El invierno suele ser sinónimo de días grises, céspedes deslucidos, jardines en reposo, árboles desnudos. Sin embargo, el mundo vegetal nos brinda oportunidades para disfrutar del color; no importan la estación ni la temperatura: solo hay que saber elegir.
Naranja: Aloe arborescens
Tiene hojas grandes y suculentas que crecen en forma de roseta, glaucas, lineares, de hasta 50 cm de largo, con fuertes dientes en sus márgenes. En pleno invierno a latitud pampeana, sobre el centro de las rosetas asoman tallos florales con largas espigas de flores de un color rojo anaranjado, carnosas, que atraen aves e insectos (sobre todo colibríes y abejas). Nada exigente en su cultivo, es una especie ideal para jardines de bajo mantenimiento, xerojardinería y jardines en la costa marítima. Necesita pleno sol. Agradece temperaturas cálidas, pero tolera heladas ligeras; admite suelos pobres, siempre que sean bien drenados; suspender riegos en otoño. No es muy recomendable su cultivo en contenedor por el tamaño que alcanza. Esta especie comparte propiedades medicinales con Aloe vera y es generalmente utilizada para tratar quemaduras y escoriaciones de la piel. Existen otras especies afines al género, A. ciliaris, A. saponaria, A. africana, que también florecen en invierno.
Castaño rojizo: Melianthus major
Originaria de Sudáfrica, es una planta vigorosa y de rápido crecimiento. Forma una mata arbustiva, rizomatosa, de hasta 2,5 metros de altura y desarrollo lateral similar. Tiene follaje muy atractivo, con hojas pinnadas, grandes, compuestas por folíolos profundamente aserrados sobre un raquis alado, de color verde azulado y con olor desagradable. A fines de invierno, produce espigas que se elevan sobre la planta, con un original color castaño rojizo oxidado, y flores que producen abundante néctar y atraen insectos y colibríes. Los frutos albergan semillas negras brillantes. Requiere suelos bien drenados, húmedos y ricos. Ubicar idealmente a pleno sol. Aunque soporta bien la sequía, durante la floración prefiere riegos abundantes. Tolera las heladas de baja intensidad. En invierno es conveniente protegerla del frío y del viento. Admite cultivo en contenedor. Pasada la floración puede decaer su apariencia; conviene practicar una poda para eliminar las varas florales secas y una parte del follaje a fin de que, en otoño, inicie un nuevo rebrote y nueva floración. Se multiplica por esquejes de tallo o por semilla. El follaje y las raíces resultan muy tóxicos si son consumidos.
Rosa: Salvia involucrata
Conocida como coral de invierno, es una especie originaria de México. De crecimiento arbustivo, puede alcanzar más de 2 metros de altura y 2 o 3 de diámetro. Tiene hojas grandes, aromáticas, algo aterciopeladas. Hacia fines del invierno produce grandes inflorescencias con flores de un rosado claro, rodeadas por una bráctea de un rosado purpúreo, muy llamativa. En general, requieren suelos livianos y no toleran encharcamiento; son ligeramente sensibles a las heladas, por lo que pueden necesitar protección durante los meses de invierno si hay probabilidad de que ocurran. Necesitan pleno sol o sombra parcial. En climas calurosos, son sensibles al ataque de arañuela roja. Se multiplican por esquejes cortados fuera del período de floración.
Violeta: Hardenbergia violacea
Nativa de Australia, es una trepadora de crecimiento vigoroso, ideal para cultivar junto a una espaldera, valla o pérgola, a la que se enredará gracias a sus tallos volubles. Puede superar los tres metros de altura. También suele cultivarse como arbusto. Conserva el follaje durante todo el año. A mediados del invierno comienza a florecer profusamente, en racimos axilares compactos, de flores pequeñas, amariposadas, violáceas. La variedad ‘Alba’ posee flores blancas; existen otros cultivares con flores de coleres rosado violáceo, púrpura y azul púrpura. Necesita mucha luz para florecer abundantemente. Prefiere un sustrato neutro o ligeramente ácido, fértil y con buen drenaje. Agradece los riegos regulares y profundos. Debe ser protegida de las heladas fuertes, especialmente las tardías, y del viento. Una poda intensa tras la floración permitirá controlar su expansión. Algunas partes son tóxicas si se ingieren.
Amarillo: Roldana petasitis
Tiene tallos finos y arqueados, con hojas de gran tamaño, con siete o más lóbulos, fragantes, de color verde intenso, suavemente onduladas en sus bordes, con pedúnculos y tallos de coloración rojiza; el envés de las hojas está cubierto de una fina vellosidad grisácea. Las flores aparecen a mediados de invierno y se agrupan en grandes panículas terminales, con flores similares a margaritas, de color amarillo muy intenso. Las flores son seguidas por numerosas semillas blancas esponjosas que se dispersan por el viento.Admite sol o media sombra y necesita riego moderado. Soporta suelos salinos y la brisa marina, por lo que es ideal para jardines costeros. Tiene baja tolerancia a las heladas. Agradece una poda liviana para lograr un porte más compacto. Su porte da un toque tropical al jardín. Se multiplica por esquejes de tallo y por semilla.
Kerria japonica
Las hojas son alternas y caducas, de borde aserrado. Florece profusamente hacia fines del invierno, con flores de un intenso amarillo oro. ‘Pleniflora’ es la variedad más difundida en jardines, con flores dobles, redondeadas, semejantes a pompones. Suele tener otra floración en verano. Requiere suelos medianos, bien drenados; no tolera los suelos pesados o arcillosos. Agradece posición a media sombra, ya que el sol pleno blanquea las flores. Florece en los tallos del año anterior, por lo cual se debe podar en primavera después de la floración. Ideal para jardines pequeños, con poca luz.
Blanco: Spiraea thunbergii
De la familia de las Rosáceas y nativo de China y Japón, es un arbusto denso, abierto, con ramas erectas que se arquean hacia afuera. El follaje se vuelve amarillo ocre en otoño, con interesantes tonos de naranja y bronce. Las hojas son estrechas, con bordes escasamente dentados. A fines del invierno, produce una abundante floración en racimos compactos, con diminutas florcitas blancas. Se cultiva en suelos livianos, de humedad media pero bien drenados. Necesita una ubicación a pleno sol, aunque tolera sombra ligera. Puede podarse inmediatamente después de la floración para mantener la forma, si fuera necesario. Su tamaño la vuelve muy adecuada para jardines pequeños, para macetas y luce más interesante plantada en grupos.
Texto: Ing. Agr. Gabriela Benito
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