños, para que a ningún niño le pase lo que me ha pasado a mí”.
Mucho por hacer y decir
- ¿Por qué crees que desde este lado del mundo se está generando tanto eco con tu trabajo?
- A pesar de los miles de kilómetros y el océano que nos separan, nos une algo poderosísimo que es el mismo idioma. Así que quiero pensar que el poder de la palabra, los miedos de los padres y madres -que son universales- y la necesidad de estar bien informados sobre la salud de nuestros hijos hace que me hayáis hecho un hueco entre vosotros, cosa que agradezco enormemente.
-¿Por qué comenzaste este espacio y cómo fluyó?
- Un poco inesperadamente. En algún momento necesité desbaratar algunas de las cosas erróneas que nos enseñan a las madres al criar o deshacer los mitos que cargamos sobre el ser mala madre, el tiempo personal, el congeniar tiempos con la pareja, etc. Casi que escribía para mis hijos y para mi. Como un hablar en voz alta, pero escrito. Fui teniendo lectores, me llegaban comentarios amorosos y poco a poco fue creciendo la comunidad. Saqué mi primer libro y eso fue un círculo favorecedor: quienes me conocían digitalmente compraron la obra y quienes lo hacían, empezaron a seguirme en redes. Hoy siento que es una dinámica casi misteriosa: nos juntamos allí un grupo de personas que vamos a lo mismo: la vida improvisa, y nosotros con ella. La vida es elección y cambio, es darse permiso para sentir, es autocrítica y aprendizaje. Y es vivir muchas vidas en una. Allí estamos.
-¿Cómo es la dinámica familiar en lo cotidiano para resolver tus redes?
- Mis hijos no se muestran. Cuando eran más pequeños no tenía la oportunidad de preguntarles, pero tampoco los he mostrado. Ahora se niegan terminantemente y lo respeto. Aun son menores, aunque adolescentes ambos. Tampoco muestro a mi pareja, que no es de este medio. Con esas premisas, comparto mucho de mi vida cotidiana con “mi tribu”. Por ejemplo, suelo mostrar lo que desayunamos, o compartir una nota que les dejo a mis hijos, y alguna de ellos con su previa autorización. Puedo relatar nuestras vacaciones y nuestras salidas, pero también nuestras riñas y problemas. En términos de mi especialidad, tengo una rueda de preguntas los viernes donde intento responder las dudas que se despiertan en la crianza. También soy espontánea con los vivos: si hay un tema de actualidad, es probable que lo debatamos.
-¿Tenés alguna idea de cuáles son las preocupaciones que se perciben como propias desde aquí?
- Creo que cuando hablamos de preocupaciones de padres y madres todos nosotros compartimos los mismos temores, pero es verdad que allí (Argentina) la pandemia ha golpeado durísimo, la crisis es más acentuada que en España y la inestabilidad económica y política hace que evidentemente muchas familias teman por el bienestar de sus hijos a corto, medio y largo plazo.
- ¿Creés que debes propiciar un diálogo particular cuando tu “oyente” no es local?
- Mi forma de comunicar, de conectar y de transmitir es la misma me dirija a familias europeas o a familias latinoamericanas, pero sí es verdad que me encantaría poder conocer de antemano las principales preocupaciones de cada comunidad para ser capaz de empatizar más aún y dirigir mi mensaje de una forma más efectiva y sobre todo de una forma más sensible; que este mundo actual esta falto de sensibilidad.
En casa de herrero…
El camino hasta lograr su título de madre no fue fácil. Cuando creyó estar preparada y saberlo casi todo, cuando al fin se sentía una buena pediatra con sus pacientes, de nuevo la vida le recordó que estamos aquí para aprender, para mejorar y para dejar legado. “La maternidad cambió mi manera de vivir y sentir para siempre. Un parto como nunca había imaginado y mira que había asistido yo misma a cientos de partos; un posparto devastador del que nadie me había hablado, a pesar de ser médico; una maternidad llena de miedos, incertidumbres y pocas, muy pocas certezas aun siendo pediatra…”
- El concepto de influencer, que de este lado del mundo está bastante bastardeado, porque parece una construcción algo “mágica” de acumulación de seguidores, no es claramente tu propuesta. ¿Qué crees que tiene que tener alguien que influye en su audiencia?
- Coincido plenamente con tu análisis y aquí ocurre algo similar. Yo prefiero que cuando hablen de mi trabajo y mis logros lo hagan por mi faceta literaria como escritora que ha hecho más de 10 libros con Editorial Planeta y divulgadora en redes sociales y medios de comunicación. ¿Qué le pido yo a un buen divulgador? Lo tengo claro: independencia, rigor científico, profesionalidad, sensibilidad y ternura, constancia, generosidad, altruismo y coherencia con su mensaje, con su profesión y con su vida en general.
-¿Cuáles son los temas que más te interesa divulgar en este tiempo?
