Una arquitecta encaró la remodelación de su hogar, un departamento eclecticista de principios de siglo XX que encontró una elegante fusión con el presente sin perder su estirpe.
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Un día, Amy Martelli, socia fundadora de Estudio Trama y su marido se toparon con un cartel de venta en este edificio de líneas afrancesadas e italianizantes que siempre había llamado su atención. Su autor, Arturo Prins, también construyó la catedral neogótica que hoy es sede de la Facultad de Ingeniería de la UBA, sobre avenida Las Heras. El misterio y gloria de ese edificio inacabado y las leyendas urbanas en torno a su autor le agregaban un no sé qué a la fachada, y cuando entraron a verlo por primera vez, no dudaron un instante.
El departamento era oscuro y compartimentado, pero tenía una terraza generosa y la ventana del dormitorio principal ofrecía vistas privilegiadas a una araucaria plantada por una vecina hacía 40 años. La imagen les hizo pensar inmediatamente en una cabaña en el Sur. Entonces entendieron que habían encontrado el lugar donde echar raíces: un jardín en el que vivir.
"Adaptar un departamento antiguo a los usos y costumbres de hoy implicó tiempo de obra y tirar abajo varias paredes, per el mayor desafío de esta remodelación fue ser arquitecta y cliente a la vez."
Arq. Amy Martelli, dueña de casa y socia del Estudio Trama
La escalera a la terraza era angosta, empinada y de acceso privado. Su traslado al área de recepción implicó cortar la losa y rellenar el agujero en el viejo sector.
De líneas simples, la arquitectura clásica del departamento gana personalidad con el juego de contrastes que ofrecen los muebles de diseño contemporáneo. Para dar luz a los dos ambientes ahora unificados, se pintó todo de blanco y se agregó una claraboya que trae el sol de la terraza.
“La biblioteca pasó por tres casas: fue roja, después negra y ahora blanca. Somos muy lectores y además de ser una necesidad práctica para guardar libros, le da calidez al espacio y hasta funciona acústicamente”.
Cocina a nuevo, pero con sus colores originales
En el diseño iba incluyendo los muebles que teníamos. La idea fue crear un espacio capaz de destacar nuestras cosas, como la lámpara de bronce, que contrasta con el color de los muebles de la cocina
La cocina retomó el color de los muebles originales, pero con un diseño más puro y contemporáneo.
“Fue necesario desplazar la cocina, sacándola del sector de servicio, porque hoy son los dueños de casa quienes cocinan cuando invitan, y no por eso quieren quedar afuera de la reunión”.
Al área privada
El viejo pasillo era un laberinto oscuro con puertas a todas las habitaciones de la casa. Tras haber unificado ambientes y pintado marcos y aberturas de blanco, se hizo la luz.
Para los dos baños se optó por un diseño actual, pero se mantuvieron la paleta de colores y la simpleza de líneas originales.
Ya que a la pared había que hacerle una corrección por falsa escuadra, se aprovechó para generar un escalón para apoyar cuadros.
Planos detallados
Estrella absoluta: de terraza sin uso a oasis urbano
Mientras la diaria familiar sucede abajo; arriba, interior y exterior se integran fácilmente a través de las puertas-ventana. Las copas de los plátanos ofrecen privacidad y profundizan la sensación de estar más en un jardín que en una terraza céntrica.
La terraza estaba completamente abandonada, y se reimaginó para crear un oasis urbano donde disfrutar de reuniones al sol. Sobre el césped se ve la tapa de la claraboya que lleva sol al living.
Además de huerta y parrilla, ahí se ubicó el playroom/escritorio.
El piso de porcelanato blanco y gris se cortó siguiendo un patrón asimétrico que inventó la socia de Amy, Andrea Real, para cortar con el pasto y la disposición cuadrada de la terraza.
“Nos divertía generar sorpresa en la transición del departamento antiguo a esta especie de cabaña de playa, mucho más relajada, que maneja un lenguaje más moderno, sin zócalos y con materiales como el metal corrugado”
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