Tenía un par de proyectos en Estados Unidos y también en Argentina, pero por la pandemia todo quedó suspendido hasta nuevo aviso. En diciembre pasado, después de terminar su participación en Argentina, tierra de amor y venganza y filmar una película producida por Netflix, Anita Pauls (32) se subió a un avión y partió a Los Ángeles, una de sus ciudades favoritas del mundo donde se está abriendo camino como actriz. Desde allí, la hija de Mirta Busnelli y Axel Pauls charló con¡HOLA!.
–¿Extrañás Buenos Aires?
–Si te digo que no extraño nada, quedo como la mala de la película. [Se ríe]. Pero a la vez me salió un sarpullido en la piel y una médica que consulté me dijo que, entre otras cosas, podía ser por estrés y por estar lejos de mis afectos. Yo no extraño, pero mi cuerpo me dice otra cosa.
–¿Hablás seguido con tu mamá estando en Los Ángeles?
–Sí, hay semanas que hablamos todos los días… Con mis hermanos Gastón y Nico y mis amigas, muchos mensajes de WhatsApp. El otro día, hice un Tik Tok con Muna, la hija de Gastón y Agustina (Cherri) o hacemos videollamada, pero reuniones por Zoom, no me van mucho.
–¿En qué momento supiste que querías ser actriz?
–Durante mucho tiempo lo negué porque lo veía como un cliché: madre actriz, hermanos actores… En realidad, cuando terminé el colegio, estaba estudiando con Julio Chávez y nos juntamos con unos compañeros a hacer una obra de teatro. Una cosa llevó a la otra y seguí actuando, pero no estoy casada con la actuación. Hay tantas cosas que me interesan: escribir, hacer fotos, filmar, la naturaleza, los animales. Me imagino trabajando en un santuario de animales.
–Mirta Busnelli, una tremenda actriz, ¿es un peso para vos?
–No lo vivo así porque siempre sentí que somos muy diferentes y además muy compañeras en la profesión. Nos ayudamos mucho mutuamente. Inclusive tampoco me pasó con mis hermanos. Nunca sentí que eran una compentencia o que tenía que tener el mismo éxito que ellos. Porque además, ¿qué es tener éxito? Yo lo he visto a Gaston, siendo un número 1 de la televisión, muy exitoso, tomando cocaína sin parar y viviendo sus peores momentos personales. Entonces para mí el éxito no está relacionado con la actuación y tampoco es índice de felicidad.
–¿Qué admirás de tu madre?
–Su humor, su sensibilidad, su talento, su poder de escucha y cómo avanza en la vida a pesar de todo. Y cuando estuvo enferma [tuvo cáncer de útero], cómo llevó la enfermedad y cómo se recuperó. También tenemos una relación muy intensa porque soy su única hija.
–En tus redes sociales, mezclás mucho el humor y la sensualidad y también te mostrás muy sexy. ¿Siempre te llevaste bien con tu cuerpo?
–Antes mi cuerpo me daba verguenza o pudor. Entonces me tapaba. Después de tomar ayahuasca, me amigué mucho más con mi energía femenina y con la sensualidad en general. Yo creo que en ese sentido me ayudó muchísimo porque fue un gran viaje. Y también los años años nos hacen aceptarnos más. Mi escencia es no ocultar o callarme cosas pensando si al otro le va a molestar. Es absurdo.
–¿Cómo llegaste a la ayahuasca?
–A través de mi hermano Nico. Siempre tuve curiosidad y cuando cumplí 25, me dije: "Este el regalo que me quiero hacer y Nico me acompañó". El ritual de la ayahuasca es fuerte y claramente no es recreativo. A mí me dio mucho aprendizaje. Tuve años en los que hice el ritual cada 2 meses. Yo lo vivo como un reseteo que me ordena las prioridades. Es algo muy personal, pero lo siento así.
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