- La verdad es que me gusta hablar tanto de pediatría desmitificando infinidad de bulos que se han transmitido de generación en generación, como mensajes tranquilizadores en cuanto a crianza, tips útiles para la educación de nuestros hijos pequeños y también reflexiones inspiradoras sobre los adolescentes, esa etapa fascinante en la que ahora mismo me encuentro con mis dos hijos. Hay mucha necesidad de conocimiento ahí fuera, más cuando tienes un hijo y quieres hacerlo bien y sobre todo también hay mucha necesidad de encontrar referentes en los que te puedas guiar, apoyar e inspirar. Esas personas nos hacen la vida más fácil… Y saber que yo puedo contribuir a ello es sencillamente maravilloso. Me siento muy honrada cada vez que abro mi bandeja de entrada y me encuentro con cientos de mensajes que reflejan agradecimiento por mis libros, o por mis videos, donde la generosidad de las personas que me escriben me revelan que son mejores madres, o personas, gracias a lo que hemos compartido.
-¿Hay una responsabilidad particular en quien informa desde una red social?
- Absolutamente. Te debes a tu comunidad. Hablamos de alcances de millones de personas, para bien y para mal. No hay un solo contenido que suba a mis redes sociales en las que no piense antes: “Esto puede llegar a millones de personas, Lucía”. Es una responsabilidad que en ocasiones puede resultar abrumadora, pero al mismo tiempo supone un gran reto para estar al día desde el punto de vista médico científico, y esto para mí que tengo una cabecita que no para, resulta muy estimulante.
- Hablas mucho de tu tribu, ¿cuáles son las particularidades que la atraviesan?
- Pues te diré que del casi millón de seguidores que tengo, el 93% son mujeres entre 25 y 50 años, con grandes dosis de sentido del humor, pero también comprometidas con la salud y cuidados de sus hijos e hijas. Es una comunidad que escucha, que no juzga, que abraza y se ofrece a todo aquel que tiene dificultades. Es una comunidad tremendamente generosa y altruista. Lo cierto es que han pasado cosas maravillosas entre todas esas historias… adolescentes que piden ayuda desesperadamente, mujeres víctima de violencia de genero, madres y padres inmersos en un duelo por la pérdida de un hijo, asociaciones de pacientes en pro de la investigación de enfermedades raras, causas benéficas en las que la tribu se vuelca…
- Mucho de lo que haces no es accesible para Argentina (como las firmas de algunos de tus libros que, en ocasiones, son difíciles de conseguir, tus charlas y cursos)…, ¿por qué creés que lográs fidelidad frente a otros profesionales que brindan contenidos similares?
- Porque lo que ofrezco en redes sociales es gratuito, hay más de 4000 publicaciones solo en mi muro de Instagram de alto valor médico científico: publicaciones, datos, videos, reflexiones e incluso fragmentos de mis libros. Todo esto la comunidad lo valora mucho. Al final no deja de ser contenido que yo comparto en mis ratos libres de una forma altruista por el bien de la comunidad, porque creo que los que tenemos esta capacidad y esta pasión hacia la comunicación debemos compartirla. Si todos ofreciéramos nuestras virtudes y puntos fuertes, vivir en este mundo sería un poquito más sencillo.
- ¿Cómo creés que la pandemia cambió la forma de comunicar en tu especialidad y tus canales?
- Si te soy sincera no mucho, yo sigo siendo la misma. Llevo en redes sociales más de ocho años y no he cambiado; me he ido adaptando a las necesidades de mi audiencia, eso sí, he tratado de escuchar sus peticiones, sus miedos, sus deseos, y he ido avanzando, creciendo y aprendiendo yo también de todos ellos. Me siento muy honrada de seguir aquí y de poder ayudar a millones de personas… No todo el mundo tiene un acceso médico ágil y eficaz; al menos a través de un móvil saben que a mí me pueden encontrar cada día.
-¿Por qué comenzaste este espacio y cómo fluyó?
- Un poco inesperadamente. En algún momento necesité desbaratar algunas de las cosas erróneas que nos enseñan a las madres al criar o deshacer los mitos que cargamos sobre el ser mala madre, el tiempo personal, el congeniar tiempos con la pareja, etc. Casi que escribía para mis hijos y para mi. Como un hablar en voz alta, pero escrito. Fue teniendo lectores, me llegaban comentarios amorosos y poco a poco fue creciendo la comunidad. Saqué mi primer libro y eso fue un círculo favorecedor: quienes me conocías digitalmente compraron la obra y quienes lo hacían, empezaron a seguirme en redes. Hoy siento que es una dinámica casi misteriosa: nos juntamos allí un grupo de personas que vamos a lo mismo: la vida improvisa, y nosotros con ella. La vida es elección y cambio, es darse permiso para sentir, es autocrítica y aprendizaje. Y es vivir muchas vidas en una. Allí estamos.
-¿Cómo es la dinámica familiar en lo cotidiano para resolver tus redes?
- Mis hijos no se muestran. Cuando eran más pequeños no tenía la oportunidad de preguntarles, pero tampoco los he mostrado. Ahora se niegan terminantemente y lo respeto. Aun son menores, aunque adolescentes ambos. Tampoco muestro a mi pareja que no es de este medio. Con esas premisas, comparto mucho de mi vida cotidiana con “mi tribu”. Por ejemplo, suelo mostrar lo que deayunamos, o compartir una nota que les dejo a mis hijos, y alguna de ellos con su previa autorización. Puedo relatar nuestras vacaciones y nuestras salidas, pero también nuestras riñas y problemas. En términos de mi especialidad, tengo una rueda de preguntas los viernes donde intento responder las dudas que se despiertan en la crianza. También soy espontánea con los vivos: si hay un tema de actualidad, es probable que lo debatamos.
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