Antes le tenía miedo a las arañas, hoy las colecciona y vive con más de 400, incluidas unas tarántulas venenosas
Una joven decidió superar su temor y ahora muestra su colección a pesar de traerle problemas con sus seres queridos
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Bethany Staples tiene 28 años, vive en Wiltshire, Inglaterra y tomó la drástica decisión de vencer su miedo a las arañas coleccionándolas. Ahora convive con más de 400, en las que se encuentran tarántulas extremadamente venenosas, como la tarántula negra de Tailandia y la tarántula de pelo rosa.
“La mayoría de la gente no entra. Se han apoderado de una habitación entera. Son como Pokemones, quiero atraparlos a todos. Es un pasatiempo y un nicho bastante adictivo, porque hay muchos tipos diferentes”, aseguró la joven. Actualmente tiene 150 adultos y 250 bebés. Ahora cría criaturas de ocho patas y dice que su pasatiempo no solo le ha curado el miedo, sino que también le ha dado “tiempo de inactividad” en su trabajo en seguridad privada.
“Cuando me mudé a mi propia casa por primera vez quería una mascota de bajo mantenimiento. Sin embargo, no pensé que serían arañas, porque solía tenerles miedo. Una semana antes de tener mi primera tarántula, había una araña en mi baño y tuve que pedirle a un amigo que la sacara”, recordó con humor Bethany.
“Hay 100.000 tipos diferentes de tarántula. Algunas tienen un veneno más fuerte que otras, pero ninguna tarántula tiene un veneno lo suficientemente fuerte como para matar a un humano”, aseguró. Estos arácnidos se alimentan con una dieta de gusanos y cucarachas una vez por semana. “Todo el proceso me lleva unas pocas horas. No podría tener tantos si no fueran de bajo mantenimiento y fáciles de cuidar”, concluyó.
Esto nos pone a pensar por qué los seres humanos le tenemos un miedo irracional en la mayoría de los casos a estos arácnidos. Según un estudio publicado por la BBC, asegura que la razón más obvia por la que consideramos justo aplastar a las arañas es nuestro miedo patológico a las cosas con ocho patas.
Los bebés humanos de tan solo cinco meses tienden a sentirse más amenazados por las imágenes de arañas que por las de otros organismos, lo que sugiere que nuestra aversión hacia ellas es en parte innata. Se cree que esta cautela natural está agravada por factores culturales, como tener padres que las describen como atemorizantes a medida que crecemos. Es probable que las noticias alarmistas y otras representaciones añadan un pánico adicional.
Lockwood, profesor de ciencias naturales y humanidades en la Universidad de Wyoming, en Estados Unidos, explica que es probable que este sea un factor importante en nuestra aversión a las arañas: su capacidad para desafiar nuestro control. “Creemos que estamos a cargo de nuestro mundo, pero las arañas y los insectos siguen llegando”, dice. “Siguen saliendo de debajo de las tablas del suelo, y así tenemos la sensación de que no tenemos todo bajo control”.
“Creo que la gente asume que algunas formas de vida valen más que otras... pero no piensan en ello. No se hacen esas preguntas”, dice Geraldine Wright, profesora de entomología en la Universidad de Oxford. Ella señala que nuestro desprecio por las arañas es en parte una peculiaridad occidental, ya que algunas culturas y religiones, como el budismo, han sostenido la opinión de que todos los seres vivos son preciosos durante milenios.
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