Apolo 11, la cueva africana que conserva obras de arte de 30.000 años
El refugio excavado naturalmente en la montaña se encuentra en Namibia; los arqueólogos hallaron piezas pictóricas que son las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad
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A pesar de su nombre, la cueva Apolo11, ubicada en Namibia, en el sudoeste de África, no tiene nada que ver con una excursión espacial. Pero sí se relaciona con un alucinante viaje al pasado, a la edad de piedra de la humanidad. Es que, dentro de este refugio natural, ubicado en un imponente cañón africano, los arqueólogos han descubierto las piezas de arte figurativo más antiguas de ese continente.
Además de estas obras artísticas, de más de 30.000 años de antigüedad, en la cueva Apolo 11, en sucesivas excavaciones, se descubrieron otras pinturas y algunos objetos prehistóricos que dan cuenta de la la presencia humana de hace unos 100.000 años.
Si bien la cueva africana no se parece en nada a una nave espacial, su nombre sí hace referencia al módulo que llevó a la Luna por primera vez a los astronautas estadounidenses Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin. Esto es porque el doctor e historiador alemán Wolfang Erich Wendt se encontraba trabajando en la excavación de Namibia cuando, en julio de 1969, los tres viajeros del espacio regresaron sanos y salvos a la tierra tras su exploración a nuestro satélite natural.
En honor a ellos, y al éxito de su misión, Wendt le puso el nombre de la nave a la cueva. En esos tiempos fue que, el equipo de arqueólogos comandados por el alemán, dio con las obras de arte más antiguas de África, una de las primeras muestras de creatividad que realizaron los ancestros de la humanidad.
Apolo 11, la cueva, se encuentra en un desfiladero ubicado a unos 20 metros por encima de lo que es el lecho seco de un río. Tiene una boca ancha de unos 28 metros y unos 11 metros de profundidad. Como la piedra que cubre la parte superior baja a medida que la cueva toma profundidad, solo es posible permanecer de pie en la parte del acceso al lugar.
Hallazgos en la cueva Apolo 11
La ancha boca y la declinación del “techo” de la cueva la convertía en un refugio ideal, donde se podía encontrar calor y protección y además, era posible contar con un punto de vista panorámico para divisar los peligros que podrían acechar a sus ocupantes.
De acuerdo a lo que consigna el medio Ancient-Origins, este resguardo entallado en la piedra de la montaña fue habitado por primera vez hace unos 30.000 años, es decir, durante el período mesolítico o de edad de piedra media.
Fue en ese mismo sitio, donde miles de años después, los exploradores bajo el comando de Wendt hallaron siete losas de piedra cuarcita marrón grisácea, que se encontraban pintadas por los primeros artistas de la humanidad.
La imagen más antigua se encuentra partida en dos, y representa un animal de aspecto felino, con dos finos cuernos y una finas piernas de apariencia humana. La mezcla de fisonomías puede representar un animal sobrenatural que da cuenta de que existía entonces entre los hombres de la edad de piedra un complejo sistema de creencias.
Otros animales se encuentran representados en las restantes seis losas halladas en la cueva. Están pintados en carbón, ocre y blanco. Los especialistas interpretaron sus formas ambiguas como una cebra, una jirafa o un avestruz, de acuerdo a lo que consigna el medio catalán La Vanguardia.
Más allá de las discusiones que hay en torno a las imágenes que aparecen en estos trozos de piedra, lo cierto es que estas representaciones son las muestras de arte rupestre más antiguas del continente africano. Se calcula que datan de unos 27.000 años antes de nuestra era.
Además, en el interior de la cueva se encontraron algunas pinturas blancas y rojas en forma de patrones geométricos, algo que parece ser un antílope y varias abejas. Y en las siguientes excavaciones se hallaron capas de vestigios culturales más antiguos.
De este modo, Apolo 11 contenía en su interior restos que desvelaron decenas de miles de años de ocupación humana. Por caso, hay registros de que los pigmentos como los hallados en el interior de la cueva, realizados con ocre, yema de huevo de avestruz y otros productos naturales, fueron utilizados por primera vez por el ser humano hace unos 100.000 años.
Las sucesivas exploraciones de la Apolo 11 dieron con cuchillas, raspadores y otras herramientas punzantes de piedra que, según los arqueólogos, venían de tierras lejanas. Lo que sugiere esto es que los hombres de entonces se trasladaban de un lugar a otro. Lo mismo podría pasar con las losas pintadas, ya que tienen un tamaño que cabe dentro de una mano.
La leyenda del cañón de Fish
Si bien se desconoce quiénes fueron los primeros habitantes de esta cueva, las especulaciones señalan que pueden haber sido los ancestros de los originarios khoisan o los san, a los que comúnmente se los conoce como bosquimanos. Más tarde, la zona fue habitada por los pueblos Nama, cuyo nombre da la nomenclatura al país -Namibia-, que vivieron en el área durante milenos.
La cueva Apolo 11 se encuentra en una parte recóndita del majestuoso cañón del río Fish, que está situado en la parte de Namibia ubicada en el parque transfronterizo de Richtersveld, que también forma parte de Sudáfrica. Este, el de Fish, es el mayor cañón del continente, y el segundo más grande del mundo, luego del famoso cañón del Colorado, en los Estados Unidos.
La formación de este enorme cañón, según una antigua leyenda de los nama, tiene que ver con una enorme serpeinte que asolaba la tierra hace miles y miles de años. El reptil era una amenaza letal para los pobladores, ya que diezmaba el ganado de los pastores y los dejaba sin alimentos. Luego de sufrir por muchos años, los guerreros de la región decidieron unirse para ultimar al acosador ofidio. Tomaron lanzas, antorchas, flechas, piedras y fueron a buscarlo, hasta que lo acorralaron.
La lucha fue terriblemente cruda y el animal, luego de ser derrotado, se retorció con tanta fuerza y estridencia que labró con su estirado cuerpo los surcos enormes del cañón.
La leyenda es muy bella y dota aún de mayor misterio a la zona, pero en verdad, el origen del cañón del Fish se remonta a unos 1200 millones de años, cuando las rocas se fueron formando a partir de sedimentos proporcionados por un mar poco profundo. La erosión y los movimientos de las placas fueron dando forma al lugar a través del paso de los siglos.
Mientras arqueólogos e investigadores continúan sus trabajos en la cueva Apolo 11 en busca de nuevos objetos de tiempos prehistóricos, los que quieran llegar a esa zona deben saber que se encuentra a unos 260 kilómetros de la ciudad de Keetmanshoop, en el sudoeste de Namibia, y que se ofrecen visitas guiadas para conocer la cueva.
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